Ed. Cátedra
392 págs.
Lo que digo yo:
Hay pocas cosas que pueda yo decir sobre Alicia en el País de las Maravillas. No porque no tenga opiniones sobre este clásico de la literatura, si no porque parece que es de los más populares y gustados en el mundo mundial. Siendo así, como me pasa con algunos otros textos, me quedo con la duda de si tengo “permiso” de no convertirme en una fan más.
Me explico: el libro es fantástico, lleno de humor del más cruel, con pasajes divertidos, inverosímiles, tristes, desconcertantes… de esos que no te imaginas leyéndole a ningún niño pequeño, pero imprescindible. Es decir, maravilloso. Pero… ¿es mi opinión o una adaptación de mi posible opinión?
Cuando me enfrento a un libro tan famoso, tan leído y tan querido, tengo la impresión de que me cuesta ser objetiva. Bueno, un poquito más objetiva, que ya sé que es imposible serlo totalmente. Así que me quedo con el regustillo amargo de no poder saber qué habría pensando de Alicia sin expectativas ni información previa.
Lo que sí puedo decir es que el principio de “A través del espejo” me dio tanta pereza que no pude pasar de la primera página.
Lo que dice la contraportada:
En la puritana Inglaterra de la Reina Victoria era axiomático el requisito de que los cuentos infantiles tuvieran moraleja. Los de Alicia no la tenían y quizá por eso se gqnaron el favor del gran público. La cuestión principal que parece preocupar hoy en día acerca de este par de clásicos de la literatura infantil es saber si son o no en realidad cuentos para niños. Sea cual sea la respuesta, lo que está claro que diferencia a las dos Alicias de la inmensa mayoría de sus congéneres es que son cuentos que interesan también a las personas mayores.