martes, octubre 28, 2008

Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll

Ed. Cátedra
392 págs.

Lo que digo yo:
Hay pocas cosas que pueda yo decir sobre Alicia en el País de las Maravillas. No porque no tenga opiniones sobre este clásico de la literatura, si no porque parece que es de los más populares y gustados en el mundo mundial. Siendo así, como me pasa con algunos otros textos, me quedo con la duda de si tengo “permiso” de no convertirme en una fan más.

Me explico: el libro es fantástico, lleno de humor del más cruel, con pasajes divertidos, inverosímiles, tristes, desconcertantes… de esos que no te imaginas leyéndole a ningún niño pequeño, pero imprescindible. Es decir, maravilloso. Pero… ¿es mi opinión o una adaptación de mi posible opinión?


Cuando me enfrento a un libro tan famoso, tan leído y tan querido, tengo la impresión de que me cuesta ser objetiva. Bueno, un poquito más objetiva, que ya sé que es imposible serlo totalmente. Así que me quedo con el regustillo amargo de no poder saber qué habría pensando de Alicia sin expectativas ni información previa.



Lo que sí puedo decir es que el principio de “A través del espejo” me dio tanta pereza que no pude pasar de la primera página.

Lo que dice la contraportada:
En la puritana Inglaterra de la Reina Victoria era axiomático el requisito de que los cuentos infantiles tuvieran moraleja. Los de Alicia no la tenían y quizá por eso se gqnaron el favor del gran público. La cuestión principal que parece preocupar hoy en día acerca de este par de clásicos de la literatura infantil es saber si son o no en realidad cuentos para niños. Sea cual sea la respuesta, lo que está claro que diferencia a las dos Alicias de la inmensa mayoría de sus congéneres es que son cuentos que interesan también a las personas mayores.

martes, octubre 21, 2008

La Maravillosa vida breve de Oscar Wao, de Junot Díaz

Lo que digo yo:



Desde el mismo momento en que el autor explica cómo es Oscar Wao, es imposible no quererle. Es de esos personajes que en la vida real, a lo mejor, pasarían inadvertidos o –aún peor –nos daría igual lo que le pasase. Pero cuando alguien pone la lupa sobre un dominicado gordito llamado Oscar, no hay forma de no dejarse llevar por si historia.

A esto le sumamos una maestría narrativa, unos personajes poliédricos, humanos, que se salen de la ficción y casi sientes que te los puedes encontrar por la calle. La genialidad surge sin problemas, la lectura es amena y enriquecedora.


Me gusta el acercamiento que hace a la política de República Dominicana, a la cultura y pensamiento de su gente. Díaz hace un paseo sutil por la historia de Rafael Leónidas Trujillo, sin caer en los tópicos, hablando desde la gente que lo padeció de las formas más diversas posibles.


Creo que es un libro para leer en inglés, en caso de tener la posibilidad, por la riqueza de la mezcla lingüística.


La diferencia entre este libro y “La fiesta del chivo” (entre miles…) es que con este sientes la miseria humana, el sufrimiento, te ríes… lo vives. Con el de Vargas Llosa, que creo que es fantástico también, la relación es más intectual, talvez.


De lo mejor que he leído este año, recomendable absolutamente.


Esto opinó la Celes/Zeles



Lo que dice la contraportada:

La vida nunca ha sido fácil para Oscar Wao, un dominicano dulce, obeso y algo desastroso que vive con su madre y su hermana en un gueto de Nueva Jersey. Oscar sueña con convertirse en un J.R.R. Tolkien dominicano y, por encima de todo, con encontrar el amor de su vida. Pero puede que nunca alcance sus metas debido a una extraña maldición presente en su familia desde hace generaciones; enviando a los Wao a prisión, predisponiéndolos a accidentes trágicos y, ante todo, al desamor.

