miércoles, septiembre 09, 2015

Cómo sobrevivir a una ruptura con un amigo

De pequeña era de las que creía en los típicos slogans infantiles sobre la amistad. "Mejores amigas por siempre", "Siempre juntas", "Nunca cambies" y un largo etcétera que en resumen venía a decir lo mismo: los amigos son para siempre y lo ideal es que sea así.

Con los años, ya en la adolescencia, empiezas a notar que a veces esa máxima no se cumple, pero aún hay algo dentro que te empuja a creer que la amistad es más fuerte que las relaciones de pareja, por ejemplo. Tus amigas son las únicas que te entienden y saben consolarte. Tus amigos son los únicos incondicionales. Tus amistades son la red de apoyo fundamental, sin la cual no sabrías a quién recurrir.

Pasa el tiempo. Y eso cambia. En la Universidad descubrí que sí, los amigos son importantes, pero no son eternos. Me parece que la primera vez que oí esta frase fue en un programa gringo, decían que tienes un amigo mientras necesitas ese apoyo en tu vida, pero que una vez que ha cumplido su propósito (o uno el suyo en la vida de esa persona) suele desaparecer de tu vida y que hay que aprender a querer sin apegarse, a dejar ir a las personas.

Y eso no es sencillo. Bueno, vamos a ver, hay casos en los que el sentimiento predominante es el alivio (de hecho diría que 3 de las 4 amistades que han roto conmigo me han dejado eso, una sensación final de ligereza) pero eso no quita que no estamos preparados para lidiar con la ruptura de amistad. Supongo que el ideario colectivo nos ha "dicho" qué hacer cuando la ruptura es con una pareja, pero nadie te explica las sensaciones tras "dejarlo" con un amigo.


Diría que en los últimos cinco años habré dejado o me habrán dejado eso, una media docena de personas. Gente que era importante para mí, de esas que le hacen a una recordar sus épocas de pensar "Mejores amigas por siempre". Al igual que con las rupturas de pareja, lo que puedo decir asl respecto es que:

1. DUELE. Ya sea porque fue la otra persona la que te mandó a tomar el aire, o porque compartes memorias y vivencias con tu ex amiga. Habrá el típico repaso de los momentos vividos, de las cosas dichas, de las no dichas. Si tu ex amiga te soltó un discurso o dijo cosas hirientes, hay un paso adicional que es repasar en tu mente todas las cosas que podrías haberle respondido. EL LADO POSITIVO: habrá un día en que, como en las rupturas de pareja, te darás cuenta de cuánto has ganado al no tener esa persona cerca. O en todo caso asumirás que no ganas nada, pero que ya está, que no es grave y que habrá mucha más gente bonita en tu vida.

2. HAY LUTO. Y se pasa por las etapas del duelo: de la negación (esta normalmente es la fase de "le envío mensajes y no me responde, no entiendo qué pasa") hasta la rabia ("¿quién se cree para hacerme esto?") hasta la negociación ("tal vez fui injusta y merece otra oportunidad"). EL LADO POSITIVO: son etapas y pasan. Pasan. Lo juro. Pasan.

3. VER A LA PERSONA ES RARO. De hecho será incómodo cada vez que la veas y no dejará de ser raro nunca aunque pasen los años. Hay una especie de reacción corporal que no podrás evitar y que hay que asumir... esa de cuando crees que le has visto en la calle y das un respingo. Y harás como todos los mortales: intentar comportarte "normal". EL LADO POSITIVO: Si tienes suerte, tu ex-amiga estará aún más incómoda y hará cosas más absurdas que tú. Las mejores que me han pasado: alguien que cruza la calle para evitarme, alguien que hace ver que le llega un mensaje al teléfono y se aleja rápidamente, alguien que me saluda con un beso como si no pasara nada -pero con un cierto aire de superioridad-.

