sábado, mayo 24, 2008

La conjura contra America, de Philip Roth


Audiolibro

Lo que dice El Hubby:

La premisa de este libro es realmente prometedora. ¿Qué hubiese ocurrido si Franklin Delano Roosevelt hubiese perdido las elecciones de 1941? Roth plantea un universo paralelo en el cual Charles Lindberg, heroe nacional, declarado antisemita y lider del movimiento America First en contra de la entrada de EEUU en la Segunda Guerra Mundial, es elegido presidente.
La primera mitad de la historia me fascinó. Roth describé la atmosfera de los primeros meses de Lindberg en la casa blanca con tal lujo de detalles, que casi parece estar contando la verdadera historia y no una alternativa. La parte que más me gustó fue la de la visita turística de la familia a Washington. A esas alturas, las medidas promovidas por la administración Lindberg no han tenido ninguna consecuencia tangible en la vida de los Roth, pero la tensión se respira en el ambiente. Cada vez que el padre de Philip eleva la voz en una nueva crítica del racista presidente de EEUU, a uno se le pone la carne de gallina. El padre de Roth está en su perfecto derecho de expresar su opinión, pero uno como lector le implora en silencio que se calle, porque intuye que el pobre hombre se va meter en un lío. Aunque Roth ha declarado por activa y por pasiva que esta novela no es una alegoría de nada, ese miedo a expresar opiniones controvertidas me recuerda al que sentían algunos estadounidenses en los primeros años de la guerra de Irak.

Por desgracia, la segunda mitad del libro no satisface las expectativas que despierta en sus inicios. La descripción de la situación política deja de resultar interesante y las especulaciones de Roth se antojan menos plausibles y parecen llegar sin orden ni concierto. Terminé el libro sin tener del todo claro cual es su tesis.

No obstante, el libro merece la pena. Me han entrado muchísimas ganas de leer otras obras de Roth.

viernes, mayo 23, 2008

Fahrenheit 451 de Ray Bradbury


Lo que digo yo:

Apasionante. Parte de una premisa genial, que es un momento en que los bomberos, en vez de apagar incendios, se dedican a hacerlos. Queman libros. Poco a poco el libro te va develando el por qué, el cómo, las consecuencias. Creo que es de esos libros que jamás podré olvidar y al que, probablemente, necesite volver cada cierto tiempo.
Además de que los personajes son geniales, cada uno tiene una motivación para hacer lo que hace. Me parece muy inteligente del autor que, aunque se supone que juega con la ciencia ficción, realmente te pone como lector en clave de novela realista. Es raro esto que digo, pero me explico: el libro no va de tecnologías raras y avances o naves espaciales, si no de un impulso humano hacia la destrucción de la cultura. Muy acorde con la visión ya planteada por Aldous Huxley unos 20 años antes... (no digo nada nuevo, ya lo dice la contraportada, pero es verdad) el progreso que más bien marca la ruta a lo devastador. Y sobre todo, como Huxley, aciertan en sus pronósticos. Eso es lo que da más miedo.

Lo que dice la contraportada:
Fahrenheit 451. La temperatura a la que el papel se enciende y arde. Como 1984 de George Orwell, como Un Mundo Feliz de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los media, los tranquilizantes y el conformismo. La visión de Bradbury es asombrosamente profética: las pantallas de TV ocupan paredes y exhiben folletines interactivos, unos auriculares transmiten a todas horas una insípida corriente de música y noticias, en las avenidas los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; y el cuerpo de bomberos auxiliados por el Sabueso Mecánico, rastrea y elimina a los disidentes que conservan y leen libros.

jueves, mayo 22, 2008

Tenemos que hablar de Kevin, de Lionel Shriver


Editorial Anagrama
603 páginas


Lo que dijo DD en su día:

Soy, o al menos eso he creído siempre, muy maternal. Me gustan los bebés, los niños… disfruto con ellos y desde siempre me he visto a futuro con hijos. De ahí que me llamara mucho la atención el libro de Shriver, pero justamente por su confrontación con los tabúes y prejuicios sobre la maternidad, la familia, el amor.

