jueves, enero 31, 2008

Firmin, de Sam Savage


Lo que digo yo: Un ratón que nace en lo alto de una librería. Empieza comiéndose los libros pero pronto descubre que tienen un uso más hermoso. Su visión de mundo, desde los fondos mismos de los más bajos fondos, llevando una vida de desprecio como cualquier rata. El protagonista es entrañable, suficiente para que valga la pena leer el libro, aunque la historia se quede un poco en la anécdota. De todas formas, eso de sentirse identificado con una ratita de biblioteca siempre deja el corazón feliz y preocupado. Las reflexiones que hace sobre literatura tampoco tienen desperdicio.

Lo que dice la contraportada:
Nacido en el sótano de una librería en el Boston de los años 60, Firmin aprende a leer devorando las páginas de un libro. Pero una rata culta es una rata solitaria. Marginada por su familia, busca la amistad de su héroe, el librero, y de un escritor fracasado. A medida que Firmin perfecciona un hambre insaciable por los libros, su emoción y sus miedos se vuelven humanos. Original, brillante y llena de alegorías, Firmin derrocha humor y tristeza, encanto y añoranza por un mundo que entiende el poder redentor de la literatura, un mundo que se desvanece dejando atrás una rata con un alma creativa, una amistad excepcional y una librería desordenada.

miércoles, enero 30, 2008

Tríptico de la aflicción de Angélica Liddell


Lo que digo yo:
En cuanto al exceso, la estética desde lo escrito “en tu cara” y la desfachatez, la Liddell es la reina. Creo que juega con una desventaja (o no) y es que su teatro no acaba de entenderse si no se conoce la ideología que lo respalda. Es como leerse un tratado político sin dominar los términos que se usan. Hay que saber a que juega para poder disfrutarlo. O disfrutarlo no es la palabra, más bien es acabar indigesto, pero está bien porque queda claro que es lo que la dramaturga quiere.

Definitivamente no es para todos los gustos, pero quien busque un poco de acidez contra el mundo se la puede pasar muy bien.

Lo que dice la contraportada:

Nada, así son algunos libros de teatro. Este en concreto fue una publicación especial de la Revista Acotaciones del 2004.

miércoles, enero 23, 2008

Telepatía y sueños premonitorios

3. Telepatía

f. Coincidencia de pensamientos o sensaciones entre personas generalmente distantes entre sí, sin el concurso de los sentidos, y que induce a pensar en la existencia de una comunicación de índole desconocida.

f. Transmisión de contenidos psíquicos entre personas, sin intervención de agentes físicos conocidos.


Cuando estaba en el colegio me di cuenta de que decía cosas a la vez con una amiga. Como nos pasaba muchísimo, empezamos a probar hasta dónde podíamos llegar. Por jugar, y sin avisar a la otra, escribíamos en un cuaderno una palabra o una orden (sencillas, como rascate el brazo derecho). Casi el 100% de las veces, la otra de repente pensaba en la misma palabra, o ejecutaba la orden.

Mi madre me responde cosas que no le he dicho. Cosas muy concretas, completa mis frases, me hace bromas que no vienen a cuento y corresponden con lo que tenía en mente. Una vez iba conduciendo hacia mi casa, pensando en una sopa que hace mi madre y cuando llegué estaba terminándola de hacer. Dije "maaami" y ella, antes de que le dijera nada más me dijo "es que te oí llamarme y pedirme que te hiciera sopa". A veces tengo ganas de hablar con ella, me concentro y la imagino llamándome. Puede que tarde incluso medio día, pero siempre me llama. Me llegan “mensajes” de amigas, sobre todo las cercanas.



4. Sueños premonitorios y/o de relevación



Los sueños… pues cuento uno de familia y luego uno personal.

Mi tía casi mamá soñó que otra de mis tías estaba encerrada en una casa, con una chica de X características (muy particulares, por ejemplo pelirroja) que intentaba atacarla y hacerle daño. Ella se ponía en medio de las dos y al final lograba espantarla. Unas semanas después mi otra tía se enteró de que su marido le era infiel, con una tipa exacta en descripción a la del sueño de mi tía casi mamá. Esta misma tía (casi mamá), que es bastante particular, soñó días después de que me comprometiera, que llegaba a su casa a contarle que me iba a casar. (Como que el mensaje llegó muy rápido por vías alternativas, jiji). Ella sostiene que sabe cuando un sueño es “normal” y cuando es de premonición/revelación. Nunca falla. Nunca nunca nunca.

