lunes, marzo 31, 2008
Será el cansancio
...o el sueño obligado con pastillas naturales, tan escaso y poco profundo, pero ando con el ánimo por los suelos. Me pesan los pies, me pesan las ganas. Odio estar así. Ya volveré, con la sonrisa habitual. Roñosa primavera. Odio que me roben una hora. Basta de cielos grises, que quiero dejar de ser un conejito triste de Luke Chueh.
sábado, marzo 29, 2008
Estaciones de paso, Almudena Grandes
288 páginas
Lo que digo yo:
El libro está compuesto por cinco relatos: Demostración de la existencia de Dios, Tabaco y negro, El capitán de la fila india, Receta de verano, y Mozart, y Brahms, y Corelli. Ahora que los listé me queda muy claro cuáles funcionan y cuáles van renquitos.
El primero es divertido, pero me dio la impresión de ser un buen arranque que se quedó en eso nada más. Es como haber leído un argumento de una historia genial, pero en la que no te dan los detalles. A lo mejor esa era justamente la idea de la autora, que todo eso adicional fuera trabajo del lector.
Tabaco y Negro me resultó fácil de leer, bueno, como todos… es un libro que va, fluido y sin problemas. Lo que pasa es que la tauromaquia y yo no somos muy amigas y este va un poco de eso. También habla de relaciones humanas, de personas, de sueños… pero parte de una base que a mí ya no me atrae.
El tercero está bien. No tengo mucho más qué decir porque es del que menos me acuerdo.
Receta de verano es genial. Una chica que crece, una madre que sale de su capullo, un papá vegetal. Una receta de pudin de atún que va en crescendo y que se transforma con la protagonista. Es hermoso.
El último es divertido. También surge de un tema que podría no ser políticamente correcto… una panda de muchachillos que se van a Casa de Campo a ver prostitutas, sobre todo una colombiana llamada Fernanda que los trae de la nariz. Y su hermana, gorda y fea como el protagonista de la historia. Este me gustó por el detalle con que me parece que humaniza a todos los personajes. Al menos yo les vi, con lujo de detalles, podría decir hasta qué voz tienen y cómo caminan.
Está bien… sobre todo me dio muchas ganas de seguir leyendo a Almudena Grandes, ya veremos qué me deparan otros libros suyos más extensos.
Lo que dice la contraportada:
Tal vez las verdaderas experiencias emocionales, las que nunca se olvidan, sean las que se producen en la adolescencia, ese territorio quebradizo en el que uno se asoma por primera vez a la vida adulta. Estaciones de paso recoge cinco historias de adolescentes abocados a vivir circunstancias que les sobrepasan, pero que, sin sospecharlo, acabarán forjándoles como adultos. Son historias de determinación y coraje, de conflicto con el entorno familiar, pero también de amor, de educación sentimental y de formación de la conciencia.
Como el muchacho de «Demostración de la existencia de Dios», que mediante el relato ingenuo de un partido de fútbol narra su tragedia. O la joven que en «Tabaco y negro» se siente heredera de un don y de un oficio legendarios. O Carlos, que evoca en «El capitán de la fila india» las vacaciones que vieron nacer su compromiso político. O Maite, que en «Receta de verano» cocina su confusión interior mientras cuida de un padre inválido. O Tomás, que en «Mozart, y Brahms, y Corelli» consigue seducir a una mujer tan bella que era pura música.
En Estaciones de paso, Almudena Grandes ofrece una galería inolvidable de jóvenes, aturdidos y desorientados, pero empeñados en salir adelante, magistralmente retratados aquí a partir de pretextos tan dispares como el fútbol, los toros, la política, la cocina o la música...
viernes, marzo 28, 2008
Necesito dormir... soy un ogro andante!
Lo peor es que soy de ocho. Sí, de ocho horas, menos de eso ya vamos mal. Menos de seis no entro en la categoría de ser humano. Menos de cuatro ¡aléjense de mí!
En Semana Santa dormí lo mío, pero bastó que se aproximara la semana de rutina para empezar otra vez con el rollo.
Doy vueltas, me estorba todo, tengo calor, quiero hacer pipí, me pica la cara, tengo frío, la almohada se me escurre, sueño mucho, la almohada se me apelota, ay qué frío, no tengo sueño, quiero leer, me duele la cabeza, oigo ronquidos, tapones nuevos, tengo calor, me comería una vaca entera, doy vueltas, mejor me levanto… no, que me despierto más, pateo al pobre prójimo de al lado, le quito la manta, me pica la espalda, quiero hacer pipí otra vez, medio me duermo, ahora ronco yo, me despierto con mis ronquidos, ¡pero si yo nunca ronco!, ay qué cansancio, doy más vueltas, maldita almohada y me duele el cuello.