El libro, narrado por medio de cartas de Eva a su esposo, cuenta la historia de una familia, liderada por Kevin, un carajillo insoportable con el que su madre no sabe qué hacer. A partir de esto, la autora es hábil en desgranar elementos muy sintomáticos de la sociedad estadounidense (y de otras probablemente también), del papel de la “madre perfecta” VRS la real.

Sin embargo, no se trata de eso solamente: de hecho el libro lo que deja es un amarguito en la boca por las incapacidades humanas (de amar, de comunicarse, de decir la verdad aunque sea políticamente incorrecta) y sus consecuencias. A veces es un relato cruel, duro, gráfico, sádico, sarcástico… vale mucho pero mucho la pena.

Sumando tiempos antes y después del viaje a Costa Rica, me lo leí en una semana… devoré sus 600 páginas casi sin respiro y desde la página 300 repetí “no quiero que se me acabe”, de esos libros que te dejan con una sensación de duelo cuando se llega a la última página.

Lo que dice ahora El Hubby:Tengo poco que añadir a lo ya comentado por BlackBetty. Lo que más me gustó de este libro es su improbable equilibrio. El personaje principal, Kevin, es la encarnación del viejo debate de nature versus nurture ¿Es Kevin malvado en esencia o es un mero producto del frío trato que le ha dado desde siempre su madre? Shriver se las apaña para mostrar todos los posibles ángulos del debate, sin tomar partido y de una manera sutil, sin deletrearnos las respuestas. Y se las apaña para que nos sintamos retratados en los defectos de los personajes y no en sus virtudes. Los personajes son más descarnadamente humanos y reales cuanto más salen a la luz sus imperfecciones.

Me quito el sombrero ante Lionel Shriver. No es nada fácil escribir un libro así. Es con diferencia lo mejorcito que he leído este año.

Lo que dice la contraportada:
Eva es autora y editora de guías de viaje para gente tan urbana y feliz como ella. Casada desde hace años con Franklin, un fotógrafo de publicidad, decide, con muchas dudas, cerca de los cuarenta años, tener un hijo. Y el producto de tan indecisa decisión será Kevin.

Pero casi desde el comienzo, nada se parece a los mitos familiares de la clase media urbana y feliz. Eva siente que Franklin se ha apoderado de su maternidad, convirtiéndola en el mero contenedor del hijo por nacer. Y Kevin es el típico bebé difícil, que tortura con sus llantos, que no quiere comer. Se convertirá en el terror de las niñeras, en un adolescente terrible, en el antihéroe a quien sólo le interesa la belleza de la maldad.

Al llegar la sangrienta, mortífera epifanía de Kevin, dos días antes de cumplir los dieciséis años, el niño es un enigma para su madre.

Las Cuevas de Acero (The Caves of Steel), de Isaac Asimov


Audiolibro



Lo que dice El Hubby:
Descubrí este libro por casualidad en versión audio y me decidí a leerlo (bueno... escucharlo) porque me apasiona Asimov. Para mi sorpresa, resultó ser la primera novela de una serie de tres, de la cual yo había leído ya las otras dos (El Sol Desnudo y Los Robots del Amanecer).
Las Cuevas de Acero es la novela promedio de Asimov, lo cual no implica que sea mediocre, al contrario. Lo que pasa es que el nivel de los libros de Asimov es en general bastante alto. Dicho con todo el cariño: Asimov es un maldito acaparador. Por culpa de el y de Philip K. Dick, ya no hay quien invente una historia de ciencia ficción medianamente original, porque entre los dos ya las contaron todas.

Hay mucha gente por ahí que se declara incapaz de leer ciencia ficción. Supongo que detrás de actitudes como esa se esconde la convicción de que dicho género exige muy poco esfuerzo intelectual al lector, y que por lo tanto no tiene mucho que aportar a aquellos que buscan en la literatura algo más que el simple entretemiento. Cualquier libro de Asimov es una buena vacuna para ese absurdo prejuicio, incluido este mismo.

martes, mayo 20, 2008

Fliping

Camino hacia el metro en el Poblenou. 

