viernes, marzo 31, 2006

Mentime

Decime, para empezar, que no tengo miedos escondidos. Yo me tomaré mi vaso de leche y leeré el periódico sin prestar atención, prometo memorizar solo las caricaturas.

Mirame, un rato, y jugá con mis lágrimas de risa y tristeza como si fueran pendientes. Luego puedo ponerme el collar de colores que no me pertenece ya, aunque esté guardado con este y con aquel.

Asegurame, te lo voy a creer, que soy tan valiente que era verdad eso de que podía desterrar los sueños pesados y sembrarme vestida de flores en mis pesadillas. Dormiré tranquila si sos capaz de elaborar un cuento, puede ser ese del señor de apellido extraño que despertó treinta años después y sus amigos habían muerto.

Jurame, tres veces seguidas, que nunca dejaremos de querernos, que la eternidad funciona aunque el tarot y el i-ching y el péndulo renieguen de dos escuchas tan rebeldes. Cogeré mis juguetes de adivina primeriza y los esconderé al menos una semana en el cajón más bajo, ese que tanta pereza me da abrir.

Mentime, solo un poco, porque las verdades tampoco sé distinguirlas. Nublada, helada, a la espera, solo miro al pozo con los ojos vacíos hasta que amanece. Te daré dos horas de ventaja para que puedas seguir pensando en razones que me convenzan.

Decime, con la voz tan dulce que te dio la vida, que ya no me va a doler la cabeza, ni las articulaciones, ni el útero mes a mes. Me tomaré cualquier prescripción que quieras, escucharé atenta las instrucciones del psicólogo y me reiré solo de lo que es realmente divertido.

Mirame, pero de frente, y contá las veces que pestañeo. Si lográs recordar la cuenta al cabo del día, dibujaré la sonrisa y me meteré en la trampa, esta de tus brazos anudados a los míos. Pero si cálculo falla, más vale que tengás listas las zapatillas de correr, nunca se sabe a dónde empuja el miedo.

martes, marzo 28, 2006

Chip cerebral, lavado de cerebros, olvido encargado


Mientras veía la película “The Manchurian Candidate” ayer, pensaba lo poco realista de la forma en que desarrollan el argumento. Todo este asunto de implantes cerebrales y control mental a terceras personas me sonaba a ciencia ficción. Así que me quedé de una pieza cuando en el documental de cómo hicieron la película me entero de que tenían un asesor científico, especialista en neurología y experto en estos temas.

El tipo se llama Jay Lombard y explica que YA se están implantando chips en el cerebro para tratar el Parkinson y los desórdenes obsesivo-compulsivos, y agrega que es posible usar este tipo de chips para cambiar la forma de pensar, cambiar estados anímicos o “borrar”, por ejemplo, frenos morales y sociales en cualquier persona.

Es decir, que a este señor, experto en neurología, le parece que no estamos muy lejos de realidades como ésta, la de “Eternal sunshine of the spotless mind” o la de “Gattaca” (aunque en este caso es genético y no neurológico).

En los tres casos, además del cuestionamiento del uso ético de este tipo de tecnología, se agrega algo que me parece muy interesante: al saber tan poco sobre el funcionamiento del cerebro (y el deprimente porcentaje de la capacidad cerebral que utilizamos), estos cambios no son del todo controlados.

Entonces ¿qué pasa si el cerebro se revela y cambia su funcionamiento para volver a lo que encuentra normal (como en “Eternal…”)? o, como en “Gattaca”, ¿qué sucede si la tecnología se usa para “perfeccionar” a la humanidad pero –como siempre- estos supuestos beneficios solo están al alcance de quienes pueden pagarlo?, o, y me permito sonar como la reina de la ciencia ficción, ¿se “diseñan”, con chips, presidentes que como autómatas decidan siempre y maquiavélicamente a favor de los empresarios poderosos?

Ah, claro, la última pregunta está contestada, ya lo hacen y con menos complicaciones… ¡ni siquiera tienen que implantarles chips!