4. LA RUPTURA TRAE COLA. Amigos que opinan o toman bandos. Cosas que no sabes si devolver o tirar a la basura. Regalos que te dio esa persona y que de repente te dan mal rollo. Actitudes pasivo agresivas o directamente agresivas en redes sociales. El mejor ejemplo es mi ex amiga PassivitaAgresssssiva que me insultó tras comentarle a una amiga en común, pero de una forma -según ella- disimulada. EL LADO POSITIVO: Puedes bloquear gente en las redes sociales y evitar el contacto si es nocivo. Para eso son las rupturas, para alejarse.

Sigo sin saber cómo se gestiona, la verdad es que las veces que me ha tocado he actuado de distinta manera... Y de hecho en estos momentos tengo la sensación de que hay alguien haciendo este proceso de "romper" conmigo sin que yo me dé cuenta del todo. Pienso que esa persona tampoco es del todo consciente. Ya no quepo en su vida, lo veo con claridad, le resulto más una complicación que una ganancia porque su situación personal y sentimental no es compatible con su antigüo estilo de vida. Y sí, jode y duele y parece injusto y da rabia y todo eso... pero intento llevarlo con elegancia. Con la que se puede porque es una situación compleja, hay muchos años de por medio y es alguien a quien quiero mucho. Pero intento pensar en algo que me dijo una profe la primera vez que me rompieron el corazón (tenía 17 años, lloraba en una banqueta en el pasillo de la facultad): Nadie que te haga llorar así te merece. 

Y bueno... es mentira.

Es una mentira de las gordas.


Pero algo reconforta.

sábado, marzo 07, 2015

5 tipos de amigos de los que hay que huir como de la peste

En la fauna de los amigos hay especies y subespecies. Cada uno de nosotros hemos pertenecido -muy probablemente- a alguno de los siguientes grupos. Pero como ningún mono se ve su propia cola, he aquí la lista de cinco tipos de amigos que pueden resultar -digamos- nocivos:

1. Amigos interesados. Te llaman cuando te necesitan. Pero una necesidad concreta, quiero decir. Tengo una amiga que se había pasado sin enviarme un mail, darme un like en FB o enviarme un emoticono por whatsapp desde el principio de los tiempos. Un día me escribe un mail. Le respondo. Al siguiente mail me pregunta si se puede quedar en mi casa dos semanas.

2. Amigos quejones/amigos con más cuentos que contar sobre sí mismos que Sherezade. Ambos tipos me resultan igual de molestos... el que llena su conversación de "ay de mí" como el que dice "yo" cada tres segundos. Tenía una amiga que sólo quedaba conmigo para hablarme de lo desgraciada que era su vida... dejé de frecuentarla cuando me di cuenta de que me drenaba la energía. Y tuve alguna vez un amigo que o tenía la vida más excitante del planeta o la lengua más larga del mundo, parecía el publicista de su vida.

3. Amigos con excusas. Siempre hay motivos por los que no pueden quedar. Incluso son especialistas en convertir sus excusas en TUS excusas. Por ejemplo un día dices que no comes... yo qué sé... fresas. Entonces este amigo te manda mensajes del tipo: "estuve por llamarte el sábado, pero fuimos a comer fresas y como no te gustan". O pongamos un ejemplo más real: "es que como siempre estás ocupada". ¿Y cómo sabes que lo estoy tanto, alma de cántaro, si no me propones nunca de quedar?

4. Amigos que no se alegran por ti. Hace años tuve algún espécimen de estos, pero ya no. Pero los veo rondar a otros amigos. Incluso es una especie que sabe disfrazarse. Dicen: "me alegro por ti, ya quisiera yo que a mí me fuera tan fácil conseguir X". Toma pedazo de golpe disfrazado de felicitación. He oído algunas peores como "conseguiste X antes que yo... ¡no es justo!". Señores, señoras, para mí los amigos se miden justamente en la felicidad. "Repararle" la vida a alguien está bien, pero hay gente que sólo se siente bien si está por encima y mejor que lo demás y los éxitos ajenos como que le dan alergia.