Una tipa con dos perros me dice, cuando paso a su lado "por putas como tú está España tan mal"

Decido ignorarla, pero unos pasos más allá dice, aún más alto "a ti no te folla ni tu marido". Suficiente, me digo. 

Me giro, con mi mejor pose agresiva, la tipa me está mirando. 

Le digo "¿perdón?". Ella "no, hablo con mis perros". Yo: "¿pero hablas de mí?". Ella "no, no". Yo "porque si tienes algo que decirme me lo puedes decir en la cara". Ella "no, no". Me giro y me voy.

Me doy cuenta de cuatro cosas:

1. la gente está muy mal.

2. me alegro de que llevara los perros, porque cuando me giré tuve el impulso de -al menos- empujarla. 

3. me hago gracia... me enojé tres segundos, después simplemente me quedé sorprendida. Ya no me afectan estas cosas, piel de paquidermo como decía mi querida profe Sara Astica.

4. sospecho que esta se quedó sin marido cuando el susodicho se fue con una morenota de metro setenta y tres... o algo personal le ha pasado.

En todo caso... así está la cosa.

lunes, mayo 19, 2008

Mi fin de semana a la madrileña

Viernes. Salgo para Madrid. Llego con cierta dificultad a casa de mi amiga, de hecho su marido me tuvo que ir a buscar al andén en Atocha…Como y a dormir.

Sábado. Me levanto, conozco finalmente a su hija, tras un año de vida. En diez minutos tenemos una buena relación. Por la tarde me toca asistir a una comida-fiesta familiar en casa de mi amiga. Me zafo cerca de las siete y me voy a ver a Murasaki y nuestro amigo Jeff, que nos lleva a una cafetería a hablar mientras son las 9 p.m.

A las 9 y poco nos plantamos en Plaza España. Unos minutos después aparece una cara reconocible. Masmi se une a la comitiva y al ratito aparece Fanma con Marisa y el adorable Minimaki.

Tras un breve análisis del estado de la cuestión, entramos a un restaurante chino (creo que se llama Jin Jin) y pedimos. La comida resultó buenísima, la sobremesa y la compañía tanto más. Fuimos al Parque del Oriente (creo, para los nombres soy terrible), música de bailes de salón y parejillas bailando. Luego… mjmmm… ¿Las Vistillas?, donde Minimaki finalmente se rindió, pobre, y Masmi, Murasaki, Jeff y yo volvimos andando a casa.

Domingo. A pesar de haberme metido en la cama tarde, decido poner el despertador y hacer vida social con mi amiga y la bebé. A las nueve estoy duchada y lista. Logramos salir a pasear tras varios intentos más o menos a las doce. La nena es un encanto.

A las cuatro menos cuarto, muerta de sueño (y tras descubrir que llevo todo el fin de semana “despertándome” con café descafeinado) salgo de casa. Al lado del oso en Sol me encuentro con la siguiente víctima de mi fin de semana bloguero. Una loca local nos aborda, entre otras cosas pregunta si yo soy su sobrina y Cvalda su hermana. Nos alejamos unos pasos y Cvalda ve a Superflicka rondando por ahí. (Para detalles, este post lo explica todo). La Superflicka nos lleva a un café en Malasaña y luego a otro, lleno de juegos de mesa, donde nos muestra cómo se gana al Scrabble-Intellect por bastantes puntos mientras te tomas un zumo de manzana y apio.

Nos vamos las tres a saludar a Murasaki que anda por ahí con Jeff. Luego nos despedimos, nosotros tres caemos en la tentación de la típica actividad de turista en Madrid: churros con chocolate. Luego, andando a casa.

