jueves, junio 29, 2006

And she remembered...

El 3 de octubre del 2004, el día antes de irme a España, aguanté el tipo mientras me despedía de muchos amigos y algunos familiares. La primera ruptura para mi cara de póker fue despedirme de una chiquita hermosa de un poquito más de un año, hija de unos amigos, que había estado cuidando desde que tenía meses y ambas nos habíamos acostumbrado a la otra. Ella, incluso, no se dejaba ni siquiera alzar por nadie más que sus papás y yo. La verdad es que yo ni siquiera me lo tomaba como trabajo, disfrutaba y amaba los ratos con ella.

Le di un beso y me eché a llorar. No solo por la ausencia que se avecinaba, sino porque yo estaba convencida de que al volver, no tendría idea de quién soy. Yo no podía soportar la idea de que se olvidara de mí, porque con todo y que nunca he sido madre, era lo más cercano a una personita “mía”.

Hoy, año y nueve meses después de que me fui, la vi. Juro que estaba nerviosa, mi parte racional se encargó de recordarme que dejó de verme por más de la mitad de su vida. Sí, sus papás se encargaron de mantenerme presente, pero la memoria de un bebé es demasiado impredecible.

Me miró con curiosidad, luego me pidió que le leyera un cuento y en medio de las andanzas de Peter Pan y Campanita, se subió en la silla, me echó los brazos al cuello y me dio un beso. Luego no paró de darme besos y abrazos, de jugar, de contarme cosas, de hacerme cosquillas. Me llenó el día de sonrisas y, con eso, de paz.

No sé explicarlo racionalmente, no puedo demostrarlo, pero la tranquilidad y amor con que me recibió fue suficiente para darme cuenta de que sabe quién soy; algo en su corazón se lo dijo. Sí, señores, llámenme loca, pero estoy segura que C. sabe quién soy. She remembered.





“Petit et sweet;
tibia, iluminada: Nunca dejen que la roan las mentiras”
(set, 2004)







Fotografía: de "contracox"

martes, junio 27, 2006

Ceguera patriótica


La mejor receta para cegarse es alejarse de la fuente. Como cuando se termina una relación, durante un tiempo es imposible recordar lo malo y uno llora por aquel que al final no era el adecuado, pero que uno jura y perjura que será su mejor pareja por siempre jamás.

Lo mismo con el país. Yo vengo llenándome la boca hace meses y meses hablando de los ticos, de la amabilidad (vrs la dureza de los españoles en el trato, por ejemplo), de esto y lo de más allá, asumiendo que aquí viviría con la mitad del dinero con que vivo allá y muerta de risa… mitos y leyendas de mi pueblo herediano.

Me explico, porque no quiero dejar mal a toda la población: estoy generalizando y eso implica que no es completamente cierto, pero:

-los ticos somos amables siempre y cuando no estemos detrás de un volante (se me eriza la piel de la agresividad con que me pitan y me madrean porque, por ejemplo, voy a la velocidad permitida en la autopista)

-somos tolerantes siempre y cuando se trate de rubios y europeos (me he hartado, en una semana, de oír comentarios ahora de los haitianos que viven en SJ y de lo pedantes de los mexicanos o argentinos… ningún mono se ve su propio rabo)

-vivimos tranquilos porque es muy fácil olvidarse de los precarios y no pasar por San José centro (y pagar el doble por la gasolina que hace dos años sin detenerse a pensar en ello)

En fin, que se me ha caído la mitad del mito a los pies: los objetos en el espejo retrovisor pueden estar más cerca de lo que parece, o lo que es lo mismo, basta cruzar el charco para inventarse un país y olvidarse que somos ciegos por elección.

Fotografía: de la original de Richard Kolker

viernes, junio 23, 2006

De la risa al llanto o como resumir el regreso

No puedo imaginar mayores contrastes, aunque gane lo positivo y lo hermoso. El domingo tuve una comitiva recibiéndome, con un arsenal de besos-abrazos-palabras lindas, que me hizo recordar cómo se siente estar aquí. Además, fue un séquito de sonrisas para Fernando, eso ya me hizo el viaje feliz.