Después del éxito internacional de Los Boys (Mondadori, 1996), Junot Díaz recrea, con humor, la experiencia de los dominicanos en Estados Unidos y la capacidad de perseverar en medio del desengaño amoroso y la pérdida. El autor ha sido galardonado con el Premio Pullitzer 2008.

lunes, octubre 20, 2008

Beatriz y los cuerpos celestes, de Lucía Etxebarria

Lo que digo yo:


Ultima oportunidad. He leído muchos libros de la Extebarria. Muchos. Suficientes para decir que este es el último que leo. No porque sea malo, no porque me haya aburrido… simplemente porque nunca la he disfrutado realmente. Es como un vicio, en resumen. La leo porque no puedo evitarlo, porque me leo una novela suya y prometo no volver; cuando me doy cuenta estoy en la librería comprando otra.

Sobre esta en específico, hay poco que decir. Es entretenida, aunque lenta a ratos. Un poco más de lo mismo: sexo, drogas, mujeres en conflicto, enfermedades mentales y rock and roll. Promete más de lo que da… el conflicto es una variación de los que ya me ha contado la autora otras veces. Los personajes –a pesar de que evidentemente están escritos con otra óptica –son olvidables.

Podría haber vivido perfectamente sin este libro, aunque le agradezco haberme provocado a cerrar el ciclo Extebarria.

Y, ante todo, me quedo con la duda… ¿ESTE es un Premio Nadal?

Lo que dice la contraportada:


Tres mujeres: Cat, lesbiana convencida; Mónica, devorahombres compulsiva, y Beatriz, que considera que el amor no tiene género. Tres momentos de la vida de una mujer: su infancia, encerrada en un hogar claustrofóbico y escorado entre las presiones familiares; su adolescencia, una permanente huida hacia delante, y su juventud como exiliada sentimental, teñida de la nostalgia hacia su ciudad natal. Y dos ciudades: Edimburgo, sombría y vertical, y Madrid, horizontal y luminosa, para una novela sobre el amor a los amigos, a la familia y a los amantes.

domingo, octubre 19, 2008

Beatriz y los cuerpos celestes, de Lucía Etxebarria

Lo que digo yo:

Ultima oportunidad. He leído muchos libros de la Extebarria. Muchos. Suficientes para decir que este es el último que leo. No porque sea malo, no porque me haya aburrido… simplemente porque nunca la he disfrutado realmente y las últimas 30 páginas de esta novela me costaron un esfuerzo sobrehumano. Es como un vicio, en resumen. La leo porque no puedo evitarlo, porque me leo una novela suya y prometo no volver; cuando me doy cuenta estoy en la librería comprando otra.


Sobre esta en específico, hay poco que decir. Es entretenida, aunque lenta a ratos. Un poco más de lo mismo: sexo, drogas, mujeres en conflicto, enfermedades mentales y rock and roll. Promete más de lo que da… el conflicto es una variación de los que ya me ha contado la autora otras veces. Los personajes –a pesar de que evidentemente están escritos con otra óptica –son olvidables.


Podría haber vivido perfectamente sin este libro, aunque le agradezco haberme provocado a cerrar el ciclo Extebarria.



Y, ante todo, me quedo con la duda… ¿ESTE es un Premio Nadal?

Lo que dice la contraportada:

Tres mujeres: Cat, lesbiana convencida; Mónica, devorahombres compulsiva, y Beatriz, que considera que el amor no tiene género. Tres momentos de la vida de una mujer: su infancia, encerrada en un hogar claustrofóbico y escorado entre las presiones familiares; su adolescencia, una permanente huida hacia delante, y su juventud como exiliada sentimental, teñida de la nostalgia hacia su ciudad natal. Y dos ciudades: Edimburgo, sombría y vertical, y Madrid, horizontal y luminosa, para una novela sobre el amor a los amigos, a la familia y a los amantes.

Shopgirl, de Steve Martin

Lo que digo yo:


Mirabelle es una chica que lleva una vida, digamos, de rutina. Trabaja vendiendo guantes en una tienda de departamentos en Los Angeles. El humor empieza con semejante paradoja: a pesar de que ella está ahí, esperando a sus clientes, lo hace precisamente en una ciudad que poco necesita de ellos.