Mientras tanto, yo solo digo... mi cerebro lo quiero imperfecto, deficiente, mío, muy mío y en paz.

sábado, marzo 25, 2006

Drogame, que no aguanto esta vida

Una de mis amigas queridas de acá se fue un tiempo a otra ciudad, quería buscar trabajo y hacer cosas nuevas. No lo logró, regresó a su casa con ataques de pánico constantes, agorafobia, depresión… y tenía solo 20 años. No soy doctora y estoy segura de que habrá una explicación menos empírica, pero la combinación de expectativas, miedos y ritmo de vida me suenan como causas posibles. Es terrible, pero la única forma que ella tenía de regresar a su casa, sin que le machacaran su “error” por haberse ido, era enfermándose. "Drógame, no aguanto esta vida".

¿Se enferma la mente en algunos casos como llamada de emergencia? ¿Por qué los países desarrollados tienen más casos de estos?

Desde que llegué a España he conocido más gente que sufre de enfermedades mentales, o que ha sido “diagnosticada” enferma en algún momento que en los 25 años anteriores. La mayoría no pasa de los 30 años. "Alguien que me drogue, no soy la que debería ser". Puede ser que sean más abiertos para hablar del tema, puede ser que me haya topado con una infeliz casualidad… pero si no es casualidad o apertura ¿dónde está el secreto?


Supongo que no soy la única que en algún momento ha tenido crisis más o menos importantes en las que pedir ayuda es, ya no una opción, sino casi obligatorio. Muy bien, pero de ahí a dejarme etiquetar para siempre hay un camino muy largo. Yo no creo que el tener de vez en cuando un ataque de ansiedad sea anormal, pero cerca de un 2% de las mujeres españolas lo padecen como enfermedad (según un especial de elmundo.es).

Ahí se me eriza la piel. Estamos hablando de una sola de las decenas de enfermedades mentales. Y de miles de miles de euros en hacernos creer que la vida es mejor, en vez de ser invertidos en ayudarnos a tener una vida mejor.Y entonces se me ocurre una locurita. ¿Y si es la única vía que el cuerpo encuentra para resistir a una vida vacía/complicada/dolorosa? "Algo que me haga olvidar, desear, vibrar, algo efectivo, directo a la vena".

Yo creo que son enfermedades asociadas con el desarrollo, o con el estilo de vida que se incita en estas sociedades. Al menos algunas, no hablo de las hereditarias, por ejemplo. Si es así, no creo que esta sea mi ciudad, al menos no permanentemente. Se vive muy rápido, se mide el tiempo, se respiran las expectativas. "Quiero algo, doctor, algo que me haga sentir como si estuviera allá, no aquí, con abrazos generosos y sin preguntas". Creo que terminaré por preferir el ritmo latinoamericano, aunque este clima de primavera me guiñe un ojo, la ciudad me seduzca y mi vida aquí por ahora se deslice con cierta facilidad.








Imágenes: variantes de la original de Alberto Ruggieri

jueves, marzo 23, 2006

usuarioanonimo@no-te-digo-quien-soy.com



¿Será por eso que hay tanto 'listillo' dejando anónimos en los blogs?

Porque, a ver... en esto hay dos opciones: o no leo el blog en cuestión si no me gusta, o dejo un comentario diciendo porqué, pero con nombres, apellidos y datos de contacto (al menos un mail, tampoco es tanta cosa). Lo demás es asquerosa cobardía. Siempre pienso que el que te deja un comentario hiriente te conoce, por eso no da la cara, si no fuera así ¿qué más daría?

Es que internet a veces se vuelve el reino de la demencia. Hace unos años algún graciosillo entró a mi correo y le mandó un mensaje a mi novio de aquel momento diciéndole que yo no quería nada más con él. Cuando cambié la clave y demás, pues abrió una cuenta para seguir insultando y sembrando dudas, hasta que se cansó, claro.

Hace un par de semanas me sucedió algo similar, indirectamente. Según una persona "x", mi novio le había mandado un mail restregándole en la cara su relación conmigo... ¿ahhhh? ¿Perdón? Esa tarde ni siquiera estábamos en la casa. Quien quiera que lo haya hecho, simplemente se leyó mi blog, el de él y sacó conclusiones, es la única posibilidad.

