martes, enero 31, 2006

Memorias de una actriz humilde




Ayer fui a ver "Memorias de una geisha", hermosa y de un buen gusto increíble, como parece que va a ser el estilo del director Rob Marshall (Chicago) y que antes era de teatro (¡eeehhh!). No me he leído el libro así que paso de hablar si está bien o mal adaptada, en todo caso es una linda película.

Ziyi Zhang, la protagonista, además de ser tan hermosa, es genial actriz. Desde que vi "Hero" me encantó, igual en "La casa de las dagas voladoras" y "El camino a casa".

Pero lo mejor de todo es que me parece una persona muy humilde, que no se ha dado cuenta o le da igual el pedazo de intérprete que es. Esto por algo muy gracioso que pasó en la entrega de los Golden Globes y que cuento:

La Ziyi va, muy regia y bien vestida, caminando por la alfombra roja. Se acerca George Clooney, le sonríe, ella pone carita de "¿es conmigo?", entonces él se acerca y le da un beso en la mejilla. La cara de sorpresa es cada vez mayor, George Clooney se aleja. Ziyi Zhang saca su móvil, se acerca a donde está el Clooney en entrevista para una televisora y, como si no se lo creyera, le saca una foto. Mira la foto, sonríe, guarda el móvil en la cartera y sigue caminando.

No me imagino a Julia Roberts sacándole una foto a Ziyi Zhang, o a Brad Pitt fotografiando a Emma Thomson. Me pareció un gesto tan bonito, lleno de esa inocencia que algunos, que ya son estrellas (como ella) serían incapaces de hacer porque no admiran a nadie que no sea su agente, ese que los llena de billetes sean buenas personas o no.

Ya me tenía en el bote. Entre "Memorias de una geisha" y su foto de móvil me terminó de convencer. A ver si algunos artistas (incluso algunos que conozco que no desfilan en la alfombra roja) aprenden.

viernes, enero 27, 2006

ANGSTutiate, que es gratis




Hace unos días me llegó una invitación muy original. Era para una fiesta de celebración de la angustia, "ANGST" en alemán.

Me encantó la idea, no pude ir porque la fiesta era en Costa Rica y me quedaba un poco lejos, pero se supone que la celebración era eso, agradecer al santo de la angustia que tienen los alemanes por darnos un poco de conflicto. No se trataba de pedir que no volviera, sino de aceptar su presencia por qué "¿qué seríamos sin angustia?".

Y es cierto, al menos yo vivo con veinte angst- ustias distintas. Solo les cuento algunas: ¿Y si nadie lee hoy mi blog? ¿Y si hoy hace mucho frío? ¿Y si he subido de peso? ¿Y si nunca logro mis metas? ¿Y si las logro y no me satisfacen? ¿Y si me devuelvo a CR? ¿Y si no me devuelvo? ¿Y si nunca termino la tesis? ¿Y si la termino y es una basurita?, ¿Y si me corto el pelo?...

A lo mejor, a la angustia hay que recibirla con una sonrisota, en vez de angst- iarse porque exista.

Humanos del mundo... ¡a angstiarse, que es gratis!

martes, enero 24, 2006

Toda una "super" tarea


He estado en esa “fascinante” faena de buscar trabajo. Es divertido, la verdad, sobre todo si se tiene mucha energía y un buen sentido del humor. La mitad de los trabajos que aparecen no me apetecen, del otro 50%, cinco de cada diez aclaran “solo para españoles” o “abstenerse inmigrantes”. Vale, entiendo, cada loco con su tema, que cada dueño haga lo que le parezca mejor. De los restantes, me aplico: mando currículums, escribo cartas de presentación que ya merecen un premio por la correcta y agradable redacción y me apunto a la oferta laboral. Y nada. No pasa nada.

Entonces me pongo a pensar soluciones. Estas son las que se me han ocurrido:
1. Leer por encargo. Pongo un anuncio y que las viejitas que se sienten solas me llamen para que les lea su libro favorito. A cambio, si no me pagan al menos que me regalen el libro.
2. Pasear perros. Hay gente que lo hace, pero bueno… dependiendo del perro no sé si sea un oficio muy seguro.
3. Cuidar niños. Esta realmente es buena, pero volvemos al asunto: las “canguros” aquí o se piden nacionales o con coche propio… en ambas ando renca…
4. Esta es la que más me gusta. Pensé que como el de “El lado oscuro del corazón”, si me pongo en un semáforo a recitarle poemas a la gente que va en coche, igual algo saco. En invierno puede resultar un poco incómodo, pero algo debe salir de tanto libro consumido.

