jueves, octubre 06, 2005

Una pluma en medio de la tempestad




Hace poco más de un mes empezó... primero como un bonito entretenimiento que me ocupaba un par de horas diarias, digamos como una lluvia serena, pero luego empezó a teñirse de plácida adicción. Encontré en medio de este mar vertiginoso del internet un par, una horma de zapato, un abrazo perfecto. Y esta que soy, llena de "convicciones" tuvo que sentarse frente a un café y reírse de sí misma y sus escepticismos.

Varios autores de teatro hablan, cada cual desde sus figuras, de la inmensidad de la vida y sus vueltas y jugarretas, esas que a veces obviamos o dejamos pasar sin hacerles caso, pero que nos cercan y determinan. Arístides Vargas, autor de teatro, lo plantea desde que somos todos como una pluma en la tempestad, que si luchamos contra la tormenta acabamos un poco más perdidos que si nos dejamos llevar. Cortázar lo pone, en una de sus obras de teatro, como "una hormiga perdida en la inmensidad de un pan".

Yo, en lo personal, he sido más bien de las que cree que no hay tal tormenta, o más bien, de las que defienden que esas cabezas de agua no nos arrastran sino no las dejamos. Pero claro, la vida siempre te tira de vuelta las piedras que lanzas y en lo que se refiere a mi vida en las últimas semanas tengo que aceptar que eso soy, la pluma que se deja mecer y arrebatar y que nunca me he sentido tan bien de hormiga, perdida y feliz en la inmensidad del pan.

Ahí estaba yo, sentada mirando la tormenta, listando las razones para no acercarme y negarla y reírme de ella. Y la tormenta decidió arrimarse tanto que cuando me di cuenta estaba envuelta.

De niña (y ya no tan niña) le tenía miedo a las tormentas y a los aguaceros demasiado copiosos... eso es bastante complicado para alguien del trópico latinoamericano, pero supongo que era un miedo que iba más allá del agua cayendo o el trueno acelerándome el corazón. Ahora no dejo de temerles, pero si todos los truenos y las tormentas me hicieran sonreír así... pues pediría cada día un diluvio en mi vida.

¿Será que la vida nos pone los miedos disfrazados al frente para que les tomemos el gusto? ¿Será que basta decir "no me gustan las tempestades" para que una nos atrape?

Esa soy, la pluma en la tempestad o la hormiga en el pan.

6 comentarios:

  1. Me alegro mucho de que te dejes llevar, a ver si cuentas de qué se trata esta tormenta. besos. L.

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  2. woodsman12:34 p. m.

    "Honey you are the sea, upon which I float"

    :)

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  3. Bello... Ojalá todos pudiéramos estar en medio de una tormenta... Nos dejáramos llevar...
    Felicidades por tu texto

    Muchos besos

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  4. Woodsman... jiji, and you're the rock upon which I stand... even without the correspondent green eyes!

    *

    Gracias, Carol, yo creo que uno se deja llevar en las tormentas apropiadas, las hay que no valen la pena. Un besito.

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  5. Me gusta mucho cómo escribes! Grandes descripciones! Y me ha encantado que recordases lo de Arístides Vargas "si luchamos contra la tormenta acabamos un poco más perdidos que si nos dejamos llevar", ¡cuánta razón!
    Por cierto, a parte del texto... en los comentarios, las referencias a Coldplay siempre son una alegría! ;)

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  6. Patri: Gracias... las referencias a Coldplay tengo que aceptar que se las debemos a alguien más... pero que se me peguen estas pequeñas aficiones está muy bien

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