miércoles, septiembre 15, 2010

Biografía del hambre de Amélie Nothomb

Lo que digo yo:

No tengo mucho qué decir. Muy Nothomb en cuanto a lectura fácil, entretenida, divertida. Poco Nothomb en cuanto a lo que consigue. Quiero decir... Metafísica de los tubos es hermoso, cumple con entretener pero te deja con ganas de más. Este entretiene pero no duele cuando acaba. Creo que las reflexiones se quedan un poco en lo superfluo, el personaje no es tan creíble como otras veces y hay saltos temático-temporales que no se explican. Es como que yo diga: me gusta el chocolate. Luego una página después diga: entonces dejé de comer chocolate... pero en medio no explico por qué. O sí, pero es -de nuevo- una justificación poco currada y poco creíble.

La protagonista es divertida, eso se lo concedo... y exagera de una manera muy tierna... eso también se lo concedo.

Parece que es patético el libro y no es eso, sólo que ofrece mucho que luego no entrega y yo, honestamente, esperaba más que pasar un rato de ocio.


Lo que dice la contraportada:

Nos hallamos ante un libro resueltamente autobiográfico que también es una apología contagiosa del apetito. La autora afirma que, aunque todo lo relatado es real, lo que diferencia la novela de la realidad es la escritura. No obstante haber padecido anorexia durante dos años, en el relato explica su vida a través del hambre y reivindica una avidez y una glotonería en muchos registros: hambre de lenguas, de libros, de alcohol, de chocolate, ansia de belleza y de descubrimientos... Amélie Nothomb afirma que tiene 'un apetito absoluto', un deseo jamás colmado, que no parece tener fin y al que la autora asedia en este relato en todas sus formas, del éxtasis al horror, con brío, dolor, amor, humor y lucidez, mientras se dibuja en filigrana la complicada paradoja de existir.

lunes, septiembre 13, 2010

Una estrella llamada Henry, de Roddy Doyle


Lo que digo yo:


Tengo serios problemas para hablar de esta novela. Por un lado me la leí bastante rápido, considerando que es algo larga. No pasó ni un día sin leer desde que la empecé, con lo cual lo primero que piensas es que será buena. Por otra parte, hay decenas de referencias que me perdí, por lo que creo que tengo una noción bastante vaga del escenario en que se plantea la historia. Y sí, creo que habría sido mucho más rica la lectura si supiera un poco de historia de Irlanda en vez de estar todo el tiempo sacando mis propias teorías.


De todas maneras, es bastante interesante. Creo que es buena, pero tampoco me enloqueció.


Leemos al personaje mientras crece y sus rasgos característicos se mantienen. El autor sabe darle personalidad, voz propia, y eso es de agradecer. Hay personajes peculiares, llamativos, como el padre de Henry Smart y su pata de palo, la madre alcohólica, Miss O’Shea… crea un universo particular que, aún sin haber estado jamás en Irlanda, suena a realista. Los bajos mundos se ven desde cerca, desde la mugre de Henry y sus acompañantes de vida.


Pero me costó, la verdad sea dicha, había trozos que directamente me daban pereza… aunque estoy convencida de que no es culpa del escritor, sino de la ignorancia de la lectora.


Para terminar, algo curioso: Almodóvar cree que este libro es divertido… o tenemos diccionarios que definen esa palabra de manera distinta o el libro NO lo es, más bien es bastante triste (a excepción de momentos memorables como cuando Victor grita “a tomaaaaar por culoooooo” en el pasillo de la escuela).


Lo que dice la contraportada:


Desde su rocambolesco nacimiento y su infancia en las calles de Dublín a su participación, como soldado y amante, en la revolución irlandesa, Henry Smart describe su despertar a una vida de aventuras. Mezcla de relato épico, historia de amor y retrato de la Irlanda moderna, Una estrella llamada Henry constituye una gran novela picaresca rebosante de momentos divertidos y conmovedores.


Para terminar, algo más alegre. Es difícil encontrar literatura verdaderamente divertida. Una vez leída Anita Loos, Dorothy Parker y Ramón Gómez de la Serna, no hay mucho más. Bueno sí, Roddy Doyle. Los espectadores de cine le conocerán por ser el autor de "The Commitments", "The Snapper", y "The Van" estas dos últimas dirigidas por Stephen Frears. Que sean divertidas no significa que no sean serias o estén escritas de cualquier manera. Yo soy fan de este hombre (Almodóvar)

viernes, septiembre 03, 2010

Invisible, de Paul Auster

Lo que digo yo:


A ver, a ver... yo -más allá de mis gustos personales -considero que Paul Auster es de los novelistas actuales con más técnica y colmillo en la escritura. Uno de sus libros (Mr. Vértigo) me impactó, me entusiasmó, me atrajo a leer más de Auster. Sabe construir personajes, sabe hilar tramas, sabe cómo coger una historia sin importancia y darle un toque interesante. Eso es lo que hace en esta novela. Además, juega -con mucha habilidad- a cambiar narradores, variar el punto de vista, la trama... si Viajes por el Scriptorium tenía un poco de cuadro de Escher, Invisible es un poquito muñeca rusa (poquito, diría que son dos o tres muñecas nada más). Se lee con interés, quieres saber más... pero...