Y yo digo... está bien, todos tenemos ratos de ocio, pero ¿para estas cosas?

lunes, marzo 20, 2006

De 3 mil a 3, y con espera


Yo quería tener 3 mil hijos e hijas, lo dije una vez como con 10 años. Cuando me explicaron la imposibilidad de tiempo, bajé a 300. Luego hice una tercera concesión por la explicación fisiológica y dije “10”. Ahora digo “2 ó 3”. Y algún día, ¿quién tiene prisa?

Me parece hermoso tenerlos, no por eso de sentirme mujer, que con respeto no estoy segura de que sea lo que lo defina, al menos yo me siento lo que soy todos los días y sin hijos; sino porque me gusta la idea de formar personas y de tener algo que sale de vos y que crece luego independiente. Y luego mis ideas románticas sobre el asunto que no voy a detallar…

Mi madre es una mujer joven, quiero decir, para tener dos hijas de casi 30 años. Tiene 50 años, ya se pensionó aunque sigue trabajando. Es divertida y cariñosa, lo cual contrasta con su cara de seria y su trato tan “correcto” con la gente. Pero con los chiquillos se derrite, y con las chiquillas, claro. Ahora tiene ganas de ser abuela… bueno, digo ahora como podría decir hace rato.

La última vez que tocó el tema fue hace unos días. Me escribe y me cuenta que mi primo A, el hermano mayor de mi prima M (la que nos dice que mi hermana y yo escuchamos música para viejitos) va a ser papá. Ella está feliz, claro, de tener más sobrinos, aunque seamos tantos (nótese que rondamos el medio centenar); pero también le entra el gusanito de que sus hijas -injustamente- no se ponen en la tarea de hacerla abuela, porque mi primo es tres años menor que yo y seis menor que mi hermana.

Entonces pienso primero si hay un chip en las madres que se les dispara después de cierta edad, que las tortura si no dicen “mi nieto”, “mi nieta”; si se aprende a querer hijos y nietos o se siente, si realmente la maternidad es una opción o sigue siendo una imposición. Y claro, no me olvido del reloj que hace tic tic en el útero y del doctor aquel que dijo que es mejor tener -al menos el primero- antes de los 30.

Luego le prendo una velita a santa paciencia por mí y por mi madre, por ella para que recuerde que mi hermana y yo fuimos formadas pensando en mil cosas más “antes de…” y por mí para terminar de entender que tener padres medio pensionados es lo que tiene…


Ps. Julia Ardón (fotógrafa de CR) tiene una galería hermosa de mujeres esperando bebés, que la pueden ver en este link haciendo click AQUÍ
Imagen: Colección McMillan

sábado, marzo 18, 2006

Unsolicited solitude


Soledad mezquina, secuestrando miradas
Arañando la paz del sueño que resucita,
Suplicando manos que te alivien el dolor.


Soledad manida, trillada, conocida soledad,
Robándome las piezas que gané en justa pelea,

Liquidando las sonrisas que acumulé para el invierno.


Soledad rastrera, tramposa, infiel,

Respirando en mi cuello, manoseando mis heridas,
Apostando por el fallo mínimo que te permita anularme.


Hoy te reto, gran soledad de las desdichas,

Ante mis ojos te leo y te repaso y te descifro

Eres baja y sucia, putrefacta, perversa y añeja.

Hoy me postré ante tu altar de conveniencias
Y me rendí por instantes de vaguedad de miradas,

Te di el gusto de verme, sangrienta, sedienta, sedada.


A ti, pérfida y pestilente soledad te digo

Hoy has podido conmigo, libaste mis lágrimas,

Pero mañana seré Fénix ante tus propios ojos.



miércoles, marzo 15, 2006

“Violencia, maldita violencia…”

Estoy cabreada, y mucho. Me despierto y leo los blogs, como todos los días. Pero hoy es distinto, visito a Jaqui y cuenta que a su papá lo asaltaron y le dispararon, el señor está en el hospital con una hemorragia.

Recuerdo entonces que en el paraíso de paz, ese que ahora va a liderar el Nobel de la Paz, la violencia arrastra cada vez que quiere.