En la breve novela quedan retratadas su soledad, que se puede tocar al repasar la historia que nos cuenta el autor, las relaciones amorosas que vive, los problemas en que se mete sin siquiera pretenderlo (como con su compañera de trabajo, envidiosa hasta la médula).


La riqueza de este libro está en los temas que toca, sobre todo porque lo hace sin remarcarlos, sin subrayarlos. Aún así, creo que mientras “The pleasure of my company” es una obra maestra de retrato psicológico, esta, probablemente, se queda en la pretensión. De todas formas es muy entretenida.




Lo que dice la contraportada:

Mirabelle, the image of fragile, feminine loveliness, is the shopgirl. She works in the glove department at Neiman’s in L.A., where she’s come to escape the provincialism of her Vermont hometown. And though she may remind people of Olive Oyl, once the resemblance is noted, many readers also will find a likeness to Chaplin’s little tramp, the poor, lonely soul with a heart of gold. But Mirabelle is not just a shopgirl; she spends her nights toiling as an artist. Her specialty is creating a striking image surrounded by a black background. Mirabelle lives with two cats; one is always hiding. She has a few friends, who invariably forget to include her in their social activities, and she can barely claim the interest of Jeremy, an awkward, inexperienced young man without means, whom she met in a laundromat. Then, abruptly and mysteriously, Mr. Ray Porter, a millionaire, comes into her life. They becomes lovers, and that initiates the ire of Mirabelle’s antagonist, Lisa Cramer. Cramer’s aim in life is to be flawlessly pleasing to men, to which end she has viewed a few “`educational’ porno tapes,” discussed techniques extensively with other women, and “once attended a class given by Crystal Headly, a down and going sex-film actress.” The action moves quickly, yet the narrative takes its time to develop, which is a very skillful bit of writing business. Martin’s literary fable of a novella is disarming, particularly for those who come to it expecting the biting, zany humor of Pure Drivel (1998), but it may mark a new direction in a noteworthy writer’s career. (Reviewed July 2000)

The pleasure of my company, Steve Martin

Lo que digo yo:


El Hubby me habló de un libro de Steve Martin que le había gustado. Mi primera pregunta fue si Steve Martin era escritor… yo lo tenía injustamente catalogado como mal actor, de mal gusto, protagonista de películas estúpidas.


Pero, héte tu que el libro está bien. De hecho, está muy muy bien. Cuenta la historia de Daniel Cambridge, un chico cuya vida podría resumirse en las actitudes obsesivas-compulsivas que tiene, pero que se llena de otros matices cuando él mismo cuenta sus historias.


Así, lejos de parecer un tipo demasiado raro para aguantarse, Daniel comienza a ser alguien a quien quieres… y quieres, de hecho, que Elizabeth, Zandy, Philipa o Clarissa se enamoren de él.


El protagonista te hace reír, sus historias a veces no tienen sentido, otras tantas te crean interrogantes sobre tu propia forma de afrontar la vida. Enternece, divierte, entretiene. No se ganara el Nobel, pero unas cuantas sonrisas seguro que sí.




Lo que dice la contraportada:

Daniel Pecan Cambridge is the narrator and central consciousness of the novel (actually a novella). Daniel, an ex-Hewlett-Packard communiqué encoder, is a savant whose closely proscribed world is bounded on every side by neuroses and obsessions. He cannot cross the street except at driveways symmetrically opposed to each, and he cannot sleep unless the wattage of the active light bulbs in his apartment sums to 1,125. Daniel's starved social life is punctuated by twice-weekly visits from a young therapist in training, Clarissa; by his prescription pick-ups from a Rite Aid pharmacist, Zandy; and by his "casual" meetings with the bleach-blond real estate agent, Elizabeth, who is struggling to sell apartments across the street. But Daniel's dysfunctional routines are shattered one day when he becomes entangled in the chaos of Clarissa's life as a single mother. Taking care of Clarissa's tiny son, Teddy, Daniel begins to emerge from the safety of logic, magic squares, and obsessive counting.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...