Lo que digo yo:
Irving tiene una habilidad impresionante, esa que cualquier novelista quisiera tener: contar cualquier cosa y hacerla creíble. Mete a sus personajes en líos y enredos espectaculares, los hace absolutamente detestables y –sin embargo –uno termina deseando que las cosas les salgan bien.
Ya me había leído “El mundo según Garp”, del mismo autor (es uno de mis libros favoritos, a pesar de que es bastante extraño) y me compré uno más que se llama “Una mujer difícil” que aún no he leído.
“La cuarta mano” es, por decirlo de alguna forma, menos “juguetona” como novela que “El mundo según Garp”, menos irreverente. Pero esto no quita que esté muy bien escrita, con la fluidez que lo caracteriza (aún en la traducción), personajes de los que te enamoras por sus desviaciones y defectos y, sobre todo, un airecillo de rebeldía del propio autor.
Con esta novela confirmo que el estilo de Irving es de los que me gustan.
Lo que dice la contraportada:
Patrick Wallingford no tiene la culpa de ser irresistible para las mujeres. Aunque su pasividad vital y su desdibujada personalidad sean irritantes, aunque su escasa iniciativa sentimental y profesional sea un incordio, todas desean acostarse con él, y lo cierto es que no les cuesta mucho conseguirlo. Wallingford es periodista en un canal televisivo peligrosamente decantado hacia el sensacionalismo hasta que, en un tragicómico episodio laboral, pierde la mano izquierda y se convierte, de la noche a la mañana, en noticia mundial. Un cirujano le implantará la mano de un muerto en accidente. Pero ese cuerpo extraño, único miembro que ha sobrevivido de otro ser humano que amó, gozó y sufrió con inocente inconsciencia, se enseñoreará misteriosamente de Wallingford, quien, al recuperar el tacto, descubre con asombro aspectos inéditos de su vida emocional. Tal vez a ello no sea ajeno el extraño pacto con Doris Clausen, la joven y hermosa viuda del donante..
mundo segun garp, que gran libro! lleno de osos! yeeeeeee!
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