Un par de días después, por contraparte, me “enfrenté” a una situación complicada y dolorosa, me sentí sola en compañía de mis amigos. Me cobran “profanar” el grupo, supongo, con un novio nuevo. No sé.

Supongo que extrañar a alguien y creer que hace falta es la ‘intelectualización’ de un sentimiento, que luego poner en práctica cuesta más. Me sentí observada, fuera de lugar, sin nadie realmente interesándose en cómo estoy, cobrándome facturas que no debo. Me vine de Barcelona, cansada de sentirme sola, para llegar a San José y sentirme sola. Hubo una sola excepción… y fue la menos esperada.

Esto de volver abre los poros y te pone el triple de sensible. Lo bueno me ha alegrado muchísimo, lo malo me entristece con más fuerza de la que puedo aguantar… Estoy alegre de re-conocer a mis amigos, los de verdad, y afligida de enterarme que algunos talvez no lo eran tanto.

En general ha sido un regreso feliz y satisfactorio, el espejo aún no muestra cosas raras aunque tampoco he tenido tiempo de “pensarme”. Los abrazos que me dan los parten en dos y le dejan otro a Fernando; las sonrisas y las historias han dejado claro que tiene un lugar en mi casa y que yo tengo un pedazo de mi corazón permanentemente situado aquí.

viernes, junio 16, 2006

Volver (y no de Almodóvar)


Volver,

Con la mirada teñida de historias que nunca podré contarte
Cantar,

Estas sonatas nuevas que solo podrás jugar a adivinar
Sucumbir,

Al vibrante fuego de la mirada que recicla sentimientos sabidos,
Andar

Sobre los pasos que quise inventarme, escritos con lluvias del norte.
Volver, andar, cantar, sucumbir

Con la certeza y la incertidumbre al borde de un beso salvaje.



Este domingo en la madrugada, me voy a mi casa. Espero poder conectarme desde mi computadora pronto y poder hacer las correspondientes visitas, mientras tanto les dejo dos canciones que me gustan mucho para que animen el blog mientras regreso.

A los blogueros que tanto han amenazado con un café en tierra tica: que sepan que me lo tomo en serio ;-)

De las cantantes les cuento que son dos españolas, muy distintas en todos los sentidos posibles: Nawja Nimri y Concha Buika. La primera, además de cantar, es actriz (y buenísima). Salió hace años en una de mis películas favoritas: “Los Amantes del Círculo Polar” y hace poco en otra muy buena, “El Método”.

De Concha Buika sé poco, solo que me llama la atención porque es una mezcla en todos los sentidos, desde su físico hasta cómo canta.


Nawja Nimri - Dead for you

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Concha Buika - Jodida pero contenta

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Abrazos. Y como dice una amiga amada: Paz y bien.

martes, junio 13, 2006

¿Es un pájaro, es un avión? ¡Es gaso-cónsul!

¿Es una gasolinera? ¿Es un mini mercado? ¡¡¡Nooo, es el Consulado de Costa Rica!!!

A ver. Una cosa es la gordura y otra la hinchazón. Una cosa es reducir gastos y otra muy diferente hacer el ridículo. Hoy descubrí que el Consulado de Costa Rica en Barcelona está … cha cha cha chán: detrás de una gasolinera.

Sí, no es broma. Para los escépticos que anden por estos lares y quieran comprobarlo, está en Avinguda de Sarriá, 2; es un puertita de metal con un letrero, a la que se accede entrando por la gasolinera.




O sea, como cuando uno va a comprar gominolas y refrescos, pero en este caso vas por algún trámite diplomático. 30 euros de gasoil, dos tobosines, una coca light y dos documentos autenticados, por favor. Tras de todo, tienen el descaro de cobrar 40 euros por hoja que autentican (debe ser para pagar el salario del cónsul porque está visto que no es alquiler).

