jueves, enero 01, 2015

Diez aprendizajes del 2014

1.  La muerte. No queda más remedio que aceptarla y aprender a asumirla como parte de la vida. No es bonito, pero llega un momento en la vida en que se mueren los abuelos, padres de amigos queridos, hermanos de otros amigos, amigos de los padres. En mi caso fue mi abuelita Nora, a quien llevo en el corazón y a quien recordé en cuanto empezó este 2015. A quien seguiré amando, porque sé que en alguna parte le llega la onda de amor profundo.






2.  El trabajo. Estrenar cinco espectáculos en un año. Escribir 8 obras de teatro nuevas. Ensayar unas 1500 horas en un año, trabajar fuera de ensayo otras 1500 horas en un año. Viva La Pulpe. No sé si volverá a pasar, pero fue un subidón muy bonito aunque agotador. Aprendo a medirme y a racionar las energías. No todo es trabajo y se puede decir “no”.






3.  El ocio. Lo mejor en libros creo que fue Drácula, aunque no fue precisamente el año más interesante en cuanto a lectura de ficción. Lo mejor en música el concierto de Joaquín Sabina. Lo mejor en cine definitivamente ver Relatos Salvajes con su sentido del humor tan bestial. Lo mejor en teatro me lo reservo :D, gajes del oficio, secreto profesional.






4.  La vida. Cumplí diez años en España. Casi la tercera parte de mi vida, y lo cumplí poco después de recibir mi DNI y mi pasaporte que me certifican como española. Vivir esa curiosa sensación de que un documento diga que eres de este lugar, cuando naciste en aquel otro lugar.






5.   Los "no" amigos. Algunos/as se han quedado atrás y aunque dolió en su momento, tengo clarísimo que… esas personas que salieron de mi vida o bien realmente piensan que soy mala persona (en cuyo caso mejor no estar cerca) o  dicen que lo soy para hacerme daño (en cuyo caso mejor no tenerles cerca). También está el caso de gente tóxica que tardé en sacar de mi vida y agradezco el haberlo visto y haber tenido ¡finalmente! el valor de alejarme. Y está el caso de las personas que podrían seguir a mi lado, pero así funcionan los ciclos: a veces se agotan y se acaban.



6.  El opio. Costa Rica en el Mundial. Una locura muy divertida.






7.   La política. Monté un burumbún en las elecciones de Costa Rica. Inesperado, divertido, emocionante. Empieza con una carta que le escribo a un candidato a la presidencia y concluye (como aventura) con la visita al Presidente de la República.





8.  La familia. Tengo un marido que vale su peso en oro. Tengo una familia noruega, catalana, gallega, costarricense… tengo mucha gente bonita que me ama con sinceridad y a quien amo con entusiasmo. Eso es ser afortunada.





9.  Los "sí" amigos. Hay un colador implacable llamado tiempo y distancia. Hace años se sacude y quedan pocos entre las rejillas. Pero los que quedan… ay los que quedan. No tengo muchos amigos cercanos, pero los que tengo son un pilar. Y eso también es de ser muy afortunada.










10. Yo.  Si algo me enseñó el 2014 es que ser “buena persona” pasa por no serlo. Tener buenas intenciones significa –a veces- permitirse los defectos. A veces soy mala, a veces… a veces me cae mal la gente, no la quiero, a veces incluso soy una nube espesa de sentimientos chungos. Pero eso me hace humana y eso hace que cuando soy luz, cuando soy arcoiris, sea sinceramente. Agradezco profundamente el no ser perfecta, el tener sentimientos que no son ideales… y me propongo permitirme ser humana, que hace años lucho demasiado por ser un cyborg infalible. 




Este 2015 no tengo propósitos, sólo el de pensar en mí y hacer sólo lo que me haga feliz.

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