5. Amigos pasotas. Hay que tener cuidado con esta categoría porque es en la que probablemente tendemos a caer todos con más frecuencia. Es el típico amigo que se acostumbra a que le prestes atención. Cuando pides que ponga un poco de su parte y deje de pasar de tu cara te dice "sí, es verdad, lo siento" y vuelve a pasar de tu cara. Es gente casi siempre muy bien intencionada, pero que hace rato te sacó de sus prioridades, al menos en términos prácticos. Es el que piensa (me incluyo, mea culpa) "debería llamar/quedar/escribir a Xxxxx" y pasan los meses... y no llama.

Y yo ya tengo unos años, así que de estos amigos... ¡huyo como de la peste!

miércoles, febrero 11, 2015

La vida sin facebook

Hace varios meses que vengo dándole vueltas... el facebook no sólo me consume mucho tiempo, sino que me genera sentimientos y emociones, algunas positivas -evidentemente- pero otras no tanto. Tengo demasiados contactos en la red social y hay una especie de "contaminación" energética de verles tanto, con tanto detalle, y tantas veces al día.

Así, de la mano de algunos especialistas de medicina alternativa, he decidido probar la desintoxicación por tres motivos: 1. todo es energía y tanta gente junta a veces nos desquicia y ni siquiera nos damos cuenta. 2. quiero recordar qué se siente vivir sin estar pendiente 24/7 de los demás y los demás de mí. 3. tengo ganas de tener amigos de los que -como mucho- usan el whatsapp, pero que saben que hay una persona de carne y hueso detrás de la pantalla.

Llevo apenas un par de días y me jode reconocer que lo echo de menos. Pero a la vez me parece terrible el darme cuenta de cuántas veces al día lo miro en automático... esto lo sé porque aún habiéndome dado de baja de la cuenta, voy al sitio web. El primer día habré ido a la página principal de facebook unas cinco-siete veces. El segundo creo que bajé a cuatro. Ayer tres. Esta mañana volví a caer, son las 9:20 am y la intenté mirarlo una vez. Todo esto sin contar las veces que me parece "raro" no ver la aplicación en el móvil.

Por el lado positivo tengo que decir que tengo tiempo. Ja. Es verdad. Tengo tiempo para cosas que también pueden ser banales, pero que me gustan: mirar alguna serie, leer, armar el puzzle que me he comprado. Duermo mejor y aunque no digo que sea consecuencia, la verdad es que duermo mejor.

Y sí, lo confieso, miro un poco más el twitter...

Mi objetivo es estar así un mes, se trata de una prueba y no de una decisión definitiva, porque en realidad me gusta facebook. O sea que veremos si aguanto y qué conclusiones saco de aquí a entonces.

Mientras tanto... ¡no existo en facebook, qué fuerte!


domingo, febrero 01, 2015

Magdalenas integrales de avena y nueces

 Ingredientes

  • 3 huevos
  • 150 ml de sirope de ágave
  • 1 yogur desnatado (yo usé el de muesli pero puede ser natural)
  • 1 medida de yogur de aceite (yo puse 50% girasol, 50% oliva suave)
  • Ralladura de 1 limón y de 1 naranja
  • ½ cdta de jengibre en polvo
  • ½ cdta de canela en polvo
  • ½ cdta de nuez moscada en polvo
  • Un puñado de nueces partidas en trocitos (unas 10-12)
  • 2/3 de taza de avena integral (y leche desnatada suficiente para apenas cubrirla)
  • 3 medidas de yogur de harina de trigo integral
  • 1 sobre de levadura Royal


Instrucciones

1. Poner a remojar la avena con la leche y dejar reposar al menos media hora para que se suavice un poco.

2. Batir las claras a punto de nieve, cuanto mejor queden luego la textura es más agradable así que a batir con ganas. Luego agregar las yemas una por una, el sirope de ágave, el yogur, el aceite, las ralladuras de limón y naranja (yo las mezclé previamente con la canela, la nuez moscada y el jengibre).


 
3. Agregar la avena a cucharadas y batir.

4. Agregar la harina poco a poco y la levadura, batir hasta que quede una mezcla homogénea.

5. Poner en los moldes, siempre pensando que es mejor que quede por debajo del límite superior para que no se hagan gigantescas.