A las diez recojo mi maleta, me despido de mi amiga y me voy a casa de Jeff. Mal de risa asegurado por un japonés que pela bananos con sus nalgas (tema en algún momento del sábado… ¡es real! aunque NO es nada agradable), luego por reconocernos estúpidas Murasaki y yo (yo la primera, lo acepto) y tener la genial idea de viajar en avión. Las dos nos estábamos quedando cerquísima de Atocha, donde llega el AVE. Plop. La cosa es que a las 12:30 medianoche nos subimos en el metro, a la 1:30 am estamos en Barajas y –siesta en el suelo incluida- cogemos el avión a las 6:15 am. SEIS Y QUINCE A.M.

A las 7:30 am decido que yo ya no estoy para estos trotes y me vengo a casa a dormir. Me escapé todo el día del Institut, porque yo lo valgo.

Conclusiones:

1. tener niños es complicado pero hay quienes lo manejan de forma muy inteligente.

2. hay que ir con cuidado cuando uno lo pasa bien, porque suele olvidarse de sacar una foto que haga constar el momento. Menos mal que el domingo sí nos acordamos.

3. los bloggers que leo (y que ahora conozco) son geniales, me alegro de haberlos conocido pero mucho mucho. Masmi, además, tuvo la paciencia de acompañar a Jeff y Murasaki hasta el portal del piso de mi amiga, porque yo no me enteraba.

4. Madriz é mú grande. Me sobrepasa un poco, el gentío, las calles a reventar, la ciudad que se extiende más y más y más... la estaciones de metro con 8 minutos entre una y otra. Me fascina, pero me sobrepasa.

5. Superflicka es increíble. Además de ser un dulce, es muy graciosa: tiene un ingenio estupendo para frases célebres. Cvalda y yo probamos la experiencia de dar saltos imitando a una chica poppie-modernilla. La recomiendo, jejejeje. Podría haber pasado otras cuatro horas hablando, estoy segura.

6. Sí, es verdad, no hay duda y desde ahora será mi misión para los viajes: siempre es mejor el tren.

7. A la Celes le toca venir a Barcelona :-)

miércoles, mayo 14, 2008

Historia de dos ciudades, de Charles Dickens


Audiolibro

Lo que dice El Hubby:

Como todo libro de Dickens es maniqueo, repetitivo y con una decena de finales dentro de la misma historia; pero al igual que otros libros del mismo autor, sus virtudes eclipsan con creces a sus defectos. De hecho, creo que en cierto modo, el gusto de Dickens por la exageración encaja a la perfección con el periodo histórico que retrata en la novela. Por muy extremistas que parezcan algunos personajes, como el de Madame Defarge, es muy probable que existiesen personas de carne y hueso muy similares a ella en la francia de la revolución. Quizás es eso lo que más me impactó del libro, que ciertas situaciones, que en cualquier otra historia podrían percibirse como grotescas, aquí se antojan absolutamente verosímiles.

Dickens es un maestro del lenguaje y lo deja patente una vez más en este libro, que está regado de frases dignas de enmarcar, empezando por el primer párrafo:

"It was the best of times, it was the worst of times, it was the age of wisdom, it was the age of foolishness, it was the epoch of belief, it was the epoch of incredulity, it was the season of light, it was the season of darkness, it was the spring of hope, it was the winter of despair, we had everything before us, we had nothing before us, we were all going direct to heaven, we were all going direct the other way--in short, the period was so far like the present period, that some of its noisiest authorities insisted on its being received, for good or for evil, in the superlative degree of comparison only".

Pese a ser originariamente una novela por entregas, la trama está muy bien hilada. Los capitulos iniciales están llenos de detalles aparentemente intrascendentes que son usados mucho después en giros sorprendentes.

En fin, que no me sorprende su condición de clásico de la literatura.

martes, mayo 13, 2008

Llamadas


Antes me resentía que me "faltaran" llamadas de cumple, ahora me extraña, me parece curioso, pienso si habrá pasado algo.

¿Me estaré haciendo vieja?

Dice una amiga que tener 30 no es nada divertido, que es estar "entradita en años". ¿ENTRADITA EN AÑOS? ¿Y qué carajos seremos cuando lleguemos a los 50? ¿Ancianas? ¡No jodás!

¿Me creeré muy joven?