En diciembre del 2003, un grupo de amigos fuimos a tomarnos una cerveza a la orilla de la montaña y terminamos encañonados, asaltados y secuestrados por un rato. Cierto que fue imprudente estar en ese lugar, pero también es verdad que confiábamos en la supuesta tranquilidad de nuestro país.

Y me cabrea no poder vivir en un mundo tranquilo. Maldita violencia. Maldita, maldita.

Para Jaqui un abrazo enorme, espero que su papá se ponga bien y para el que tenga ganas de leer mucho y el tiempo para hacerlo, aquí abajo cuento el incidente este del 2003, tiene gracia porque parece de película.

Violencia, maldita (parte II)

Quedamos para un café, pero la conversación se extendió. Como no teníamos dinero para ir a un bar, decidimos ir a sentarnos en la montaña con un par de cervezas y otro par de refrescos.

Aparte de las señales que debieron implicar no ir (sueños el día anterior, perder las llaves antes de salir, el carro se apagó tres veces de camino, llegamos y no había con que abrir las botellas, empezó a llover, me llamó una amiga para que bajara a un bar en que estaba…) nos quedamos ahí sentados dentro del coche de Adri conversando.

De la nada apareció un carro alto, un 4x4, se bajaron dos o tres tipos, nos encañonaron. Nos sacaron de un tirón del coche a los 5 que éramos, nos tiraron al suelo boca abajo apuntándonos con un par de pistolas. Unos nos decían “quédense quietos o empiezo a pegar plomazos”, otros nos decían “métanse en el carro o los mato”, yo pensaba que iba a terminar con una bala en la frente porque ellos eran incapaces de ser coherentes con lo que mandaban.

Estábamos al frente de un club social del que empezaron a salir muchos coches, el miedo –supongo- era mutuo así que decidieron meternos a los cinco en el carro de Adri y subirse tres de ellos adelante. Secuestrados por un rato, obligados a llevar la cabeza agachada, con un tipo con pasamontañas apuntándonos, intentando que Adri se olvidara de tanto CSI y abandonara su idea de negociar (“señor, déjennos aquí, no vamos a hacer nada”) fuimos a dar a un cafetal, en medio de la montaña, sin la menor idea de dónde estábamos.

Uno por uno nos bajaron del carro, me tocó de última y se me ocurrían las cosas más perversas sobre lo que estaba pasando en el cafetal. Por suerte tengo más imaginación que ellos. Nos amarraron las manos, los pies, nos amordazaron con cinta adhesiva y nos juraron que si las claves de las tarjetas eran falsas volvían a matarnos a todos, no sin antes manosear a Adri y uno de ellos decir “lo que nos hace falta es un cuchillo para romperles la ropa y violarlas”. Ese fue, probablemente, el único momento en que sentí pánico.

Cuando los oímos alejarse empezamos a hablar bajito, las ataduras no eran tan fuertes así que nos soltamos e hicimos un plan, si veíamos venir dos coches correríamos todos para el mismo lado, con tal de no perdernos, lo más agachados posible y luego al suelo hasta que se fueran.

Salimos de ahí y la vista –si no fuera por las circunstancias- era hermosa. Estábamos en medio de la montaña, con poca iluminación y a lo lejos las luces de la ciudad de Heredia. Solos, asustados, sin idea de qué hacer.

Al poco de salir del cafetal encontramos un muchacho caminando, no lo culpo, nos vio venir gritándole que nos ayudara y él mismo echó a correr. Vimos una casa, el estado mental era tal que pensamos que los de la casa podían ser cómplices, pero decidimos ir a pedir ayuda.

Justo en ese momento por la calle estrecha en que estábamos venían subiendo dos coches, un automóvil y un 4x4. El plan de correr todos juntos falló, cada quien corrió para donde pudo. Al lado de la carretera había un caño profundo, una sequia de esas que hay en el monte, me caí entre los matorrales y cuando me di cuenta estaba sumergida en agua, no tocaba el fondo y solo podía pensar “esto no me puede estar pasando y si no me mataron de un balazo no me voy a morir ahogada”. Toqué el fondo, me impulsé y puse los pies en los lados del caño. Luego cayó Andrea, luego cayó Carlos (que lo habían operado de una hernia delicada una semana antes y todavía tenía los puntos de la herida).