Me ha dado por despertarme a las 5 am- 6.
Una madrugada quiero hacer pipí.
Otra tengo ataque de tos.
Otra tengo sed.
Otra tengo una seguida de estornudos.
Otra me da un pequeño rayito de sol en la cara. Primavera.
Aghhhhhhh… que quiero dormirrrrrrrrrrrrr.
lunes, marzo 24, 2008
Hasta que te encuentre, John Irving
Lo que digo yo:
Hay autores de los que no debería ni hablar, porque sé que tengo una predisposición a amarlos. Como la Nothomb, como John Irving, como Saramago. Me cuesta ser objetiva, les perdono muchas cosas. Pero aceptado el defecto, se trata de disfrutarlos.
Creo que es el libro más largo que me he leído en la vida. Bueno, El Quijote es probable que sea más largo, pero ese lo leí por obligación y no por gusto.
En fin. Esta vez, en Hasta que te encuentre, Irving divide la historia en tres partes, que son tres momentos de la vida del protagonista, Jack Burns. La magia está en varios juegos que hace. El primero es ponerte la historia desde la perspectiva del niño. Luego te cuenta, un poco más “objetivamente” lo que sigue cronológicamente, para luego mezclar el presente con una visita a aquello que el personaje ya pasó en la primera parte.
Aparte de lo usual, que es que construye personajes con un toque bizarro, me gusta que siempre les da el beneficio de la duda. Te lleva con ellos a padecer lo que padecen, a sufrir lo que otros los hacen sufrir, pero al final –un poco como los propios personajes- les das el beneficio de la duda.
Irving se toma licencias que a mí me encantan… por ejemplo, en este libro mezcla realidad y ficción, te habla de Meryl Streep y de Tom Cruise como si fueran colegas de uno de los personajes y te lo crees, aunque toda esa parte me dio mucha risa, simplemente me pareció genial el guiño a eso que él se inventa mezclado con el imaginario colectivo alrededor de personajes mediáticos.
Todo esto mezclado a una forma de escribir que te lleva, con buen ritmo, entre los entresijos de la trama.
Hay quienes critican la repetición de temas y perversiones, pero si es cierto –como leí en algún sitio –que los autores escriben una sola novela toda su vida, Irving es un maestro en darle vueltas de tuerca a los mismos temas. Tanto que no te queda la sensación de estar leyendo lo mismo.
Tardé siglos en terminar, de hecho los libros largos me joden un poco porque no los puedo llevar en el metro (pesan mucho, y ya tengo con cuadernos y libros académicos), pero sus poco más de 1000 páginas valen la pena. Eso sí, hay que ser un poco Irvingiano, de otra forma entiendo que agobia un poco.
El fallo, me temo, es la traducción. Hay frases que es evidente que no están bien, cuestión que se corrobora cuando los traductores ponen letras de canciones en inglés y luego en castellano. Construcciones como “everybody must get stoned” (todos deberían colocarse-drogarse) son traducidas como “todos deberían ser apedreados. Ein? Así, me quedo con la duda de cuánto de Irving habré leído y cuánto se lo inventó quien tradujo. La ventaja es que venceré mi pereza y –fuera de lo que ya tengo en casa en castellano –leeré a Irving en versión original.
Lo mejor… te quedas con la pregunta ¿qué es la memoria? ¿cuánto de construcción personal hay en todo lo que recordamos? Y una que jamás llegaré a saber… ¿es verdad que la gente que se tatúa todo el cuerpo siente más frío que los demás?
Lo que dice la contraportada: Hasta que te encuentre, la undécima novela de John Irving, narra la historia del actor Jack Burns. Su madre, Alice, es una tatuadora de Toronto. Su padre, William Burns, un joven organista de Edimburgo adicto a los tatuajes. En 1969, con sólo cuatro años, Jack Burns acompaña a su madre en un viaje por los diferentes puertos del mar del Norte y del Báltico a la búsqueda del padre de Jack, que abandonó a Alice tras dejarla embarazada. Recorren sin resultado los ambientes más sórdidos de Copenhague, Amsterdam, Oslo, Helsinki y Estocolmo, y tienen que regresar a Canadá. Jack comienza allí su educación en un colegio donde es el único niño y donde se iniciará sexualmente con una chica mucho mayor que él; esta experiencia, y las que vivirá en diferentes internados de Nueva Inglaterra, conformarán de manera indeleble su carácter. Cuando convertido en actor, celebre la obtención de un Oscar en el año 2000, partirá de nuevo hacia Europa, esta vez solo, atraído por el inquietante misterio de su desconocido padre.
