No tengo mucho qué decir. Muy Nothomb en cuanto a lectura fácil, entretenida, divertida. Poco Nothomb en cuanto a lo que consigue. Quiero decir... Metafísica de los tubos es hermoso, cumple con entretener pero te deja con ganas de más. Este entretiene pero no duele cuando acaba. Creo que las reflexiones se quedan un poco en lo superfluo, el personaje no es tan creíble como otras veces y hay saltos temático-temporales que no se explican. Es como que yo diga: me gusta el chocolate. Luego una página después diga: entonces dejé de comer chocolate... pero en medio no explico por qué. O sí, pero es -de nuevo- una justificación poco currada y poco creíble.
La protagonista es divertida, eso se lo concedo... y exagera de una manera muy tierna... eso también se lo concedo.
Parece que es patético el libro y no es eso, sólo que ofrece mucho que luego no entrega y yo, honestamente, esperaba más que pasar un rato de ocio.
Lo que dice la contraportada:
Nos hallamos ante un libro resueltamente autobiográfico que también es una apología contagiosa del apetito. La autora afirma que, aunque todo lo relatado es real, lo que diferencia la novela de la realidad es la escritura. No obstante haber padecido anorexia durante dos años, en el relato explica su vida a través del hambre y reivindica una avidez y una glotonería en muchos registros: hambre de lenguas, de libros, de alcohol, de chocolate, ansia de belleza y de descubrimientos... Amélie Nothomb afirma que tiene 'un apetito absoluto', un deseo jamás colmado, que no parece tener fin y al que la autora asedia en este relato en todas sus formas, del éxtasis al horror, con brío, dolor, amor, humor y lucidez, mientras se dibuja en filigrana la complicada paradoja de existir.
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