Siguiendo mi línea de amor-odio con Lucía Extebarria, hoy me compré otro de sus libros. Se llama La Eva Futura. La Letra Futura. Son dos ensayos, uno sobre la mujer y otro sobre literatura, empecé por el segundo hace un par de horas y ya me tragué 60 páginas.
Entre otras cosas que tengo muy frescas, la Extebarria dice que –y la respaldan algunos estudiosos –los artistas somos en esencia neuróticos, bueno, todos los seres humanos tenemos algo de esto, pero que en los artistas es mayor. No sé si es exactamente esa la mejor descripción de un artista, pero sí que entiendo que el querer producir algo para que alguien más lo vea, lea, escuche, admire, tiene un fuerte componente de deseo de visibilidad. Pero también habla de que el acto de escribir, para ella, responde a una necesidad. Paré de leer y entendí que probablemente la mayor parte de los escritores, o los que aspiramos a serlo, tenemos ese impulso.
Hace unos días hablaba con Fernando de por qué escribo. Y no pude responder otra cosa que porque no puedo hacer otra cosa. Me explico… un día sin escribir o sin pensar en que hacerlo me es absolutamente imposible. Paso el día entero con la mente entre las letras y cuando me dan las rachas puedo invertir cinco o seis horas frente a la pantalla. No puedo vivir sin escribir, aunque lo de escribir no me dé para vivir.
Recuerdo que una vez, hablando con mi papá (que de paso es escritor) de la vocación de uno en la vida, me decía que él tenía claro lo que yo quería desde que estaba muy pequeña. Habían y hay dos grandes pasiones definidas: el teatro y la escritura. Organizaba obras y jugaba a montar numeritos cada vez que podía desde que tengo memoria. Y escribía, a escondidas para que nadie me preguntara, pero siempre lo he hecho.
La primera vez que mandé algo a un concurso literario tenía 9 años. Leí sobre un premio para cuentos infantiles y con mi amiga de la escuela nos pusimos a escribir. Calculo que pasamos un mes inventando cuentos todas las tardes y mandamos aquel libraco, escrito por dos enanas en la máquina de escribir de mi casa.
Cuando le pregunté a mi papá, llorando, que por qué no nos habían dado el premio, me explicó dos cosas. Primero que el famosos concursete era para adultos, pero que no me lo dijo para no quitarme el impulso de escribir; segundo, que esto de los premios siempre es un poco "truculento". Mucha subjetividad, por no hablar de intereses previos y comerciales.
La pregunta que sigo sin resolver es de dónde viene la necesidad. Digo en mi caso, porque conozco veinte mil historias de escritores atormentados, pero yo personalmente me considero una persona medianamente normal, sin traumas demasiado marcados (al menos no más que los comunes, la adolescencia, la discriminación, etc etc etc) y bastante feliz.
Pero algo, aquí adentro, pide a gritos cada día que se le deje salir. Me pregunto, también, si los genios necesariamente son seres atormentados, no porque aspire a serlo, si no porque esto de pensar que solo el extremo psíquico lleva a la buena creatividad me parece espeluznante: Hemingway, Woolf, Maupassant, Storni, Jack London, Horacio Quiroga, Von Kleist, Mishima, Pizarnik… por hablar de algunos, se hicieron famosos por sus libros pero también por sus disfuncionales vidas que acabaron en suicidio. Todos atormentadísimos, tanto que incluso algunos de ellos se mataron de formas dramáticas, ya rayando en el rollo cine (eso de ahogarse en un río con piedras en las bolsas... o de meterse en el mar hasta que al agua te cubra...). La misma Extebarria confirma en este libro sus problemas mentales y de vida, sus intentos de evasión y suicidio, y es una de las autoras más leídas de este país.
No sé… no termino de entender pero creo que alguna relación debe haber.
Por ahora dejo el tema, me pongo a escribir.
PS. lo siento, no sé quiénes son los fotógrafos responsables en estos casos! Pero los retratados son: Alfonsina Storni muy sonriente, quién lo hubiera dicho; Ernest Hemingway en pose de "soy escritor", Alejandra Pizarnik con su carita ojerosa y la Virgina Woolf, inexpresiva y casi fantasma.
Entre otras cosas que tengo muy frescas, la Extebarria dice que –y la respaldan algunos estudiosos –los artistas somos en esencia neuróticos, bueno, todos los seres humanos tenemos algo de esto, pero que en los artistas es mayor. No sé si es exactamente esa la mejor descripción de un artista, pero sí que entiendo que el querer producir algo para que alguien más lo vea, lea, escuche, admire, tiene un fuerte componente de deseo de visibilidad. Pero también habla de que el acto de escribir, para ella, responde a una necesidad. Paré de leer y entendí que probablemente la mayor parte de los escritores, o los que aspiramos a serlo, tenemos ese impulso.