No hice fiesta ni ná de ná. Pero comí y comí... porque yo lo valgo. Ayer por la noche mi pobre panza no sabía como procesar las 24 horas de comidas variadas que le metí, incluyendo gominolas de todos los tipos.

Anteayer fui a cenar con Fernando y abrí regalos haciendo trampa. Ayer comimos sushi (bueno, Murasaki y yo, Fernan pidió unos noodles que me parece que tampoco lo hicieron muy feliz), luego fuimos al cine a ver "Lars and the real girl"... película curiosa donde las hay, pero muy divertida. Te ríes y luego te parece amargo el chiste, o al menos hay un tono melancólico muy fuerte detrás de la risa. Vale la pena, aunque es rara rara rara.

Hablé con mi madre, a dormir. Ese fue mi día de cumple...

Y me voy a clases... que voy tarde.

Feliz semana.

lunes, mayo 12, 2008

La Catedral del Mar, de Ildefonso Falcones.


Colección Debols!llo

677 páginas

Lo que dice El Hubby:
Durante dos años lo vi en los escaparates de las librerías y me resistí a comprármelo. Al fin sucumbí a la presión mediática y se lo pedí a mi mujer por Sant Jordi, y me alegro de haberlo hecho. El título despista. Escuchaba "La Catedral del Mar" y me olía a sucedáneo de "Los Pilares de la Tierra" de Ken Follet, pero estaba completamente equivocado. Es una de esas contadas novelas históricas que cumplen su función, la de hacerle a uno reflexionar sobre el presente mirándose en el espejo del pasado. Dista de ser el mejor libro que he leído este año, pero lo disfruté de tapa a tapa.
Lo que dice la contraportada:

La ciudad de Barcelona se encuentra en su momento de mayor prosperidad; ha crecido hasta la Ribera, el humilde barrio de los pescadores, cuyos habitantes deciden construir, con el dinero de unos y le esfuerzo de otros, el mayor templo mariao jamás conocido hasta entonces: Santa María de la Mar. Una construcción que es paralela a la azarosa historia de Arnau, un siervo de la tierra que huye de los abusos de su señor feudal y se refugia en Barcelona, donde se convierte en ciudadano y con ello, en hombre libre. El joven arnau trabaja como palafrenero, estibador, soldado y cambista. Una vida extenuante, siempre al amparo de la catedral de la mar, que le iba a llevar de la miseria del fugitivo a la nobleza y la riqueza. (la contraportada sigue diciendo cosas, pero te destripa medio libro)

Feliç Aniversari to me!

Bueno, después de maquillarme, ir a cenar y recibir regalos (haciendo trampa, adelantados)... lo confieso:
No está tan mal cumplir años.



Además (y me dejo de modestias), veo fotos de hace unos años y creo que el paso del tiempo me trata bien...

¡Así que, feliz cumple a mí!




ps. estreno blog con otro quinteto de loquillos... http://perfumedeunbeso.blogspot.com

sábado, mayo 10, 2008

pluja plor ploure plorar


En catalán, llorar y llover siempre se me confunden. Sé de dónde viene la confusión... "plor" es llanto y "ploure" es llover. Pero "plorar" es llorar. Por pronunciación (pló- plóura- plurá) parecen provenir de lo mismo, como si fueran de la misma familia y ahí empieza mi lío.

A veces quiero decir “está lloviendo” (està plovent) y acabo diciendo “está llorando” (està plorant). Queda poético, sí, pero es confuso. Es más, cuando pienso en lluvia siempre me viene a la cabeza la palabra plor, que es llanto. Tardo unos segundos en recordar la palabra correcta. Pluja pluja pluja.

Lo más curioso es que hoy, que está lloviendo, y mucho, se me ocurre que la asociación no es tan descabellada. Al menos en los días cercanos a mi cumpleaños hay pluja o plor.

Este año ya empezó (desde ayer… y seguramente seguirá) con pluja… no ha parado de llover en las últimas casi 48 horas. Lo único que quiero para mi cumple es que al día, aunque haya lluvia, no le acompañe el plorar. Aunque ando propensa. No es ni siquiera el asunto de “cumplir-29-qué vieja estoy”, para nada, pero no tengo especiales ganas de celebrarlo.