En marzo del 2005 pasé una semana de depresión chunga. Me sentía sola, pero de esa manera en que pocas veces se siente uno en la vida. Llevaba varios meses bajando de peso, pero la mayoría lo perdí esa semana, estaba al borde del abismo en todos los sentidos tras un laaaargo duelo. Muy en serio le pedí a Dios una cosa. Que me mostrara en sueños quién era la persona con que iba a estar, pasar mi vida, crear vida juntos. Cuando me levanté, no me acordaba del sueño, pero tenía un nombre. Me sentí estafada, el único con ese nombre que tenía cerca y conocía era gay, el otro le había perdido el rastro meses atrás y no pegábamos ni con cola como pareja. Me enojé un poco, “para una vez que pido un sueño de revelación”, pensé.

Olvidé el sueño durante meses.

En agosto-setiembre de ese mismo año conocí a Fernando. En diciembre, antes de venirme a vivir a Barcelona, una de mis compañeras de piso me recordó el sueño… y el nombre. Sí. Era “Fernando”.

A veces me vuelvo loca y me estreso según lo que sueñe, gracias a esto... pero divertido es. ¡Lástima que nunca sueñe con el número del Euro Bote!

lunes, enero 21, 2008

Reencarnación

A raíz de uno de mis posts, Amorexia me invita a hablar de temas… digamos… misteriosos/esotéricos.

Probablemente muchos no estarán de acuerdo conmigo, pero eso es lo interesante. Me dejo de rodeos y vamos al ajo. Esta será una pequeña serie de temas, empiezo con la reencarnación.



1. Reencarnación
según la RAE:
1. intr. Volver a encarnar.


Sí. Creo. No sé hasta que punto lo asumo como una cosa real en mi vida, aunque hubo un tiempo en que me pegó la rayada de haber sido alguien más... pero luego dejé el tema, creo que me dio miedo pensarlo en profundidad.

Como concepto pienso que es perfectamente posible.

Siendo como somos un ente/alma/espíritu cuyo cuerpo es sólo el instrumento, no me parece descabellado que éste pueda vivir en cuerpos diferentes, en momentos diferentes. Muchas religiones orientales aceptan la posibilidad y de hecho basan sus creencias y forma de vivir en este principio. Como muestra, el hinduismo y el budismo (y el karma).

Si nos vamos a la religión católica, la verdad es que se supone que se niega esta posibilidad, pues todos los conceptos de “renacer” están vinculados con la vida eterna, esa es la explicación de la "resurección de los muertos", es la vida que nos espera –según nuestros actos en vida –en este espacio poco definido que es el cielo. Como hace unos años dijeron que el infierno no existe, yo sigo sin saber dónde va la gente que hace cosas malillas y nunca llegan a arrepentirse. Esto me parece aún más misterio que la posibilidad de la reencarnación.

Sin embargo, si leemos La Biblia con detenimiento, se hacen referencias a estos temas aunque nunca se les aclara del todo. Por ejemplo:

Durante el pasaje de la transfiguración Jesús dice a sus discípulos: “Elías ya vino, y no lo reconocieron sino que hicieron con él todo lo que quisieron. De la misma manera va a sufrir el Hijo del Hombre a manos de ellos. Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista”.

Según mi humilde interpretación, Jesús hablaba de Elías y Juan el Bautista como la misma persona, en tiempos diferentes.

Ahora, entiendo que el concepto de meterse –cual espíritu chocarrero –en un embrión es difícil de asumir, pero de nuevo, si no es así… ¿de dónde surge la vida? Ojo, que creo en Dios, incluso me considero católica –no practicante-, pero una cosa para mí no excluye la otra. Así que, aunque entiendo que se diga "viene de Dios", eso no significa que mi idea quede rebatida. Puedo entender, eso sí, que no se tenga respuesta y aún así no se crea en esto. En fin, que yo incluso podría decir quien creo que fui en una vida pasada, aunque sé que en algunos grupos esto es causal directa de internamiento en el psiquiátrico.

jueves, enero 17, 2008

Me acuerdo de un recuerdo


Una de las cosas que más me da miedo en este mundo es perder la memoria. Me parece de una crueldad terrible... el que el disco duro desaparezca es el mejor sinónimo de quedarse desamparado, porque lo único que tengo, que es mío, es lo que me ha pasado. El cuerpo es un instrumento, el cerebro es el procesador.