Metidos en agua asquerosa, con frío, con miedo.

No sé cómo lo logró, pero Carlos salió del agua. Entre los dos empujamos a Andrea que se quejaba de que le dolía mucho la mano y no paraba de llorar; quedaba sacarme a mí, pero pensé en la herida de Carlos, pensé en que yo soy mucha más alta y pesada que él, en fin, se lo dije y me contestó con tanta fuerza que le hice caso. Me dijo “déme la mano”. La adrenalina funciona, porque me sacó de un tirón.

Las otras dos chicas, Adri y Carol, estaban ya en la casa, no tenían ni idea de dónde nos habíamos metido y casi se mueren del susto ¡de nuevo! al vernos llegar mojados, temblando de frío y totalmente sorprendidos de la película de acción que nos estaba tocando vivir.

Llamamos a la policía, el tipejo primero nos regañó por estar en la montaña “con lo peligroso que es” (imbécil, nos dimos cuenta…), luego pretendía irse y dejarnos ahí. Le pidió permiso al superior (“Comandante, tengo un X-,puedo…”) y nos subimos. Pusimos la denuncia pero antes pasamos por el cafetal.

Esta es la parte divertida. Carol se bajó, buscó muy digna su bufanda y se la puso (antes muerta que sencilla), Adri se bajó, buscó evidencias como el tape con que nos amarraron (ya lo dije, mucho CSI) y bajamos a Heredia. La verdad que tras el susto lo que nos dio fue mal de risa, inventamos chistes, yo dije que la tapa (o boca) de sopa de caño estaba terrible, alguien más dijo que lo terrible fue que mientras nos llevaban secuestrados estuvieran escuchando y cantando tex-mex, que eso ya era tortura; alguien más imitaba a Carol poniéndose la bufanda con todo su glamour. Cualquiera que nos hubiese visto llorando de la risa no nos creería la historia.

Solo Andrea tuvo que ir al Hospital, la mano quebrada. Las heridas de Carlos estaban perfectas, la mayoría pasamos sin pena ni gloria por el incidente, solo teniendo que contarlo una y otra vez a la persona que se enterara de que “algo” nos pasó en la montaña.

Adicionalmente, me sorprendí mucho de la reacción del ser humano en situaciones de crisis. Cuando veo una película y la gente hace cosas “raras” y los que ven piensan que es irreal, me río. Yo saqué a escondidas mi cédula de identidad, las llaves de mi casa y mi reloj mientras íbamos en el carro, escondí los labios y ensalivé la cinta con que me amordazaron para poder hablar; Adri tiró su teléfono móvil a la hierba al principio de todo, pensando que nos iban a dejar ahí y que necesitaríamos comunicarnos; Carol que parecía la más frágil se dedicó a acariciarme la cabeza y a calmar a los que podía, nunca se quebró; Carlos tuvo fuerza para salir por su cuenta y sacar a dos personas de un hueco, con heridas recientes por la hernia, y Andrea, que probablemente era la que yo pensaba que tendría más fuerza, fue la que se puso más nerviosa, claro, también es cierto que con la mano quebrada cualquiera se pone así. Nadie es “normal” en estas situaciones.

Cuando volví a mi casa mi papá nos recetó té de tilo y flores de bach para calmarnos. Una vez que mis últimos dos amigos se fueron de mi casa, me dijo algo que me marcó, aún más que la experiencia. Me dijo “no vamos a entrar en este acuerdo, no vamos a aceptar que en esta familia pasen estas cosas, no vas a asumir que te van a seguir pasando”.

Y así ha sido.

jueves, marzo 09, 2006

Finalmente, la he visto

Ya Ale lo había dicho AQUÍ pero hasta ahora tuve chance de ver "Buenas noches, y buena suerte". Impresionante. Sé que casi siempre hablo bien de las películas, pero olvídense de todo lo que he dicho de otras, esta película es maravillosa. El actor principal (David Strathairn), como dijo Ale, es genial, genial, genial. Tenía mucho tiempo de no salir tan satisfecha del cine. Puede ser deformación profesional por el tema, yo qué sé, pero es una joya.