No sé qué me pasa con Paul Auster. Para mi gusto le falta un condimento. Creo que de alguna manera tengo la sensación de que él mismo se preocupa mucho por el estilo y la técnica, cosa que se agradece; pero poco por la implicación emocional del lector... y es que, de hecho, me parece un escritor frío, calculador y justo por eso poco entregado. Y así me quedo cuando lo leo: maravillada por la pericia narrativa y los recursos que utiliza, fría porque no me deja depósito en el corazón, ni en el estómago. Que no se malinterprete, creo que es un libro excepcionalmente bien escrito, es una lección de narrativa, sí señor... Pero será que soy lectora visceral y tanta distancia me pone nerviosa.


¡Anda, Paul, desnúdate un poco! :-D



Lo que dice la contraportada:


En 1967, Adam Walker, un joven poeta ávido de vida y literatura, estudia en la Universidad de Columbia, se opone a la guerra de Vietnam y es muy apuesto. Una noche, en una fiesta de estudiantes, conoce a una pareja de franceses sofisticados, Rudolf y Margot. Tras varios días en que ambos ejercen su ambigua seducción sobre el inocente americano, Rudolf, le ofrece a Adam la dirección de una revista literaria que él financiará. Adam ya sospecha que quizá el profesor sea un hombre peligroso, pero no puede resistirse a su oferta. Y tampoco se resistirá a la insinuante Margot... Pero, en estos juegos peligrosos, ¿quién es la presa y quién el cazador? «Con unos personajes fascinantes, una estructura en espiral y un final digno de Joseph Conrad y El corazón de las tinieblas, es una novela de un suspense impecable, inteligente e inquietante» (Donna Seaman, Booklist); «Posiblemente nos encontramos ante la mejor novela de Auster» (Don McLeese).

sábado, agosto 28, 2010

Last night in Twisted River, de John Irving

Lo que digo yo:


Empiezo con la reiterativa confesión de culpa: yo amo a John Irving. Cualquier cosa que diga es probable que esté condicionada por el hecho de que es de mis escritores favoritos. Pero intentaré ser objetiva con su último libro.


Last night in Twisted River empieza con la descripción de un pueblo alrededor de un aserradero y la muerte de un chico. Anuncia un poco la violencia –justificada- de la vida de los personajes, y que resume la tesis del libro. Pero Irving también habla del amor (siempre es tema, aunque no se quiera), de la amistad, de las marcas de la infancia, de las consecuencias de los actos (incluso los ajenos) y de la creación literaria.


Sobre este último punto recalco dos cosas, el propio autor hace reflexiones –inmersas en la ficción- acerca de su quehacer y, a la vez, creo que la novela es en sí misma una lección de escritura: tiene una estructura precisa, personajes redondos, detalles que enriquecen la lectura aunque parezcan nimiedades, dosificación de la información para mantener el interés y la intriga… honestamente creo que es el mejor libro de Irving que yo haya leído.


O sea que evidentemente lo recomiendo. Ahora, si hay alguien que ya haya probado con el universo Irving y no conecta, pues que no pierda el tiempo. Esta novela es menos “Irving” en apariencia, pero sigue siendo muy de su estilo.


En vez de lo que dice la contraportada, que es un despropósito -para variar- dejo las primeras líneas del libro.


Lo que dice Irving:


1
Bajo los troncos


El joven canadiense, que tendría a lo sumo quince años, había vacilado más de la cuenta. Suspendido en el aire por un instante, dejó de mover los pies sobre los troncos que flotaban en el remanso situado por encima del recodo del río; antes de que alguien alcanzase a sujetar su mano extendida, ya se había hundido por completo. Uno de los madereros, más veterano, tendió el brazo hacia el largo cabello del joven: buscó a tientas con los dedos en el agua gélida, densa, casi tan espesa como un caldo a causa de los fragmentos de corteza desprendidos. De repente dos troncos chocaron con fuerza, atraparon el brazo del frustrado rescatador y le partieron la muñeca. La alfombra de maderos en movimiento se había cerrado por completo sobre el joven canadiense, que ya no volvió a salir a la superficie; no asomó nada de él sobre aquella agua marrón, ni tan siquiera una mano o una bota.