De marcados tintes autobiográficos, Hasta que te encuentre desarrolla con brillantez temas y situaciones que han atraído desde siempre a Irving, y que ahora aborda en toda su complejidad: la orfandad, la búsqueda del padre y la influencia del paso del tiempo en los personajes.
domingo, marzo 23, 2008
Ay, qué pedante...
"Si nos centramos en la literatura, sólo leo a escritores muertos. En serio. Me parece muy poco económico dedicar esfuerzos a descubrir a los autores jóvenes que puedan merecer la pena. Creo que el tiempo es el único juez que da valor a las cosas en la literatura. El hecho de que Dickens haya perdurado me da bastante certidumbre de que merece la pena dedicar un tiempo a leerlo. Y eso no me pasa con ningún escritor de 25 años. Bueno, ni con los de mi edad. No leo a la gente de mi generación".
Mi pregunta es... si ese es el razonamiento de un escritor famoso, ahora, cuando aún está vivo ¿cómo cree que lo ha logrado? ¿Será que los incautos lectores creemos que está muerto? ¿Y su editor... también piensa que los escritores jóvenes son pases a perder el tiempo? ¿es que él nunca fue un escritorcito de 25 años?
Yo entiendo lo que plantea, pero también es cierto que Dickens era un escritor "comercial" en su época. La calidad nadie la pone en duda, pero de no haber sido por algún baboso que apostó por él, nos habríamos quedado sin sus letras. Además, así como hay grandes libros que pasan la prueba del tiempo, hay pequeños genios que jamás salen de la sombra. Y eso no los hace menos geniales.
En fin. Que cuando me gane un premio importante y me lo encuentre en la recepción posterior, prometo que le saco la lengua. Por pedante.
ps. el de la foto es el pedante, pero no sé quién es el autor porque estaba en google images sin autoría.
miércoles, marzo 19, 2008
El sabotaje amoroso de Amélie Nothomb
Como todas los demás, es una novela corta que se lee casi de un tirón. No hay arrepentimientos, las páginas me han confirmado mi amor por esta novelista y sus mundos, siempre bizarros y ricos en imágenes.
La mejor cita:
“El error es como el alcohol: uno enseguida se da cuenta de que ha ido demasiado lejos, pero en lugar de tener la sensatez de detenerse para limitar las secuelas, una especie de rabia cuyo origen es ajeno a la ebriedad le obliga a continuar. Ese furor, por raro que pueda parecer, podría llamarse orgullo: orgullo de clamar que, pese a todo, hacíamos bien en beber y teníamos razón al equivocarnos. Persistir en el error o en el alcohol adquiere entonces categoría de argumento, de desafío a la lógica: si me obstino, significa que tengo razón, piensen lo que piensen los demás. Y me obstinaré hasta que los elementos me den la razón: me volveré alcohólico, tomaré partido a favor de mi error, esperando a desplomarme bajo la mesa o a que se burlen de mí, con la vaga y agresiva esperanza de convertirme en el hazmerreír del mundo entero, convencido de que al cabo de diez años, de diez siglos, el tiempo, la Historia o la Leyenda acabarán dándome la razón, lo cual, por otra parte, ya no tendrá ningún sentido, ya que el tiempo lo relativiza todo, ya que cada error y cada vicio vivirá su edad de oro, porque equivocarse o no es siempre una cuestión de época”.
Como dice un amigo ¡bendita editorial Anagrama!
Lo que dice la contraportada:
Presentamos ahora la segunda novela de Amélie Nothomb, y una de las mejores. Si en Metafísica de los tubos exploraba su singular autobiografía hasta los tres años en Japón, en El sabotaje amoroso recoge las conmovedoras vivencias de su infancia posterior en China. En el gueto de los diplomáticos, en Pekín, la narradora, que entonces tenía siete años, se enamora de una bellísima niña italiana, Elena, quien le enseñará todos los padecimientos del amor. En la senda de Lolita y de Ada o el ardor, transita aquí la mejor narrativa joven de la actualidad.
martes, marzo 18, 2008
Delicioso suicidio en grupo, de Arto Paasilinna
Un libro divertido, correcto, entretenido. De los que te dejan buen sabor de boca aunque no repetirías la ración. Creo que su gran acierto es que habla con mucho humor de un tema más bien escabroso. Su error, para mí, es que es bastante previsible el final… no digo más para no arruinar posibles lecturas.