Foto: Fox Photos.

viernes, mayo 09, 2008

Fuenteovejuna, Lope de Vega

Colección Mil Años de Literatura
El Periódico
249 págs.

Lo que digo yo:
Hace diecisiete años mi profesora de Español de primer año de cole nos puso esta obra como obligatoria. La idea de leerla me crispaba los nervios, pero entonces ella hizo algo muy inteligente: en grupos, debíamos idear una forma original de presentar un acto. Inmediatamente, todos, sin excepción, leímos el clásico con gusto y entusiasmo. Tanto que ahora que me tocó releerla, me maravilla el haberla entendido y disfrutado… sobre todo porque la relectura me resultó muy pesada.

Aparte de lo genial del monólogo de Laurencia, después de que la viola el Comendador y ella quiere que el pueblo entero se levante a defenderla, me parece bastante densa y aburrida. Con todo el respeto para Lope.

Othello de William Shakespeare

Ed. Cátedra 293 págs.

Lo que digo yo

Es gracioso que aquellas obras, libros, películas que hemos visto o leído muchas veces, puedan seguir resultando interesantes. Es el caso de Othello, que debe ser la sexta vez que la leo. Me sigue gustando, talvez en la misma medida que tiene aspectos que me desagradan. En general, con Shakespeare, me pasa… entiendo que era hijo de su tiempo y no podía hablar de algo que le fuera ajeno, pero sus obras a veces me producen un regustillo a viejo. Interesante, pero viejo.

Los casos concretos de Othello son fáciles de explicar: 1. la trama está apoyada sobre las concepciones de diferenciación racial de la época. No como un recurso más, si no como uno de los ejes de todo cuanto pasa. Es interesante, pero molesto, no entender si el autor estaba de acuerdo o en contra de los prejuicios que retrata. Y 2. Exactamente lo mismo pasa con los personajes femeninos, sobre todo el de Desdémona, parece que Shakespeare tuvo una especie de epifanía sobre una hermosa chica inteligente, que luego desdibuja y deja un poco como la sumisa típica.

Del lado positivo, obviando la escritura, me fascina la construcción de Yago, tan aparentemente aleatoria, pero medida en cada palabra. Me gusta la idea de que es tan pero tan malo que tácitamente quiere hacerse daño incluso a sí mismo. No soporta la idea de la bondad/felicidad ajena y se lanza sobre los demás hasta dejarlos completamente destruidos.

Lo que dice la contraportada:
Desde el comienzo de la obra, ya sospechamos que ocurrirá lo inevitable. Atmósfera de inquietud constante, donde asistimos a la rápida consumación de la pasión de Othello y Desdémona. Es la tragedia de los grandes sentimientos, y ésta se acentúa con la victoria de la mezquindad. Las rígidas convenciones -Othello, es un noble moro- harán que este amor esté rodeado de muchos peligros. El límite entre el bien y el mal, las virtudes y los defectos, se anularán continuamente

jueves, mayo 08, 2008

Crónica de una donación frustrada


Salgo de clases de Dicción (sí, esa que es en catalán) corriendo. Convenzo a mi querida M de venir conmigo. Es su primera vez donando sangre, yo ya me conozco el procedimiento. He donado al menos dos veces en Costa Rica, y como no me dan miedo las agujas ni la sangre, decido que es algo que puedo hacer. Me gusta pensar que estas pequeñas cosas son buen karma.

Llegamos al gimnasio del Institut, donde tienen montado el tinglado sanguinolento. Lleno el formulario, dos hojas. Espero un rato a que la doctora encargada me entreviste:

Relaciones sexuales con más de dos personas en los últimos 6 meses: nop, doctora, soy casada y fiel.Relaciones sexuales con gente dedicada a la prostitució: nop, qué manía.
Trabajo o he trabajado como prostituta: no… ¿qué insinúa? es broma...

SIDA, sífilis y afines: nop, nop y nop.