Leí un artículo (confieso que fue en la Cosmo o en la Glamour, mea culpa mea culpa) una vez sobre una chica que sufrió amnesia, cambió su vida radicalmente porque nada de lo que le decían sobre sí misma le satisfacía y confesaba que, tras muchos años, le aterrorizaba recuperar la memoria, porque sabía que se encontraría con “residuos” de su anterior yo.

Me parece alucinante.

Bueno, todo el fenómeno de la memoria me parece increíble. Porque si nos paramos a pensarlo, los recuerdos no son más que una construcción medio ficticia – medio real de lo que nos pasa.

Mi hermana, por ejemplo, cuenta una historia de cuando estaba chiquitilla, de que se cayó en un hueco y no podía salir. Daría su vida jurando que es verdad, pero mis papás (que según ella estaban) juran sobre sus seres más preciados que nunca pasó. ¿Quién tiene la razón?

Mi teoría, en este caso, es que estuvo a punto de caerse o algo similar, que luego su mente magnificó. O no, yo qué sé... sólo sé que no sé nada y eso ya lo dijo el filósofo, así que nada qué aportar.

Me he pasado, y para eso no tengo explicaciones, que me acuerdo de cosas que sé que no soñé pero que tampoco me han pasado, al menos en esta vida (uy, obviemos el tema, no tengo ganas de hablar de reencarnaciones y cosas de estas). Y la sensación es de realidad absoluta. Podría describir el tacto, el olor, los sonidos de las situaciones.

Tengo mucha imaginación, pero no creo que tanta.

A lo mejor el cerebro guarda informaciones sin procesar que luego construye, qué se yo, pero raro es.

De paso, se recuerda lo que se quiere y en las dimensiones que se quiere. Apasionante e inquietante, porque a la vez es una cosita tan frágil...


La ilustración es del oh, maestro, Quino.

miércoles, enero 16, 2008

Google Reader, el chismoso

Hace unos días leí un post, no me acuerdo de quién, que nunca vio la luz en su blog. ¿Cómo? Gracias a mi amigo Google Reader, el chismoso. Pensé que era un error, que la persona había publicado y luego había borrado la entrada.

Ayer, esta vez si digo de quienes, leí el post de Murasaki sobre su cumpleaños horas antes de que lo colgara. Y un trozo de un post del Pequeño Aprendiz de Actor que hasta horas más tarde estuvo completo.

¿Cómo? No sé… Google Reader es así. Supongo que los geniecillos informáticos idearon este tipo de programa con un fallo enorme: se leen los borradores.

Ni siquiera te avisan, de hecho me ha quedado una sensación rara de vivir en un universo paralelo donde –sin siquiera pedirlo –puedo chismorrear los blogs ajenos. Me siento como si mirara el diario privado y sólo me entero cuando le doy click al link del blog, o del post y aparece la nada.

Moraleja:
no guarden los posibles posts como borrador, al menos no hasta que sea seguro que será publicado. Una buena opción es Google Documents, que es como tener Word en línea.

En todo caso, no hay de qué preocuparse… su secreto está a salvo conmigo.

lunes, enero 14, 2008

No soy perfecta.

Me construyeron perfeccionista.

Tengo clarísimo que el daño es equivalente al bien que me hicieron.

Cuando sacaba un 8 en mi casa me decían que era una nota mediocre. Un 9 estaba bien pero era insuficiente. Un 9,5 era un intento fallido de lo excelente, que era el 10. Para demostrar mi inteligencia SÓLO podía sacar 10. Menos era mala señal.

Gracias a esto siempre fui buena estudiante, muy muuuy responsable. Pero también lo he pasado muy mal.

Con 9 años me eché a llorar mientras decía “castígueme, si quiere” porque me saqué un 7 en matemática. Mi papá me miró con cara de ¿qué qué? Y me dijo que no era para tanto, había sacado 2 puntos más de los necesarios para pasar el examen, pero me sentía fracasada. Mi mamá era más puñetera con estas cosas, su ansia de vernos como mujeres triunfadoras la hizo exigir hasta los límites.

En los primeros años de secundaria sufría mucho, yo había entrado a un cole donde la mitad de las clases eran en inglés y no sabía nada de nada, por más que me esforzara las notas siempre eran apenas la sombra de lo que se esperaba de mí. Cuando estaba por terminar, ante la evidente dificultad de entender las ecuaciones trigonométricas, pasaba horas en clases privadas para lograr lo exigido.