En resumen podría haber esperado a que saliera en edición de bolsillo, pero leerlo no resultó traumático (como sí lo fue Doris Lessing, no pude con su novela, la dejé a medio camino).
Lo que dice la contraportada:
Miles de finlandeses se lanzan cada año por un precipicio o inhalan dióxido de carbono del tubo de escape. Precisamente el día de San Juan, la fiesta de principios del verano, Onni Rellonen, un empresario en crisis, decide poner fin a su vida. Pero apenas ha encontrado un granero apartado, unos ruidos lo detienen. Onni salva a otro visitante del granero, el coronel Kemppainen, un viudo que había decidido matarse ese mismo día. Ambos renuncian al común propósito y empiezan a charlar sobre los motivos que les impulsaban. Toman una sauna, beben coñac y empiezan a tutearse, hasta que se rinden ante la evidencia: existe un gran número de candidatos al suicidio. Nace así una larga amistad y la idea de fundar una asociación de «aspirantes a suicida». Así, treinta y tres compañeros deciden partir, en un flamante autocar, en busca de un suicidio colectivo digno: cruzarán Europa hasta encontrar el mejor acantilado desde el que lanzarse deliciosamente al vacío.
Varios...
...
Ayer en el metro una señora, cargando un par de bolsas, llegó aparentemente un poco tarde. Su marido le dijo, a gritos “apúrate, imbécil, que si pierdo el tren por tu culpa te vas a enterar, ya verás”. Yo me quedé con la duda… ¿qué le hace su marido cuando ella no es infalible? El hijo de los dos miró la escena, sin decir nada. Y yo me pregunto qué es lo que ve el enano, cuando no es en público la recriminación.
Mi vecino adora gritarle a su pareja. Le acaba de decir "me das asco, zorra, follas conmigo por el dinero", tiró la puerta de su piso, bajó corriendo las escaleras y tiró la puerta del portal. Oigo a la chica o llorando o vomitando, no estoy segura. Estas cosas me dan escalofríos... es la segunda vez que hacen el numerito desde el sábado o el domingo. Luego se les oye reconciliándose, hasta la próxima vez que discuten. ¿Y si un día se les va la mano?...
Yo nací años más tarde de lo debido… eso o estuve en esta época de ahí arriba, morí joven de algo bien trágico como una sobredosis de helado y volví. ¡Qué grande era Chuck Berry!*
*ya sé que sigue vivo, pero lo vi en un concierto reciente y realmente se le notan sus ochenta y tantos... sigue siendo grande, pero un poquitititito menos
sábado, marzo 15, 2008
La Mandrágora, Nicolás Maquiavelo
Lo que digo yo: Es un libro ligerito en la forma, aunque el autor apunta a algunos temas inquietantes... realmente lo mejor del texto es que no deja títere con cabeza: desde los curas hasta los amos, pasando por los criados y cuantos se pongan por delante son objeto de crítica.
Es de lectura bastante rápida y fácil, divierte.
miércoles, marzo 12, 2008
Tú me hiciste brujería…
¿EN SERIOOOO?
Pues sí, tenía toda la pinta. Pensé en sacarle una foto, pero no llevaba la cámara. Cuando llego al metro me doy cuenta de que no llevo la cartera, me devuelvo a casa. Cojo la cámara.
8:45 Algún alma despiadada destruyó aquel monumento a la brujería. Quedó lo que está abajo en la foto, que además es de mala calidad porque había un chico al lado mirándome mientras sacaba la cámara.
Y yo no quería que se pensaran que aquello era obra de mi mano.
Que seré muchas cosas, pero bruja de los que hacen amarres, hechizos y afines… ¡eso no!
martes, marzo 11, 2008
Intercambio
El mío es la bomba. Ya sólo como venía envuelto fue de morirse del gusto.
Además, como se ve en la foto, mi amiga CAPERUCITA DE COLORES se lució. Me envió bastante más de lo señalado, fue tan bonito abrir el paquete y ver todo.
Hilos de muchos colores, fieltros de muchos colores (a juego con los hilos, jiji) cuatro agujas para tejer, una cajita con borradores en forma de oveja, el estuche con cositas de Snoopy, una paleta, unos pendientes y un broche de fieltro ¡¡¡hermosoooo!!!