Hace unos días hablaba con Fernando de por qué escribo. Y no pude responder otra cosa que porque no puedo hacer otra cosa. Me explico… un día sin escribir o sin pensar en que hacerlo me es absolutamente imposible. Paso el día entero con la mente entre las letras y cuando me dan las rachas puedo invertir cinco o seis horas frente a la pantalla. No puedo vivir sin escribir, aunque lo de escribir no me dé para vivir.
Recuerdo que una vez, hablando con mi papá (que de paso es escritor) de la vocación de uno en la vida, me decía que él tenía claro lo que yo quería desde que estaba muy pequeña. Habían y hay dos grandes pasiones definidas: el teatro y la escritura. Organizaba obras y jugaba a montar numeritos cada vez que podía desde que tengo memoria. Y escribía, a escondidas para que nadie me preguntara, pero siempre lo he hecho.
La primera vez que mandé algo a un concurso literario tenía 9 años. Leí sobre un premio para cuentos infantiles y con mi amiga de la escuela nos pusimos a escribir. Calculo que pasamos un mes inventando cuentos todas las tardes y mandamos aquel libraco, escrito por dos enanas en la máquina de escribir de mi casa.
Cuando le pregunté a mi papá, llorando, que por qué no nos habían dado el premio, me explicó dos cosas. Primero que el famosos concursete era para adultos, pero que no me lo dijo para no quitarme el impulso de escribir; segundo, que esto de los premios siempre es un poco "truculento". Mucha subjetividad, por no hablar de intereses previos y comerciales.
La pregunta que sigo sin resolver es de dónde viene la necesidad. Digo en mi caso, porque conozco veinte mil historias de escritores atormentados, pero yo personalmente me considero una persona medianamente normal, sin traumas demasiado marcados (al menos no más que los comunes, la adolescencia, la discriminación, etc etc etc) y bastante feliz.
Pero algo, aquí adentro, pide a gritos cada día que se le deje salir. Me pregunto, también, si los genios necesariamente son seres atormentados, no porque aspire a serlo, si no porque esto de pensar que solo el extremo psíquico lleva a la buena creatividad me parece espeluznante: Hemingway, Woolf, Maupassant, Storni, Jack London, Horacio Quiroga, Von Kleist, Mishima, Pizarnik… por hablar de algunos, se hicieron famosos por sus libros pero también por sus disfuncionales vidas que acabaron en suicidio. Todos atormentadísimos, tanto que incluso algunos de ellos se mataron de formas dramáticas, ya rayando en el rollo cine (eso de ahogarse en un río con piedras en las bolsas... o de meterse en el mar hasta que al agua te cubra...). La misma Extebarria confirma en este libro sus problemas mentales y de vida, sus intentos de evasión y suicidio, y es una de las autoras más leídas de este país.
No sé… no termino de entender pero creo que alguna relación debe haber.
Por ahora dejo el tema, me pongo a escribir.
PS. lo siento, no sé quiénes son los fotógrafos responsables en estos casos! Pero los retratados son: Alfonsina Storni muy sonriente, quién lo hubiera dicho; Ernest Hemingway en pose de "soy escritor", Alejandra Pizarnik con su carita ojerosa y la Virgina Woolf, inexpresiva y casi fantasma.
Creía que la Pizarnik era tu foto. Tendría muchísimo que decir sobre lo que has escrito, no me cabe en el comentario, pero sabes dónde estoy. Un abrazo,
ResponderEliminarAmor
Da bastante que hablar este tema...y es que podríamos teorizar el porqué de la escritura junto a vidas tormerntosas....pero lo importante es que ese no es tu caso...y que aún así, lo hacés con toda la pasión del mundo!
ResponderEliminarTe has fijado que la portada es fosforescente. Brilla en la oscuridad.
ResponderEliminarEste libro me lo lei en un viaje por Egipto, mientras navegaba por el lago nasser, por eso tengo muy buen recuerdo de él.
Los artistas son neuróticos? Y quen no? También son volubles y caprichosos.
Creo que el atormentamiento es independiente de que seas escritor/artista o físico nuclear, lo que pasa es que los primeros tienen la necesidad de compartir lo que les pasa y el otro pues, se pega a resolver ecuaciones de 5 páginas (supongo). Mi psicóloga también dice que es que somos más sensibles, y no deja de tener razón.
ResponderEliminar¿Ya te leíste 4.48 Psicosis? Yo lo empecé pero tuve que dejarlo un ratito porque era como si la Kane estuviera hablando por mí (en algunas partes). Entre eso y que la condenada foto de la Woolf soy yo hace 80 años (jejeje)...hmm! tal vez debí estudiar física nuclear ;-P
Besos!
no te preguntes quién eres, mejor pregúntate lo que no eres y tal vez puedas tener una mejor idea. Lo que si te aconsejo es que seas siempre tú misma y que no trates de vivir en in cliché como muchos aspirantes a escritores que me rodean. Un beso.