En un atasco de troncos, tan pronto como se conseguía destrabar el madero clave, los gancheros tenían que moverse con rapidez y sin parar; si se detenían, aunque fuera sólo por uno o dos segundos, se veían lanzados a la impetuosa corriente. En el acarreo de una maderada, uno podía morir aplastado entre los troncos que avanzaban corriente abajo antes de ahogarse, pero ahogarse era lo más habitual.


Desde la margen del río, donde el cocinero y su hijo de doce años oyeron los juramentos del maderero que se había partido la muñeca, saltó a la vista de inmediato que alguien se hallaba en una situación más apurada que el frustrado rescatador, quien, tras liberar su brazo herido, había recuperado el equilibrio sobre los troncos en movimiento. Los otros cuadrilleros, sin prestarle la menor atención, se dirigieron con pasos cortos y ligeros hacia la orilla, voceando el nombre del muchacho perdido. Los hombres hincaban sin cesar sus bicheros en los troncos flotantes para encauzarlos. Los gancheros buscaban, en su mayoría, el camino más seguro hacia la orilla; pero, a ojos del esperanzado hijo del cocinero, daba la impresión de que quizás intentaban abrir un espacio de anchura suficiente para que el joven canadiense saliera a la superficie. Cierto que en ese momento sólo había huecos intermitentes entre los maderos. Así de rápido desapareció el chico que se había presentado ante ellos como «Angel Pope, de Toronto».


-¿Es Angel? -preguntó a su padre el niño de doce años.


Quizás alguien hubiera podido confundir a este chico, por sus ojos de color castaño oscuro y su expresión extremadamente seria, con el hermano menor de Angel; pero en todo caso era inconfundible el parecido familiar entre el niño de doce años y su padre, un hombre siempre alerta. En el cocinero se advertía un halo de aprensión contenida, como si por norma esperase los desastres más imprevistos, y en la seriedad de su hijo se traslucía un reflejo de eso mismo; a decir verdad, el chico era el vivo retrato de su padre, tanto es así que varios de los leñadores habían manifestado su sorpresa por el hecho de que el hijo no caminase también con la acusada cojera del padre.


El cocinero sabía de sobra que el joven canadiense era quien, en efecto, había caído bajo los troncos. Él mismo había advertido a los madereros que Angel estaba demasiado verde para trabajar con la cuadrilla delantera; el muchacho no debería haberse metido a intentar deshacer un atasco de troncos. Pero seguramente el chico tenía ganas de complacer, y tal vez en un primer momento los gancheros no habían reparado en su presencia.

viernes, enero 08, 2010

Atmospheric disturbances, de Rivka Galchen

Lo que digo yo:


A veces un libro te ofrece la luna y luego te da una piedra. En una metáfora bastante acertada de El Hubby, es como que los últimos diez segundos del Carmina Burana fueran sustituidos por un “chin- pún” estrepitoso. O como que en una película como Kill Bill al final Kiddo se casara con Bill y fueran felices y comieran perdices.


Pero vamos al principio. Durante 230 de las 240 páginas, la autora es genial. Le da vida a un personaje muy curioso, un psiquiatra que de repente padece el Síndrome de Capgras. Este síndrome, básicamente, hace que el paciente no pueda reconocer a una persona, normalmente muy cercana, y que esté convencido de que quien lo reemplaza es un impostor. Genial idea para empezar.


A partir de ahí, la autora tiene la maestría de llevarte –desde el punto de vista del protagonista, el afectado –por los caminos que sigue para intentar desentrañar el misterio. A pesar de que ves su punto de vista, en realidad entiendes que está fatal de la cabeza. Y sientes pena por quienes le rodean. Quieres que se ponga bien, o que la autora lo resuelva de una manera ágil, tan ágil como el propio planteamiento.


Y es una lástima, de verdad… porque ella misma echa a perder las 230 páginas anteriores. El final es tan absolutamente nefasto, abrupto y facilón que acabas pensando que el libro es malo. Y no lo es, pero eso, queriditos, nos muestra lo delicado de terminar una historia.


Una lástima que una joya haya terminado siendo una pelusilla.



Lo que dice la contraportada:


Imagine what it might be like to realize that the person you love is, in fact, not the person you love but a doppelgänger: or, what Leo Liebenstein coolly terms a "simulacrum" of his wife Rema at the outset of Atmospheric Disturbances. David Byrne's infamous cry that "this is not my beautiful wife" seems the most likely response, but Leo's reaction to this sea change takes unpredictable and dazzlingly plotted turns in the story that follows. Leo's journey to recover the "real" Rema is nothing short of byzantine; among its many mysteries is the delightfully inscrutable Dr. Tzvi Gal-Chen, a master meteorologist who in cleverly constructed flashback sequences takes up residence in the daily rhythms of Leo and Rema's marriage and becomes as much a focus of Leo's obsession as his wife's whereabouts. (Think Vertigo but directed by Charlie Kaufman.) Make no mistake: this is dizzying debut fiction, bursting at the spine with beautifully articulated ideas about love, yes, but also--and with maddening resonance--about the private wars love forces us to wage with ourselves. Be sure to keep a pen or pencil handy: it's impossible to resist underlining prose this good.