Lo mejor es que llevaba una blusa del color exacto de los pendientes que me envió, que además son preciosos.
A mí me tocó darle a JOANNA, aunque no tuve la astucia de hacerle fotos. A lo mejor las cuelga ella en estos días.
Qué bonitoooo que bonitoooo.
lunes, marzo 03, 2008
Quid pro quo, Clarice...
Por otro lado creo en la solidaridad. Podría parecer contrario, pero no lo es. Si yo sé que soy susceptible de necesitar ayuda, egoístamente la doy. Por si acaso, por si un día saco la mano y quiero que haya otra mano extendida que me sujete. Soy solidaria porque en mi mundo ideal la gente que tengo cerca lo será conmigo si lo necesito.
No hablo de causas sociales, eso es diferente. Hablo del día a día, del tú a tú.
Hoy me pasó una tontería, pero fue bastante reveladora. Le pedí ayuda a una persona que quiero. Esta persona sabe que es bastante importante lo que le pedí. Su respuesta fue no. Tiene derecho, es su derecho al egoísmo… pero para mí, aunque sea muy ojo por ojo, eso la pone en riesgo. Si algún día necesita ayuda a lo mejor se la dé, pero me acordaré de que extendí la mano buscando la suya y no estaba. Y si darle ayuda me cuesta un esfuerzo, lo más probable es que acabe por decirle que no.
Ya sé que suena horrible, pero así funciona.
Es como el amigo que siempre llamas, del que siempre te preocupas, por el que siempre estás. Si no es recíproco te acabas cansando, sobre todo si sus motivos para pasar de todo son, más bien, débiles. Si fuera cierto que no esperamos relaciones recíprocas jamás acabaríamos con relaciones personales de ningún tipo.
Sobre todo me molestó su actitud por las razones para no ayudarme. Básicamente un “no me apetece”, sin acritud, pero enfocado en sus deseos actuales, sin proyección de futuro.
Por otro lado, una persona que no ayuda no tiene autoridad moral para pedir ayuda. Ella no da la mano, pero pide que se la den.
Ya sé que es muy bonito decir que hay que dar sin esperar nada a cambio, pero creo que es mentira. Amamos a alguien esperando que nos ame. No porque eso determine el amor, si no porque también somos un ser humano con esa misma necesidad. Si un día me prestas X cantidad de euros, yo parto de que otro día –si puedo y los necesitas –seré yo quien te los preste.
Pensar en uno, sí, pero conjugarlo con el otro. Porque hay pocas cosas tan tristes como extender la mano, buscando la otra, y encontrarse con el aire frío. Después sólo apetece esconder las propias manos.
En fin… que llevo unos días que invitan a gritar y patalear, como los niños.
Pero mucho.
Y yo que me tengo que comportar como una adulta.
La foto es de Hans Neleman
El trabajo del actor sobre sí mismo de Constantin Stanislavsky
Me lo leí en 1998, me pareció entretenido pero poco útil. Me lo leo ahora y veo que hay puntos rescatables, pero no me gusta su filosofía. Este hombre, teórico del teatro, me da la impresión de que estaba obsesionado con temas que ni él mismo tenía del todo claros… es lícito, pero creo que no se vale decirle a un actor “usa tu subconsciente” para después aceptar que esa parte de la vida no se puede controlar.
Fundamentar su teoría sobre algo tan frágil y desconocido ha dado como resultado casos extremos… gente loca creyéndose Hamlet por la calle. Y no es broma. Así que yo paso de tomármelo demasiado en serio. Y lo digo con respeto a los stanislavskianos del mundo, pero yo paso.
Lo que dice la contraportada:
El pedagogo ruso dividió su obra en dos partes: El trabajo del actor sobre sí mismo en el proceso creador de la vivencia , el texto que presentamos, dedicado a la preparación del actor previa a la construcción de personajes, y una segunda aprte, titulada El trabajo del actor sobre sí mismo en el proceso creador de la encarnación , que aborda la interpretación de papeles concretos. Por desgracia, este segundo volumen carece de una redacción final supervisada por el autor y ha sido publicado con el orden que a cada editor le ha parecido más conherente. En esta obra, Stanislavski aplica su profundo conocimiento de los mecanismos teatrales a responder a la pregunta fundamental que todo actor se plantea: ¿cómo hacer para que mi interpretación resulte increíble?