viernes, abril 29, 2011

Tan cerca del aire, de Gustavo Martín Garzo

Lo que digo yo:


Hace media hora básicamente pensaba que no me había gustado mucho el libro. Hace cinco minutos NO lo soporto. La diferencia... que hace media hora no sabía que era Premio Torrevieja (el 2do con más pasta tras el Premio Planeta) y que su autor se ha metido en la buchaca un tercio de millón de euros. Ahora no lo aguanto.


A ver... la idea inicial, detonante y fundacional del libro es preciosa. Poética, dulce, mágica y todo lo que queramos. Pero ya está...


Me molesta:


1. que de una idea bonita se haya forzado una novela, el planteamiento daba para un cuento largo o una novela corta.


2. que esa necesidad de extender el texto termine haciendo cansino el tema de las garzas, que era bonito de entrada pero termina saturando. Uf.


3. que el autor piense que no entendemos a la primera... se pasa veinte páginas diciendo  de mil maneras pistas como (es un ejemplo cambiado) es peluda, de cuatro patas, da leche, hace mu, tiene pequeños cuernos, a veces manchas, se come la carne, se usa el cuero... para luego  decir "Fulanito se dio cuenta en aquel momento que aquel animal era... una vaca..." ¡¡¡como si fuera gran revelación!!! Yo personalmente pensé: ¿Fulanito es imbécil que no se había dado cuenta o el autor piensa que yo soy la imbécil?


4. la pobreza del lenguaje. Ya sé que no podemos inventar un idioma nuevo y que ¡quien seré yo para juzgar al señor Martín Garzo! y también tengo claro que hay frases que usamos cotidianamente, pero no puedo con construcciones y lugares comunes uno detrás del otro."Una lágrima le atravesó la mejilla", ese tipo de cosas... O sea, o buscamos una manera de decirlo que no suene a repetida o directamente soy partidiaria de "lloró".


5. el autor explica lo que debemos sentir. O sea, nos dice que Fulanito lloraba, como para conmovernos, pero la verdad es que a mí Fulanito no llegó a importarme un pepino... y tampoco me creo que llore cuando lo dice el autor. Y esto me lleva al:


     5.1 es que los personajes nunca llegan a serlo, no me los creí jamás... nunca pasaron de ser invenciones intermediadas por letras. No tienen sangre, ni piel... son mentira y de las malas.


     5.2 lo curioso es que la situación es inverosímil y me la creí, pero no a los personajes.


6. historias periféricas que parecen estar ahí para engordar el libro. No digo que la historia sobre el cerdito no sea bonita... ¿pero a cuento de qué viene? Lo mismo la del niño muerto... en fin, que se va por las ramas.


7. los diálogos... que en realidad son monólogo... y que no están bien. Punto.


8. pretende ser una especie de tratado sobre el amor, pero es pasteloso a más no poder... hasta el punto de que todo está tan masticado y expresado de una manera tan simplona, que las reflexiones me parecieron vacuas, sosas y cursis.


En fin, que para ser un libro "mágico" le falta poesía y profundidad. Y para ser una historieta le falta estructura y peripecias. Que un libro así sea publicado, vaya y pase... pero que valga un tercio de millón... me cocina el hígado. Ya, no nací ayer, sé que los premios van con trampa, pero una cosa es premiar a grandes como Pombo o Mendoza y otra a este señor, que me merece todo el respeto como persona pero no me gusta nada como creador literario. Y de eso era el premio...


Uf.


Qué a gusto me he quedado.


Y paso de poner lo que dice la contraportada que me enciendo otra vez...


miércoles, abril 27, 2011

A fraction of the whole, de Steve Toltz

Lo que digo yo:


Empecé con muy buen pie esta novela, porque antes de la página 20 había encontrado un tesoro: un párrafo al mejor estilo El Aleph pero en moderno y australiano (mate!) que me emocionó. Literalmente. Caminando por la calle con los ojos vidriosos y el corazón a mil. Llegué a casa a leérselo a El Hubby, que le encanta cuando me pongo sentimental por libros y cuadros de Munch. (Creo que tiene un nombre cuando te pasa eso de sentirte abrumado o sobrepasado por el arte, pero ahora no lo recuerdo).