Enfermedad de Chagas: nop.

Hepatitis B y/o C: nop, nop.

Hemofilia: nop

Drogas en las venas: nop. A veces me sobredosifico con coca cola o café.

Tatuajes: nop. Alguna vez quise uno, pero no.

Piercing en los últimos 6 meses: nop.

Más de 18 años: nooooo, qué va. Lo siento, jajjaa, sí, bastantes más.

Más de 50 kilos: jeje, también.

Embarazada: nop.

Nacida en el extranjero: sip.

Dónde: Costa Rica.

¿Costa Rica?: Sí, eso dije. Costa Rica.



Diagnóstico: es usted muy sana, muy cuidadosa y tiene mucha voluntad… PERO, gracias, no queremos su sangre.


WHAT THE…?


La gente nacida en Centroamérica NO puede donar sangre en España.



Yo me quedo con cara de incredulidad. La doctora me explica que hay virus de distintos tipos, algunos sólo existentes en Centroamérica, y que ellos no hacen exámenes para detectarlos porque la gente de aquí no los tiene.

Mi cara de incredulidad se convierte en cara de asco. Le explico que soy donante en Costa Rica. Me responde que ella no puede asumir que allá hagan las pruebas…

La miro. Estupefacta. No puedo evitarlo, me sale un “Vale” sarcástico que en realidad esconde que me siento mal. La doctora me reexplica lo que acaba de decir. Quiere estar segura que entiendo. Le digo que sí, entiendo, tampoco es tan complicado de razonar, pero que me parece muy feo. Muy desagradable e ilógico.

Las pruebas de SIDA, por ejemplo, son muy caras. Se las hacen a todas las muestras de sangre. ¿Tan tremendamente caro es hacer un análisis más?

Le digo que al menos podrían poner este detalle en el tríptico informativo, así yo no pierdo mi tiempo. Se queda callada. Luego, como gran gracia, me dice que están intentando que se hagan estas pruebas. Que a lo mejor el próximo año podré donar sangre y que con suerte en la próxima campaña puedo participar. Yo la miro, mi cara de asco estupefacto se transforma en máscara de sorna. “La próxima vez NO pienso venir. Gracias”.

Sí, entiendo, pero eso no quita que me sienta indignada. Espero que la doctora, o los doctores o quién carajos hace estas cosas nunca necesite sangre, nunca de mi tipo, porque a lo mejor hoy disminuyó sin querer sus posibilidades de sobrevivir.

martes, mayo 06, 2008

1:32 am, martes 6 de mayo

En serio. Necesito vacaciones. Cuando hasta Pasapalabra me da ganas de llorar, o de salir corriendo, o de dormir a las 8 p.m., o de tener un interruptor para encender el salvapantallas… es claro el mensaje: necesito vacaciones.

Voy a Madrid del 16 de este mes al 19 en la madrugadita. ¡Ehhhhh! La Murasaki se une a la expedición.

Tengo ganas, muchas muchas muchas, de comer pastel de chocolate. Uno bien calórico. Pero cocinarlo… ay Dios… va a ser que no. Es más, pastel de chocolate con helado de vainilla. Esto es grave.

Extraño a mi familia. Esta semana me muero por un abrazo de mi mamá, una conversación con mi papá, una discusión absurda con mi hermana, un café con historias en casa de mi abuelita. Es increíble, cuando el soporte propio falla las alarmas de familia se disparan.

Acabé de leerme Fahrenheit 451. ¡¡¡¡Diooooos, qué libroooo!!!! No quería terminar, para que no se me acabara. Lo amo, lo adoro, me fascina. Me lo leeré de nuevo apenas saque adelante la cola de libros pendientes que llevo por ahí.

Estoy leyendo “Atentado” de mi bienamada Amélie Nothomb. Iba a empezar con un par de cosillas más espesas, pero necesito algo que ya sé que me gusta.

Voy para Noruega en verano. Y a Costa Rica. Wujuuuuuuu. Life’s sweet.