En la universidad, vivía con la amenaza permanente de que si no aprobaba TODOS los cursos, estaría obligada a trabajar para seguir estudiando. A principios de primer año en matemática (malditas mates, las detesto) el cerebro y la disposición no bastaron, saqué un 4, suspendí con entusiasmo y la gastritis fue de campeonato. No sé cuánto estuve enferma, pero no fueron pocos días. Tenía miedo, de verdad, tanto que mis papás se enteraron de que me quedé en aquella materia unos diez años después.

Una de las razones por las que dejé el periodismo, lo confieso aquí, fue porque sabía que jamás sería excelente. Sí, es cierto, tampoco me apasionaba el mundo ese, pero tenía la certeza de que siempre sería malilla, mediocre o, con mucho esfuerzo, apenas buena.

Ahora, sin miedos a repetir cursos, esta exigencia es tan personal que me cuesta no tenerla.

Lloro de impotencia cuando no entiendo algo, cuando me doy cuenta de que se escapa de mis posibilidades. No puedo evitarlo, es casi patológico.

Hoy, para más inri, me eché a llorar en plena clase de música porque no entendía de la misa la media. Visto desde mi yo de afuera me di cuenta de que era un ridículo aquello, pero por más que me lo repetía, las cabronas lágrimas seguían saliendo.

Quiero pensar que algún día aceptaré que no soy, ni tengo porque ser perfecta. Y que un 5, 6 ó 7 no dice nada de mí, dice de mis aptitudes concretas en un área concreta, no más. Quiero dejar eso que durante 28 años y medio de vida he asumido. No soy peor persona por no controlar las cosas. No.

Quiero creérmelo.

sábado, enero 12, 2008

Tres años, cuatro, cinco ¿seis?

Esta semana me enteré de que, para que me den la nacionalidad, tengo que quedarme aquí unos tres años más. Sí, eso es lo que tardan. La razón es que en el 2005 se regularizaron miles de inmigrantes ilegales, entre ellos los latinoamericanos y tras dos años de residencia legal (que no sea por estudios) se puede pedir la nacionalidad. El sistema ha colapsado, no tienen capacidad de reacción ante la ola de solicitudes.

Tres años “más o menos”, me dijo el señor que me atendió. "¿Por qué, te urge?" remató. "No, clarooo que nooo, es curiosidad", respondí. Tres años, o más. TRES AÑOS. Juro que no sé si estoy feliz de tener la excusa, finalmente, para seguir aquí o si más bien estoy un poco descolocada por tener un plazo mínimo establecido.

Hasta ahora me he quedado mucho más tiempo del decidido inicialmente, pero es algo que se va sumando paulatinamente... siempre puedo largarme "ya casi" si lo quiero. Pero con este trámite no, estoy obligada a quedarme.

No quiero irme sin eso por diversas razones, entre ellas que los padres y familia de Fernan se quedan aquí y nunca se sabe cuándo y por cuánto tiempo podría verme en necesidad de venir. Segundo, ahora no piden visa a la gente de Costa Rica, pero es probable que en cinco, diez o ‘X’ años sí la pidan. Y me niego a seguir haciendo papeleo, llevo cuatro años entre burocracia y ya está bien.

Pienso en tres años y la vida se me hace contradictoria… es un poco menos de lo que llevo en España, han pasado tantas cosas que me suena muuucho tiempo, pero no lo he sentido como un período muy largo. Pero claro, sumo tres y medio que llevo, tres que quedan: y seis años me suena a mucho.

Temo perder los vínculos, con todo… no sólo los personales. Lo de perder amigos sé que va como tiene que ir, la gente que te quiere aguanta el tiempo que tiene que aguantar. Lo sé. Ya lo he vivido y entiendo que es un proceso natural. También laboralmente, sé que quien confía en tu trabajo te hará un sitio, ahora o en unos años… pero seis años no son pocos, suenan a echar otras raíces.

Me suena a posibilidades tan abiertas que me colapsa mi propio sistema.

Y sí, lo reconozco… da mucho miedo. Sobre todo porque ayer se fueron mis papás, y no puedo evitarlo, cada vez que me despido y cambio (o cambian) de país, me queda una sensación de desamparo terrible, físicamente dolorosa. Da miedo.

viernes, enero 04, 2008

Antichrista, de Amélie Nothomb


Lo que digo yo

Por primera vez, ante un libro de Nothomb digo “bla bla”. Me lo leí entero porque es pequeño y tenía la esperanza de que cambiara algo, de que diera un giro y me dejara maravillada, de que la historia no fuera tan simple como parecía. Pero no.