La novela es laaaarga laaaarga como pestañas de elefante. Hay momentos en que se percibe cierto ir y venir narrativo, de hecho a mí me dio la sensación de poca planificación por parte del autor. Pero es verdad que los pecados que comete Toltz se le perdonan por dos motivos: la novela como conjunto está muy bien... ¡y es su primera novela, nominada al Man Booker y al Guardian First Book!


Lo mejor: que tiene frases memorables, de esas que disfruto marcando con el primer bolígrafo que encuentro.


Lo peor: es demasiado larga. Las últimas 200 páginas son duras a pesar de que están bien escritas. En fin, que es ejercicio mental por su extensión.



Lo que dice la contraportada:


Finalista del Man Booker Prize 2008. Durante la mayor parte de su vida, Jasper Dean no ha sabido si compadecer, odiar, amar o asesinar a su paranoico y excepcional padre, Martin. Pero ahora que Martin ha muerto, Jasper puede reflexionar acerca del hombre que lo crió, y lo que descubre es que, pese a todas sus excentricidades, la suya fue una gran aventura. Finalista del prestigioso premio Man Booker, esta original novela nos conduce del páramo australiano al París bohemio, de las junglas de Tailandia a laberintos, psiquiátricos y guaridas de criminales, y de lo más alto del primer amor a lo más bajo de la ambición frustrada. El resultado es un alocado viaje del anonimato a la infamia, así como la historia conmovedora y memorable de un padre y un hijo cuya simetría espiritual trasciende sus abundantes desencuentros. Una divertidísima crítica del mundo moderno y el debut épico del vertiginoso talento de Steve Toltz.



*disponible fácilmente en inglés, castellano y catalán.

viernes, abril 08, 2011

Juntos, nada más de Anna Gavalda

Lo que digo yo:


Mi querida María habló de este libro aquí. Y me entró la curiosidad, porque María lee mucho y porque solemos coincidir en gustos. Así que cuando vi el libro en la estantería de una amiga, no dudé en pedírselo prestado.


Es un libro hermoso. Muy tierno, lleno de pequeños momentos en que adoras a los personajes, todos entrañables. La trama es sencilla pero te mantiene interesada y a pesar de ser largo... lo leí en menos de cinco días.


Si tuviera que ponerle un defecto diría que la autora es muy buena con los personajes. Me explico: de vez en cuando podrían pasarles cosas negativas. Es como si acumularan mal karma antes del libro y Gavalda se pasara toda la novela intentando resarcirles el daño. De todas maneras es hermoso y lo disfruté muchísimo.


De la película ni hablar, no pienso verla ¡mucho menos con la Audrey Tatou de prota, es que no soporto a esta tipa! (Y sí, tampoco soporto Amelie...)


 


Lo que dice la contraportada:


Camille tiene 26 años, dibuja de maravilla, pero no tiene fuerza para hacerlo. Frágil y desorientada, malvive en una buhardilla y se esmera en desaparecer: apenas come, limpia oficinas de noche y su relación con el mundo es agonizante. Philibert, su vecino, vive en un apartamento enorme del que podría ser desalojado; es tartamudo, un caballero a la antigua que vende postales en un museo, y el casero de Franck. Cocinero de un gran restaurante, Franck es mujeriego y vulgar, lo cual irrita a la única persona que lo ha querido, su abuela Paulette, que a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su hogar y las visitas de su nieto. Cuatro supervivientes magullados por la vida, cuyo encuentro va a salvarlos de un naufragio anunciado. La relación que se establece entre estos perdedores de corazón puro es de una riqueza inaudita, tendrán que aprender a conocerse para lograr el milagro de la convivencia. Juntos, nada más es una historia viva, con un ritmo suspendido en el aire, llena de esos minúsculos dramas personales que seducen por su sencillez, su sinceridad y su inconmensurable humanidad. Anna Gavalda deja hablar a sus personajes, posee un agudo sentido de la observación de la fragilidad del ser humano, del delicado equilibrio entre la felicidad y la desesperanza, entre los sentimientos y las palabras para contarlos. Ha dado en el blanco con una novela divertida, que se lee de un tirón y que celebra la felicidad de estar con quien de verdad es importante. A punto de ser llevada al cine, Juntos, nada más ha hecho temblar durante meses las listas de los libros más vendidos de Francia.