6. Precalentar el horno a 180 grados. Mi horno avisa cuando está listo, pero depende del horno… supongo que con 20 mins es suficiente.

7. Hornear 20 mins con calor arriba y abajo, apagar, dejar reposar 5 minutos más en el horno.





Y Voilà! Dependiendo de la profundidad de los moldes salen unas 10-12 magdalenas.






jueves, enero 01, 2015

Diez aprendizajes del 2014

1.  La muerte. No queda más remedio que aceptarla y aprender a asumirla como parte de la vida. No es bonito, pero llega un momento en la vida en que se mueren los abuelos, padres de amigos queridos, hermanos de otros amigos, amigos de los padres. En mi caso fue mi abuelita Nora, a quien llevo en el corazón y a quien recordé en cuanto empezó este 2015. A quien seguiré amando, porque sé que en alguna parte le llega la onda de amor profundo.






2.  El trabajo. Estrenar cinco espectáculos en un año. Escribir 8 obras de teatro nuevas. Ensayar unas 1500 horas en un año, trabajar fuera de ensayo otras 1500 horas en un año. Viva La Pulpe. No sé si volverá a pasar, pero fue un subidón muy bonito aunque agotador. Aprendo a medirme y a racionar las energías. No todo es trabajo y se puede decir “no”.






3.  El ocio. Lo mejor en libros creo que fue Drácula, aunque no fue precisamente el año más interesante en cuanto a lectura de ficción. Lo mejor en música el concierto de Joaquín Sabina. Lo mejor en cine definitivamente ver Relatos Salvajes con su sentido del humor tan bestial. Lo mejor en teatro me lo reservo :D, gajes del oficio, secreto profesional.






4.  La vida. Cumplí diez años en España. Casi la tercera parte de mi vida, y lo cumplí poco después de recibir mi DNI y mi pasaporte que me certifican como española. Vivir esa curiosa sensación de que un documento diga que eres de este lugar, cuando naciste en aquel otro lugar.






5.   Los "no" amigos. Algunos/as se han quedado atrás y aunque dolió en su momento, tengo clarísimo que… esas personas que salieron de mi vida o bien realmente piensan que soy mala persona (en cuyo caso mejor no estar cerca) o  dicen que lo soy para hacerme daño (en cuyo caso mejor no tenerles cerca). También está el caso de gente tóxica que tardé en sacar de mi vida y agradezco el haberlo visto y haber tenido ¡finalmente! el valor de alejarme. Y está el caso de las personas que podrían seguir a mi lado, pero así funcionan los ciclos: a veces se agotan y se acaban.



6.  El opio. Costa Rica en el Mundial. Una locura muy divertida.






7.   La política. Monté un burumbún en las elecciones de Costa Rica. Inesperado, divertido, emocionante. Empieza con una carta que le escribo a un candidato a la presidencia y concluye (como aventura) con la visita al Presidente de la República.





8.  La familia. Tengo un marido que vale su peso en oro. Tengo una familia noruega, catalana, gallega, costarricense… tengo mucha gente bonita que me ama con sinceridad y a quien amo con entusiasmo. Eso es ser afortunada.





9.  Los "sí" amigos. Hay un colador implacable llamado tiempo y distancia. Hace años se sacude y quedan pocos entre las rejillas. Pero los que quedan… ay los que quedan. No tengo muchos amigos cercanos, pero los que tengo son un pilar. Y eso también es de ser muy afortunada.










10. Yo.  Si algo me enseñó el 2014 es que ser “buena persona” pasa por no serlo. Tener buenas intenciones significa –a veces- permitirse los defectos. A veces soy mala, a veces… a veces me cae mal la gente, no la quiero, a veces incluso soy una nube espesa de sentimientos chungos. Pero eso me hace humana y eso hace que cuando soy luz, cuando soy arcoiris, sea sinceramente. Agradezco profundamente el no ser perfecta, el tener sentimientos que no son ideales… y me propongo permitirme ser humana, que hace años lucho demasiado por ser un cyborg infalible. 




Este 2015 no tengo propósitos, sólo el de pensar en mí y hacer sólo lo que me haga feliz.

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