Lo que digo yo:
Tras varios intentos de El Hubby, decidí darle una oportunidad a Jack London. Y es que tengo una confesión que hacer… los libros de autores nacidos antes de 1900 me dan no sé qué… sé que es prejuicio, pero soy un poco perezosa para los clásicos. A mí todo lo que esté fechado de los años 60 para acá me parece apetitoso. Lo demás me cuesta mucho más.
Creo que también tiene que ver con la poca especialización que parecían tener los traductores hace unas décadas… y este es el caso de este libro. Es un libro hermoso, en verdad que sí, pero si me lo leí fue porque El Hubby se lee cerca de 70-80 novelas al año y jamás me ha decepcionado con sus reomendaciones.
Cuestión que si hay que leerlo, mejor en idioma original. Y en su defecto, hay que huir a toda prisa de las de Alianza… es la 3era que leo y que te mueres del asco de cómo la han traducido (las otras dos Mrs. Dalloway y El Lobo Estepario).
En resumen, un libro precioso que casi muere asfixiado por unos traductores sin vergüenza.
Lo que dice la contraportada:
El protagonista de esta historia se llama Buck, pero no es una persona, es un perro, un cruce San Bernardo y pastor escocés propiedad de un rico juez californiano. En una finca espaciosa y soleada pasa sus días feliz y tranquilo hasta que lo raptan para utilizarlo como perro de tiro en el norte de Canadá. Así que pasa del sol y la buena vida, al frío y las penurias del trabajo duro. Tendrá que aprender rápido y recuperar instintos perdidos (la llamada de la naturaleza ancestral), si quiere sobrevivir.