No he visto Capote, pero espero que Philip Seymour Hoffman esté soberbio, sino esto del Oscar al mejor actor habrá sido un robo. Cierto que Heath Ledger estaba genial en Brokeback Mountain, pero Strathairn convence a la primera palabra. Y tiene una voz impresionante. Y espero también que Crash sea mejor que esta...

¡¡¡Y espero algún día impresionar (en el teatro) de esta manera!!!

¡En fin, que no aguanto las ganas de que salga el DVD!

miércoles, marzo 08, 2006

Los genes levantan la voz


Hoy me encontré con una bonita sorpresa. Soy oficialmente escritora… una obra de teatro que escribí incluida en un libro… cierto, hay otras dos, pero nadie me quita el orgullo de tener mi nombre estampado en la portada. Ya lo publicaron, estoy a la espera de mis copias: ¡esto es demasiado emocionante!

Dejo aquí una parte del medio de la obra, que se llama “Negra. O nocturnal de una piel inoculada por el odio nuestro de cada día” y que ganó un accésit del Premio de Textos Teatrales Marqués de Bradomín 2005, que convoca anualmente el Instituto de Juventud de España.

Mi papá es escritor, supongo que los genes finalmente están haciendo su acto de aparición… y como estoy tan contenta me permito este pequeño desliz de pedantería.

Feliz, orgullosa… aquí les va





Túnel, lo que soy

KENYA:

(Canta)
Lo que soy
se fue a pasear con lo que quise
Lo que fui se quemó en la hoguera
de lo que me negué y no fui

(Kenya se alista para conocer a Ligia. Se peina. Se maquilla. Se perfuma. Se vuelve a peinar, retoca el maquillaje, se pone un poco más de perfume, se alisa la ropa, se peina, sacude sus zapatos, se retoca el maquillaje, se peina, se alisa la ropa…)

Ante los ojos ciegos por decisión camino con la cabeza agachada. Miro la calle, asfaltada con capas y capas y me pregunto cuándo empezamos a asfaltar el espíritu. Cruzo, sin fijarme en el alto ante la mano batiente, insolente de prepotencia del policía “pase negrita, no atrase”. Mierda. Vaya a decirle “negrita” a su mama. “ita”, “ita”, “ita”, de diminutivos está hecho el asfalto que cubre las almas. Entro a la tienda “en qué le puedo servir, negrita”. Mierda, tengo nombre. El asfalto es negro y no tiene nombre. ¿A las “blanquitas” les dirán “blanquitas”?… “en qué le puedo ayudar, blanquita”. Digo gracias y antes de salir “con gusto, negrita”… salgo. Las tiendas cambian de estilo según el cristal con que te miren. Salgo al asfalto. Y eso cuando tengo suerte y no soy “morena”, con ese dejo de “menos que negrita”… carajo, como si hubiera una escala que atravieso solo para llegar un poco más abajo… tengo nombre, coño, tengo nombre… Y no, no me llamo “negrita”, ni “morena”. Paso por el segundo semáforo, ahora en verde para los peatones y pienso… Debajo de la capa de asfalto algo debe quedar de quien fui. Nadie sabe lo que yace debajo de las carreteras por donde conduce. Hoy hice tres altos, pasé al menos 7 semáforos y crucé unas 12 calles y no pensé, ni por un instante, en los sueños ajenos que pisé. Habría que dragar debajo de las calles, extirpar las ideas aplastadas por los odios, extraer lo sucio y separarlo de lo puro… ¿por qué nadie me ha preguntado cómo me llamo? ¿Es más fácil etiquetar? Tengo nombre. Nombre, que no etiqueta. Y no es negrita, ¿entendido?

Debajo del asfalto hay toneladas de basura y de sueños que se pudrieron por descuido.

(termina de alistarse, se da una última mirada en el espejo)

(canta) Lo que quise
anda de la mano con mi ser
juega entre la espuma
de lo que no fue

Si se quedan en silencio hoy
entenderán que solo soy
lo que soy, negra soy, negra soy.

lunes, marzo 06, 2006

Las noticias, o metodo eficaz de deprimirse

Leyendo noticias me encontré con una digna de deprimirse... bueno, más de una, pero esta me eriza la piel.


