Pues resulta que yo, amante de un buen
solomillo o lomito según donde lo pida, fui vegetariana durante un
tiempo. Todo por un vídeo en que mataban a unos cerdos de manera
-digamos- poco agraciada y bastante sanguinolenta. Chillidos de
chancho iban, chillidos de chancho venían, en medio un pollo en una
jaulita que parecía piso de soltero, en el que apenas podía
moverse. Vacas tristes que se endurecían antes de que las mataran
porque sentían el cuchillo asesino acercarse, vacas con lágrimas de vaca arruinando el queso recién hecho... en fin, algo así
como el apocalipsis del mundo animal, todo perpetrado por los malos
humanos sin corazón.
Cuestión que cuando volví a mi casa había
carne para comer y casi me da algo cuando destapé la olla. Ese “casi
me da algo” me duró dos años, meses arriba, meses abajo.
Bueno, estrictamente hablando era
ovo-lácteo vegetariana y de vez en cuando (a escondidas, detrás de
un sofá casi) comía pescado. El resto de los nutrientes venían de
unos embutidos de soja bastante asquerosillos y de cosas como garbanzos y
lentejas.
Pero héte tú que la carnívora y
devora ajos España se interpuso en mi camino, representada por el
vikingo con que me casé, que podría comerse una vaca sin más ayuda
que sus incisivos si le dijeran que es una vaca de calidad (no
exagero, el señor marido come carne hasta cruda). Él, no sé por qué, tal vez para
probarme, me hizo una cena en la que prácticamente me ofrecía la
vaca en cuestión como señal de su amor incondicional y yo, que
tengo el corazón débil y soy bastante amable cuando quiero, no pude
sino comer vaca. Me la comí y tuve que aceptar que estaba buenísima
la jodida. Y desde entonces como vaca. Como vaca y ni siquiera me
siento culpable. Y como pollos. Y también cerdos, faltaría más.
Pero de mis años mozos de ovo-lácteo
vegetariana me quedó un buen legado: sé cocinar verduras de maneras
bastante diversas. Por ejemplo, hago esta crema de calabaza de llorar de la emoción, modestia aparte, que por cierto se llama crema aunque no lleva leche pero que es la
leche (chiste fácil, lo sé, pido disculpas por el humor chabacano).
Ahí va la receta.
INGREDIENTES
2 kg de calabaza (más o menos)
1 ½ kg de zanahorias
2 cebollas grandes
½ taza de vino blanco
Caldo de pollo (1 litro) o cubitos de
pollo (avecrem, maggy)
Aceite de oliva
Sal
Pimienta blanca
Nuez moscada
Jengibre en polvo
Queso grana padano (para servir)
PREPARACIÓN
1- Rallar las zanahorias. Repito:
RALLAR las zanahorias. La textura es diferente si se rallan o si se
pican y como soy una puñetera, digo que hay que rallarlas. Saque
tiempo porque esto es un ratito tratándose de tanta zanahoria, pero
si no me hace caso luego no acepto reclamos ;)
2- Cortar la calabaza en rebanadas...
aquí al gusto del cliente, aunque yo las corto en julianas.
3- Picar la cebolla del tamaño que
quiera, aproveche porque es estilo libre.
4- Poner en una olla anti adherente
(preferiblemente o rociada con spray anti adherente) un chorrito de
aceite de oliva y freír las cebollas a fuego medio. Cuando empiezan
a caramelizarse (apenas que se pongan un poquitititito marrones) se
le agrega la zanahoria RALLADA y la calabaza. Se sofríe un poco,
digamos unos 3 minutos dándole vueltas siempre.
5- Agregamos el vino y subimos el
calor. Unas cuantas vueltas más y se deja que se evapore el líquido.
6- Se agrega el caldo de pollo poco a
poco, cada vez que baja el líquido se le pone un poco más, o si usa
cubitos se le ponen dos cubitos y vasos de agua hasta completar unos
cuatro.
7- Especies al gusto: yo le pongo una
pizca de pimienta, una media cucharadita de jengibre y un cuarto de
cucharadita de nuez moscada. Puede ir probando por si acaso. También
le queda bien el pimiento rojo/paprika y el ajo en polvo... muy
poquito de ambas cosas.
8- Váyase a leer o a ver tele, porque
todo esto estará en el fuego unos 45 minutos, hasta que la calabaza
casi se deshaga sola y la zanahoria esté suavísima. La gracia es
que quede con líquido apenas al nivel de las verduras, no mucho más
porque queda aguada ni mucho menos porque queda como papilla de bebé.
9- Procese con la licuadora o el
túrmix. Corrija sal y especias al gusto.
10- Sirva caliente con una buena
cantidad de queso grana padano RALLADO por encima. Ja. Bueno, el
queso se lo pueden poner como les venga en gana.
Y listo.
Bon profit!
Como yo sigo siendo de las ovo-lacto-pescadoporquenecesitoproteínaanimaldealgunaparte-vegeteriana, aplaudo la receta. Pero nada de regalitos de "how to", que la próxima vez que te vea quiero una hecha por vos.
ResponderEliminarIVA: jajajaja, bueno, no esperaba verte rallando zanahorias media hora! y trato hecho, dear, la próxima yo cocino.
ResponderEliminar¡Deliciosa! Soy fan incondicional de la crema de calabaza, pero aún no la he probado con esta receta ;)
ResponderEliminarCVALDA: doy fe de que está buenísima ;) claro, que voy a decir yo...
ResponderEliminarHuy, qué buena pinta!!! Algún día me animaré a hacerla...cuando tenga "cocina propia" jejeje.
ResponderEliminarMe reí mucho con la imagen del marido vikingo devorador de vacas y su ofrenda de amor incondicional :D
MURASAKI: está buenísima... el vikingo es taaaan vikingo
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