En fin. Que me cabrea un poco esto de las limitaciones. Entiendo que cada país tiene sus políticas sobre los inmigrantes y que son necesarias para regular la población… pero… cuando se hace crítica social, o se dice que los inmigrantes son delincuentes, prostitutas, vendedores de droga: ¿alguien se ha parado a preguntarles si antes buscaron trabajo?

Sin ánimo de justificar ninguno de los tres oficios mencionados creo que esta sociedad, como dice la canción, es un “buen proyecto para el mal”.

Yo, mientras tanto, sigo con la guitarra y la pluma, intentando despejar la desesperación del currículum 125, con mi nombre impreso, que seguramente fue a dar a la basura.

jueves, enero 19, 2006

Ladrandole a nada


No puedo ser perfecta. A veces me inclino por ser la que gruñe, como el perro del vecino ladrando sin razones. Me duele, hay momentos en que forcejear por un hueso no tiene sentido, pero ¿cómo evito lanzarme a la batalla?

martes, enero 10, 2006

Donde está el perro bravo, sigue recto recto recto


Hay tantas cosas que damos por “normales” y lógicas, que recordar las otras resulta divertido.

Llegada a España me acostumbré poco a poco a que las calles tienen nombres y números. ¿Y eso qué tiene de raro? Pues que en Costa Rica nadie –y en serio es nadie- sabe el nombre de las calles, menos sus números.

¿Cómo damos las direcciones? Pues depende. Hasta hace unos años era muy común las del tipo “del abasteceder de doña María trescientas varas recto recto, ahí hay una casa con un perro enooorme, muy bravo, muy bravo, pues al frente hay un portón verde, la casa de a la par”. Para el centro de San José era un poco más “simple”, por ejemplo: “de la antigüa botica Solera, cuatrocientos metros al este”.

En el primer caso, si el perro se moría o amanecía de buen humor, te jodiste; en el segundo la famosa botica tiene tantos años de no existir, que sigue en el imaginario porque cuando te dan esa dirección, inevitablemente uno pregunta ¿Dónde carajos queda la antigüa botica Solera?, esto solo para que te respondan otra cosa parecida.

Aunque como sistema de ordenamiento es más fácil decir que vivo cerca de la Avenida Diagonal, o definitivamente es más fácil explicarle al taxista que me lleve al 276 de aquella calle, no deja de ser bonito pensar que como pueblo, los ticos somos menos pragmáticos, pero a lo mejor nos divertimos más.

Así que les cuento donde vivo: en una calle paralela a esa grande, ancha, que atraviesa Barcelona. En el portal de al lado de ese donde arreglan coches y están los mecánicos esperando que pase alguien para soltar frases célebres. Sí, vivo al frente de un parquecito con bancas, donde hay siempre al menos quince palomas dando vueltas y está ese señor viejito tomando el sol en las mañanas...

lunes, enero 02, 2006

Me propongo...

Los propósitos de Año Nuevo siempre me parecen hermosas intenciones que casi nunca se transforman en actos. Por eso este año paso de ponerme metas concretas, me lanzo a lo abstracto que extrañanemente es más fácil cumplirlo.

Mis propósitos son, en orden de importancia:

1. Sentirme feliz. Intentar transformar las lágrimas en conocimiento y experiencia, desterrar los miedos y fundar en su lugar un poblado de esperanzas e impulsos.

2. No hacer infeliz a los demás... siempre y cuando no interrumpa el punto 1. Lanzaré cariño al que quiera recibir el ataque, comprensión a quién necesite un hombro, compañía al que prefiera un café compartido. Y soledad, muy respetada, para quien escoja sus horas a la distancia.

3. Agradecer. Por todo, por nada, por algunas cosas concretas que pedí y llegaron y todavía más por lo que no pedí y fue entregado sin condiciones.

Y espero, a cambio, que el año recién estrenado sea benevolente conmigo, que no me sacuda demasiado las bases, que me dé un poco de comprensión y mucha paz.

2006... a ver qué tal te portás....


PS. por cierto, las fiestas estuvieron bien. Me eché a la bolsa a la familia de FERNANDO que de todas formas son un amor, recibí muuuchos regalos (incluyendo una guitarra que me tiene un poco masacrados los dedos y una canción para mí ;-) ) y bueno, gané un poquito de peso por esa costumbre comelona de fin de año.
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