Un señor en Long Island sale a pasear a su perro y ve en la calle un bultito. Pensó que era un animal, esto típico de que los atropellan y ahí se quedan... se acerca y se lleva la sorpresa de su vida: es un bebé recién nacido.

Al parecer, nadie sabe cómo, el bebé llevaba más de un día en la calle y varios coches le habían pasado por encima. Estaba tan destrozado que la policía no ha podido determinar ni su sexo, ni su raza ni nada.

Lo primero y más evidente es cómo puede ser que tantos conductores le hayan pasado por encima sin enterarse de lo que era. Lo segundo es, una vez más, cómo es posible que la humanidad sea tan macabramente malvada... un bebé recién nacido... por Dios.

Yo debería olvidarme de que alguna vez estudié periodismo y simplemente no leer noticias, sé que la ignorancia no ayuda, pero las noticias tampoco me aportan demasiado... al menos esta no, definitivamente, porque lo único que me queda es un asco de los seres humanos.

Hasta cuándo van a seguir pasando estas cosas... ¿por qué la gente tiene bebés como si fueran juguetes que se desechan si no se quieren y por qué, además, la crueldad?

viernes, marzo 03, 2006

Sencillos deseos (en préstamo)

Yo tuve una fase de esas, de esas en las que uno despotrica contra el amor, o lo que se entiende de él. Decía las frases típicas de “no me vuelvo a enamorar”, y no solo las decía, las sentía y estaba absolutamente convencida. Me declaraba escéptica, empecé a decir que los hombres eran todos bla bla bla, es decir, me sostuve con todos los tópicos que me hacían sentir menos sola.

Y luego, cuando más cómoda estaba en mi actitud de mujer autosuficiente-que-no-necesita-de-nadie… vino la sorpresa.

Y claro, como así funciona, pasé a otra fase típica (pero como se goza), esa de ver todo con mariposas, flores, sonrisas… esa me ha durado ya un buen rato, supongo que será buena señal esto de que una vez pasado el momento de que todo es perfecto, a mí me siga pareciendo que lo que tengo vale y mucho la pena.

Hace unos días estaba viendo un capítulo de “Sex and the City” que habla de eso, lo llaman el factor “ick”, por cursi. Y si me pongo a pensar, no es tan malo. Digo, puede cansar a los demás… pero ¿por qué se acepta más a alguien gruñón que se queja y le parece mal todo y es tan difícil entender al que sueña y suspira?

Así que, sacando la cursi que hay en mí y que anda sonriendo por las calles, le pedí prestado un poema a Gioconda Belli –ella dice lo mismo que yo pero con más arte- y aquí se los dejo... me encanta lo de la mujer más linda del mundo.



Sencillos Deseos

Hoy quisiera tus dedos
escribiéndome historias en el pelo,
y quisiera besos en la espalda,
acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades
o las más grandes mentiras,
que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda,
que me querés mucho,
cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura
deshaciéndome un ruido de caracol,
un cardumen de peces en la boca,
algo de eso frágil y desnudo,
como una flor a punto de entregarse
a la primera luz de la mañana,
o simplemente una semilla, un árbol,
un poco de hierba.


Gioconda Belli



miércoles, marzo 01, 2006

Sigh, sigh… I’m sissy!


Fui a ver “The New World”. Hermosa. Poética. Concisa… el diálogo de toda la película debe caber en diez páginas, no se gastan con textos de más. Es verdad, las actuaciones no me parecen especialmente sorprendentes, pero hay otros detalles que lo compensan como que Terrence Malick no es aficionado a los escándalos (odio las películas donde la música y los efectos están tan alto que uno salta en el asiento). Me sentí como si me susurrara la historia. La fotografía es impresionante… y sobre me pareció una película tan humana y romántica que salí suspirando.

Bueno, también es que tuve un día muy hermoso con abrigos y esas cosas, cortesía de WOODSMAN, así que no respondo, ando hecha toda una señorita romántica y además tuve un día de esos en los que un shawarma (también conocido como kebab) es mejor que una cena con velitas y cualquier barcillo es buena sede para brindar.

Como que la espera de la primavera está dando buenos resultados en mi ánimo.

¡Y yo que no quería ir al cine!
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...