Freedom, de Jonathan Franzen

Lo que digo yo:


Alrededor de la publicación de Freedom, el mundo literario parecía sacado de cualquier revista de prensa rosa. La razones son claras: Obama pidió  que le consiguieran una copia antes de que saliera oficialmente a la venta. Y estamos frente al autor que se atrevió a NO ir al programa de Oprah Winfrey al ser seleccionado como libro para el club de lectura. Esto pasó con Las Correcciones hace sus años, pero al ver la luz el nuevo libro, la cosa se puso interesante.


De hecho, la mitad de los comentarios sobre Freedom van de su "precio", de que se "vendió" a la industria y demás.. porque sí... esta vez fue a Oprah y aguantó la entrevista. Si la vemos con detenimiento, está claro que ha momentos en que no se le ve cómodo. Los más puristas, por decirlo de alguna manera, piensan que tenía que haberse mantenido al margen del ciclón mediático Oprah.


Sea como sea es un libro buenísimo, de un autor que cada vez me gusta más. Las Correcciones me sorprendió más que este, es verdad, pero yo veo una madurez narrativa y estructural en su manera de escribir. La familia que retrata ¡cómo no! es de esas que te dan escalofríos pero a la vez empatizas. Son detestables y adorables.


En esto Franzen es un maestro, nunca sabes quiénes son los buenos y quiénes los malos, les da aire y agua tanto como palos y pesares. No es condescendiente con sus personajes y cualquiera que haya intentando escribir alguna vez, sabe que esto es de las cosas más complicadas.


Buenísimo, sobre todo para los amantes de la mejor narrativa realista anglosajona, como yo.


 


Lo que dice la contraportada:


"A lavishly entertaining account of a family at war with itself, and a brilliant dissection of the dissatisfactions and disappointments of contemporary American life... Compelling...Freedom, though frequently funny, is ultimately tender: its emotional currency is both the pain and the pleasure that that word implies . . . A rare pleasure, an irresistible invitation to binge-read . . . That it also grapples with a fundamental dilemma of modern middle-class America—namely: Is it really still OK to spend your life asserting your unalienable right to the pursuit of happiness, when the rest of the world is in such a state?—is what makes it something wonderful. If Freedom doesn’t qualify as a Great American Novel for our time, then I don’t know what would . . . The reason to celebrate him is not that he is doing something new but that he is doing something old, presumed dead—and doing it brilliantly. Freedom bids for a place alongside the great achievements of his predecessors, not his contemporaries; it belongs on the same shelf as John Updike’s Rabbit, Tom Wolfe’s The Bonfire of the Vanities, Philip Roth’s American Pastoral. It is the first Great American Novel of the post-Obama era." —Benjamin Secher, Daily Telegraph

"The ultimate way-we-live now novel" –Lev Grossman, Time

"Writing in prose that is at once visceral and lapidary, Mr. Franzen shows us how his characters strive to navigate a world of technological gadgetry and ever-shifting mores, how they struggle to balance the equation between their expectations of life and dull reality, their political ideals and mercenary personal urges. He proves himself as adept at adolescent comedy as he is at grown-up tragedy; as skilled at holding a mirror to the world his people inhabit day by dreary day as he is at limning their messy inner lives . . . Mr. Franzen has written his most deeply felt novel yet—a novel that turns out to be both a compelling biography of a dysfunctional family and an indelible portrait of our times." —Michiko Kakutani, The New York Times

"[Freedom is] a work of total genius: a reminder both of why everyone got so excited about Franzen in the first place and of the undeniable magic—even today, in our digital end-times—of the old-timey literary novel . . . Few modern novelists rival Franzen in that primal skill of creating life, of tricking us into believing that a text-generated set of neural patterns, a purely abstract mind-event, is in fact a tangible human being that we can love, pity, hate, admire, and possibly even run into someday at the grocery store. His characters are so densely rendered—their mental lives sketched right down to the smallest cognitive micrograins—that they manage to bust through the art-reality threshold: They hit us in the same place that our friends and neighbors and classmates and lovers do. This is what makes Franzen’s books such special event." —Sam Anderson, New York Magazine

"One of those rare books that starts well and then takes off . . . a joy to read . . . With its all-encompassing world, its flawed heroes and its redemptive ending, Freedom has the sweep of a modern Paradise Lost." Economist

"The Great American Novel." —Esquire

"Epic." —Vanity Fair

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