Se trata de una novela que parte de una idea genial, llena de posibilidades y que se queda en la anécdota, y en una bastante pobre. Digamos que es como ir a ver una película y que el protagonista dice al principio “soy el asesino” y nunca se contradicen… deja de ser interesante.

De hecho, la tesis o idea que propone y evidencia desde la página uno no cambia nunca… Nothomb la describe y explica pero no hay conclicto, ni personajes que cambian ni ná de ná. Estas dos características serían perdonables y admirables si, por ejemplo, su reflexión fuera tan rica que no se puede resistir; o si fuera una maestra de las descripciones. Pero no lo es.

En fin, libro –para mí- asbsolutamente prescindible, que se entiende que estés publicado porque su autora vende, haga lo que haga.

Lo que dice la contraportada

Blanche conoce a Christa en la Universidad de Bruselas. Ambas tienen dieciséis años, Blanche es solitaria, tímida e insegura, Christa deslumbra por sus dotes de seducción y su descaro. El encuentro de estas personalidades podría haber propiciado una amistad duradera, pero se convierte en un doloroso camino de manipulación, abusos y humillaciones para Blanche, quien decide rebelarse. Antichrista, tragicomedia iniciática sobre las dependencias emocionales de la adolescencia y una reflexión sobre la vulnerabilidad, el sufrimiento y las expectativas de esa tierra de nadie situada entre la infancia y la juventud.

miércoles, enero 02, 2008

Año Nuevo, de 3 en 3

Siempre me llama la atención la gente que hace resoluciones de Año Nuevo. Alguna vez lo he intentado y siempre fracaso… no tanto por falta de voluntad si no por falta de memoria. Para cuando empieza marzo o abril he olvidado lo que me propuse.

Este año, para variar, he resuelto hacerlo, como parte de mi listado de mis “TRES…” del año.

TRES PELÍCULAS FAVORITAS: admito que este año no me pareció una eminencia del cine, pero aquí van… las tres que me causaron más efecto, puede que me esté olvidando algo mejor, se oyen sugerencias!

1. Zodiac
2. 24 semanas después
3. El orfanato: me encantó la actuación de Belén Rueda y pensé que era justo poner alguna española.

TRES LIBROS FAVORITOS: estos son los que más disfruté leyendo…

1. Tenemos que hablar de Kevin, Lionel Shriver
2. El niño con el pijama a rayas, John Boyne
3. El curioso incidente del perro a medianoche, Mark Haddon

TRES MOMENTOS FAVORITOS:
1. Casarme… es que me la pasé taaan bien, todo lo que pasó alrededor y que culminó con la boda más linda del mundo (18 de agosto)
2. La cena de Navidad con los del Institut: sentí de corazón que he ganado amigos hermosos (21 de diciembre). Lloré, aunque eso no sea raro, porque siendo esta la 4ta Navidad en España, es la primera que me siento acompañada por amigos.
3. El final de año con mis papás. ¡Ehhh… siguen aquí!

TRES MOMENTOS DE ALTERACIÓN:
1. Dos trabajos de mierda, frustrados… una compañía telefónica y una tienda ropa interior me hicieron padecer lo indecible.
2. Enfrentarme a la noticia de que alguien a quien quise mucho me clavó una cuchilladita por la espalda, con otra persona a la que también quiero mucho. C'est la vie.
3. Ayer, cuando me pesé…


Y, como segunda parte de mi lista de 3, he aquí mis tres propósitos para el 2008

TRES PROPÓSITOS:
1. Bajar 10 kilos que vengo arrastrando de más desde hace un par de años, oscilo entre +7 y +10. No quiero decir cuanto peso, pero bajaré diez para finales de este año.
2. Corregir mis novelas para que hagan algo productivo.
3. Sacarme el carné de conducir… tengo el de Costa Rica pero aquí no me sirve de nada y he estado atrasando el momento, pero creo que ya llegó.

Y uno extra:
Voy a decir y hacer lo que siento y pienso, le caiga como le caiga a la gente. Eso será para lo bueno y para lo malo… se acabó el ser siempre políticamente correcta.

Y ya tá…

PS: COMO PUEDEN NOTAR ME CANSÉ DE MI LOOK, ME LAVÉ LA CARA Y ME PUSE UN POCO MÁS SIMPLE :-) FONDO BLANCO Y TODO, COMO UNA BUENA NIÑA SERIA
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