ResponderEliminarAMOR: no, no , esa es la Pizarnik. Mi foto, bastante reciente y con pelo corto está en un post más abajo... todavía no tengo cara de atormentada, jiji! Saluditos para vos! :-)
ResponderEliminarJAQUI: bueno, algo de tormentosa tengo a veces, normal!!! Yo diría que la diferencia es que hasta ahora lo voy manejando, pero quiero decir que no llega a ser una cosa patológica, desde mi punto de vista al menos.
FANMA: no te imaginas el ridículo que he hecho, me metí en el armario con el libro para verlo brillar... cuando en este caso como es una edición de bolsillo, jaja, lo que brilló fue mi ingenuidad! :-) De todas formas en este momento soy fan de la escritora neurótica y hasta me gusta tener algunas cosillas raras!
MURASAKI: toda la razón... lo de ser sensibles sí, es innegable, yo escucho muchas veces que soy hipersensible y susceptible y la verdad me alegro, es la forma de ver el mundo, yo creo. Psicosis... uy sí, es muuuy fuerte. Me leí más o menos la mitad y también tuve que parar. Y creo que cualquiera que le corra sangre por las venas se sentiría identificado con algunas partes, pero más si -como diría S. Astica- tiene los sentimientos a flor de piel. Nota adicional: iba a poner a Sarah Kane en la lista de suicidas, pero yo no la conocía hasta que me hablaste de ella, así que pensé que nadie tendría ni la menos idea de quién era la nena.
CLAUDIA: entiendo perfectamente lo que decís y me parece patético. Es como si un buen porcentaje de los aspirantes a escritores se conformaran con ser aspirantes y aparentarlo. No los culpo, en algunos círculos es la clave "parecer" para entrar al juego, pero personalmente me parece horrible. Un besito.
Solo el nombre es sugerente! Solo el hecho de escribir nos hace distintos, por el soñar creer, imaginar mas allá de nuestras vidas en otras vidas. Qué sé yoª es solo mi idea, es bueno retroalimentarse.
ResponderEliminarVengo a pedirte permiso amiga de usar el título postulado por tí de "Hombre Menguante" Me encantan tus amorexias. siempre las espero.
Yo nunca me olvido de una vez que una amiga (tal vez la viste... por escandalosa, parecía más de teatro que de escultura), el día en que se abría su exhibición de trabajos de quinto año dijo en la 'ceremonia' que ella no se hacía artista por hacerse famosa, por hacerse la pobretona e impresionar con una vida llena de carencias y mucho talento, dijo que quiso hacerse artista, como muchos de los que exponían con ella y estudiaban artes porque con toda honestidad no podía evitarlo. A mi a veces me da la sensación de que toqué arcilla una vez y no pude dejarla nunca más (aunque pase por periodos de incubación en que me alejo). Y a vos debe darte algo similar pero con la palabra.
ResponderEliminarYo pienso algo parecido a Murasaki, los artistas son (somos...bueno... tengo mis conflictos con el uso del sustantivo en primera persona) seres sensibles a muchas cosas, y requerimos manifestarlo de alguna manera (literatura, escultura,música etc)... ¡me explico? De no hacerlo pues como se comunican todos esas sensaciones o pensamientos? Digo...por telepatía de fijo es muy difícil!!!
POr otro lado, yo creo que muchas de las hitorias tormentosas de los artistas son agigantadas y cargadas de amarillismo por los medios y por el tiempo. Si alguien llevara un recuento riguroso, pues hay igual cantidad de historias tremendas de gente de otras profesiones, con patologías igual de tétricas, solo que por las mismas convenciones sociales que dicen que los artistas son raros y atormentados, de muchos personajes el lado oscuro se manifiesta solo (y tal vez ni eso) para los que andan cerca.
Denise, me parto, juas juas juas.
ResponderEliminarDebo tener la edición más currada. Yo lo descubri un día que cerré la persiana de la biblioteca y vi un libro brillando.
AMOREXIA: te dejé una observación sobre lo del hombre menguante en tu blog! ;-)
ResponderEliminarHUMO: me encantó tu comentario, casi lo pongo de post!!! Es que no solo tenés toda la razón, si no que lo del amarillismo me parece muy inteligente, eso de que se le agrega cualquier cosa "atractiva" a la vida de los artistas, por hacerlos más bichos raros. :-)
FANMA: jiji, te dejo reírte porque fue muy muy muy gracioso, si me hubieras visto todavía estarías muerto de la risa. Soy una ingenua, ninguna edición de bolsillo va a ser tan sofisticada! Lo peor es que cuando vi que no brillaba me sumergí más en el armario, jajaja, hasta que unos minutos después me di por rendida :-D
Te faltó Plath...y te faltó...MABE JA JA JA JA
ResponderEliminarOye, que he ido a comprobarlo por si acaso me había equivocado. Y te confirmo que es verdad.
ResponderEliminarLITERÓFILO: sí, faltó... y Mabe, jajaj, ya me contaste detalles ¿se suicida?
ResponderEliminarFANMA: jajajaja, bastaaaaa, que me veo tentada a meterme de nuevo en el armario o bajo la cama, jajaja!