Ah, claro, es que de paso el cónsul puede llenar el tanque o poner aire en las llantas y su secretaria la debe pasar muy feliz aspirando olor a gasolina todo el día… Los ticos, folclóricos hasta la muerte.


Manda cojones. Sí.

Manda cojons, tú!

Ps/ sería más divertido si "Cojons" se escribiera como se pronuncia: cullons! ;-)

miércoles, junio 07, 2006

Te voy a contar un cuento


Déjame que te cuente del mar al que quise anexarme. Tenía siete barcas, tres cayucos, un yate y dos botes: vacíos, anclados, pero con promesas de movimiento. Nadé por el puerto y me perdí en risas. Algún día el sol me llenó de historias, me sedujo el viento, me detuvo un caracol que jugaba con el cangrejo. Absorta, absurda, anduve por la arena tan indolentemente que me secuestró el silencio. Finalmente huí, arrastrando el cuerpo.

Déjame que te cuente del río en el que hice campamento. Era remanso de paz toda la superficie, con aguas apacibles dibujando pequeños remolinos. Había leña seca en una cueva cercana, podía pescar, sembrar, cazar. Luego descubrí que en el fondo, no muy profundo, dormía –como Ness- el pequeño monstruo de las mil mentiras. Cuando dije tantas que me costaba flotar, alcé mi improvisada villa y busqué otro sitio, un nuevo silencio.

No voy a contarte, eso sí que no, del volcán y el fuego; ni de la nube con vaivenes eternos, ni del elefante que se río de mis miedos, ni del catalejo que perdí en batalla, ni del dinosaurio que me quiso y lo quise –eso sí, de lejos-. Es que si te cuento, sería eterno el encuentro: yo he visto dragones, he visitado arañas, me han sacrificado en torres, he sido a veces muy canalla. No te cuento, y así, puedes imaginar que miento.

En cambio ahora me siento, y te cuento un nuevo cuento. No sé de qué se trata, si es suspiro o es ron viejo. No sé si tiene alas o se arrastra por el suelo. No sé si canta al alba o se queda quieto. No sé si puedo atraparlo o se escapa sin remedio. Pero sí te cuento que yo, repleta de sentimientos, conociendo finalmente los parajes de mis cielos, desde que estoy a su lado olvidé los cuentos viejos. Tengo una chispita loca, como en gnomo del jardín ajeno, y me relamo, segura, en esta historia-leyenda-poema-soneto, este cuento que se transforma y que nunca deja de ser bueno.

viernes, junio 02, 2006

El espejo


Tengo algunos amigos que se enfrascaron en una teoría sobre cómo funciona la vida. De ahí, un poco como broma y un poco porque es verdad, salió un personaje, llamado “Mario”. Su nombre completo es Mario-netero y es exactamente eso, el que mueve los hilos y se divierte a costas de nuestras peripecias.

La segunda teoría o tema recurrente, es “el espejo”. Cuenta uno de ellos que al volver a Costa Rica después de 6 meses afuera, se encontró con su reflejo. Ese que había quedado de lo que los demás pensaban de él, del que era antes de irse, de su puesto dentro del engranaje que solo se había reacomodado momentáneamente, esperando que volviera.

Otro amigo, al volver después de 1 año afuera no tuvo momentos tan filosóficos, simplemente le entró un cabreo monumental de regresar. Todo estaba mal: las calles, la gente, el sistema de vida, el trabajo… después de varios meses terminó acomodándose/resignándose a su realidad readoptada, pero siempre con la sensación de que Mario le estaba jugando algunas malas pasadas.

Yo me he descubierto en momentos pensando en que Mario es malvado y perverso o amoroso a su antojo. Otras veces me creo que no existe y ahí es donde me sorprende, desprevenida y se ríe un buen rato de mi ingenuidad. No he tenido que mirarme a espejos que no sean el de esta que soy hoy… si a los seis meses se encuentra un espejo, y al año se reniega de Mario… ¿A mí que me corresponde después de casi 2 años?
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