Sí. Lo sé. Hoy parezco bipolar…

NECESITO VACACIONES.

domingo, mayo 04, 2008

Angélica Liddell en el Lliure


Acabo de salir de ver “El año de Ricardo”, de Angélica Liddell en el Teatre Lliure. Impactada, pensando, acelerada. Al menos doce personas se levantaron y se fueron, una de ellas se paseó cual pasarela con el dedo medio bien alto, donde todos pudiéramos verlo.

Yo, como siempre, mantengo que el arte complaciente no cumple su función. Soy una idealista, seguramente, pero si eso que vemos/leemos/escuchamos no logra calar, no veo el sentido de su existencia. Puede enojarte, hacerte reír, invitarte a reflexionar, lo que sea... pero ALGO. Al menos ese es el ideal, al que muchas veces no llego, naturalmente, pero al que aspiro.

Pero también hay un asunto de “responsabilidad” como público. La Liddell, en el medio teatral, es conocida por sus arranques, sus ideas extremas, su eterna controversia y provocación. ¿Qué esperaban ver los que se fueron? Yo no me meto a una película de Lars Von Trier si tengo ganas de comedias románticas, como tampoco voy a ver “La novia de mi mejor amigo” en busca de respuestas trascendentales.

Las reacciones al salir de la sala fueron de las más diversas, desde los que encontramos que es absolutamente consecuente y ya eso valida su trabajo, hasta las asqueados, diciendo enfáticamente que aquello fue una estafa. Para mí, incluso esos que se salieron y esos que se disgustaron, le hicieron un gran favor a la dramaturga/actriz: demostrar que el teatro que nos queda, el que impacta y nos llevamos a casa, es el que –de alguna manera –logra herir las susceptibilidades.

Chapeau.

jueves, mayo 01, 2008

Los peques...


Camino por la cafetería del Institut. Un pequeñajo, de un añito y poco me mira con sus grandes ojos azules. Sonríe. Le devuelvo la sonrisa y sigo buscando a mi amiga con la mirada. Me detengo. Cuando vuelvo a poner atención al pitufillo de antes, me lo encuentro a mis pies. Literalmente. Se ha quedado parado frente a mí, sus zapatos milimétricos tocando la punta de mis botas. Mira hacia arriba, como contemplando la diferencia de estatura entre los dos. Lo saludo. “Hola maco, com estàs?”. Me vuelve a sonreír, sin moverse. “Y què fas tu per aquí?”, le pregunto. No se intimida, no huye, me enfrenta, en silencio. Su abuelito, de cerca, lo invita a saludarme de vuelta. Se queda callado, pero sigue mirándome. Cuando me tengo que ir le digo “Adéu” y me alejo. Desde varios metros más allá giro la cabeza, los ojitos azules y la sonrisa siguen ahí.

Camino hacia el metro.
Se oyen gritos desesperados por un buen rato. Antes de llegar a la esquina descubro la causa. Una chiquita, unos cinco años, llora con angustia. Su papá intenta sujetarla, pero ella se retuerce con furia entre sus brazos. Finalmente la pone en el suelo, y espera paciente a que pase la rabieta. En medio de los sollozos y la angustia de su papá, logro descifrar lo que dice. “No me quiero ir a casaaaaa, aaaaaaayyyyy, que nooooo”.

Camino por la calle, antes de llegar a casa. Escucho a una madre repitiendo “Jesuscito, Jesuscitooo”. Miro alrededor. Un pequeño, este de dos o tres años, viene corriendo hacia mí. Me mira, se ríe y continúa la carrera. La madre intenta amarrar al perro lo más rápido posible para ir en busca de su Jesuscito. No se ha dado cuenta del detalle curioso. Jesuscito va con su mini penecín al aire. No se ha bajado los pantalones, simplemente se lo sacó por encima de la pretina del pantalón. Miro una vez más antes de entrar al edificio. Aventajando a su madre, que aún no ha podido darle caza, orina en la pata de un banco. Sigue riendo.

Los chiquitos son curiosos. Mucho. Talvez cuando tenga alguno acabaré de entender su lógica. O no.


Foto: John Slater
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