lunes, enero 04, 2010

La llamada de la naturaleza, de Jack London

Lo que digo yo:

Tras varios intentos de El Hubby, decidí darle una oportunidad a Jack London. Y es que tengo una confesión que hacer… los libros de autores nacidos antes de 1900 me dan no sé qué… sé que es prejuicio, pero soy un poco perezosa para los clásicos. A mí todo lo que esté fechado de los años 60 para acá me parece apetitoso. Lo demás me cuesta mucho más.

Creo que también tiene que ver con la poca especialización que parecían tener los traductores hace unas décadas… y este es el caso de este libro. Es un libro hermoso, en verdad que sí, pero si me lo leí fue porque El Hubby se lee cerca de 70-80 novelas al año y jamás me ha decepcionado con sus reomendaciones.

Cuestión que si hay que leerlo, mejor en idioma original. Y en su defecto, hay que huir a toda prisa de las de Alianza… es la 3era que leo y que te mueres del asco de cómo la han traducido (las otras dos Mrs. Dalloway y El Lobo Estepario).

En resumen, un libro precioso que casi muere asfixiado por unos traductores sin vergüenza.

Lo que dice la contraportada:

El protagonista de esta historia se llama Buck, pero no es una persona, es un perro, un cruce San Bernardo y pastor escocés propiedad de un rico juez californiano. En una finca espaciosa y soleada pasa sus días feliz y tranquilo hasta que lo raptan para utilizarlo como perro de tiro en el norte de Canadá. Así que pasa del sol y la buena vida, al frío y las penurias del trabajo duro. Tendrá que aprender rápido y recuperar instintos perdidos (la llamada de la naturaleza ancestral), si quiere sobrevivir.

Maldito karma, de David Safier

Lo que digo yo:


Dichosamente para mí, medio leí la contraportada… de hecho la miré un poco, pero no seguí. Así que algunas de las cosas que ya se desvelan ahí, a mí me llegaron de improviso. Y digo dichosamente porque me maté de la risa con las ocurrencias del autor.


Desde la página uno tienes claros a los personajes, desde esa misma página tienes una sonrisa en la cara y no tardas en echar algunas risillas. No es un libro que pretenda pasar a los anales de la literatura como un tratado filosófico, sino entretener. Y eso lo hace con creces.


En mi caso, serán las vacaciones o el libro es gracioso, pero las risas fueron abundantes.


Memorables los momentos de conejito de indias y la conversación araña-hormiga. Y hasta aquí puedo leer.

Lo que dice la contraportada (leerlo bajo propia responsabilidad)


...


..


.




Una desternillante novela sobre el secreto de la felicidad que ya ha hecho reír a un millón de lectores en Alemania.


La presentadora de televisión Kim Lange está en el mejor momento de su carrera cuando sufre un accidente y muere aplastada por el lavabo de una estación espacial rusa. En el más allá, Kim se entera de que ha acumulado mal karma a lo largo de su vida: ha engañado a su marido, ha descuidado a su hija y ha amargado a cuantos la rodean. Pronto descubre cuál es su castigo: está en un agujero, tiene dos antenas y seis patas… ¡es una hormiga! Kim no tiene ganas de ir arrastrando migas de pastel. Además, no puede permitir que su marido se consuele con otra. Sólo le queda una salida: acumular buen karma para ascender por la escalera de la reencarnación y volver a ser humana. Pero el camino para dejar de ser un insecto y convertirse en un ser bípedo es duro y está plagado de contratiempos.

Maus, de Art Spiegelman



Lo que digo yo:


Me gustó. Aunque esperaba más. Más no sé qué… últimamente me pasa mucho, pero me faltó algo. Creo que me distancié de la historia –a diferencia de Persépolis, por ejemplo –por lo personal, casi pornográfico del relato.

Es decir, entiendo que los libros siempre parten de las vivencias del autor. Cualquier libro, pienso, tiene un punto de exhibición… me atrevería a decir que hasta Harry Potter esconde alguna historia personal de la autora. Así que no le critico eso… es más bien la sensación de que lo único que tiene el libro es la intención. Me explico… el autor, para mí, “exhibe” a su padre por el simple hecho de haber pasado la desgracia que pasó. No me parece que le aporte nada, y de ser así, ya podría haberse quedado en una biografía.

Ahora, los dibujos me gustan. Me gusta el traslado de la realidad histórica al cómic. Se lee rápido, te ríes y sufres. Está bien, creo que mi problema es con el marketing.
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