Febrero, 2006
Paseo de la mano del Vikingo por Barcelona. Es media tarde. Hablamos
de nosotros, ese tema preferido por parejas que llevan poco tiempo juntas. Pero
ese nosotros tiene un pero: me quedan
unos meses de residencia y –según dicta la lógica- me tendré que regresar a
Costa Rica.
Soy de lágrima fácil, así que pensar en esa opción me suelta
el lagrimal varias veces. Resulta que el Vikingo me robó el corazón en poco
tiempo y –aún a riesgo de sonar melodramática- pensar en separarme de él hace
que se me parta en trocitos. Me peleo con el sistema, nos peleamos con el
sistema: dos personas obligadas a pensar en separarse porque hay un sistema
legal que dice “extranjera a tu casa”.
Vamos al cine. Vemos –agárrense que parece guionizado- “Un
mundo nuevo”, esa versión de Pocahontas escrita y dirigida por Terrence Malick.
Salimos con sensación de ser los John Smith y Pocahontas modernos. Vamos
caminando, hablamos de la película, hablamos de nosotros –ese tema preferido
por parejas que llevan poco juntas- y paramos a cenar al sitio con menos
glamour del mundo: un restaurante de shawarmas cerca de Plaça Universitat.
En medio de un mordisco de shawarma el vikingo encuentra la
solución: ¿Y si te casas conmigo?. Me
parece que me cuesta acabar de masticar el trozo de shawarma, como en comedia
romántica lo abrazo y le digo que sí. Y hasta el día de hoy me parece la
propuesta de matrimonio más bonita del mundo… aunque luego (un mes después o
así) me lo volvió a pedir con una canción compuesta por él y un anillo de
compromiso, y esa propuesta fue perfecta.
Hacemos un plan: mi mamá no lo conoce (mi papá sí, pasó un
par de días con nosotros a principios de febrero), no conozco a mis suegros.
Antes de dejarles caer la noticia tenemos que presentarnos, en persona. Mayo a
Tenerife, Junio a Costa Rica. Mientras tanto el compromiso es secretísimo.
La segunda parte del plan es que nos casaremos por partida doble:
civil primero, por la iglesia segundo. Ahora me resulta curioso lo de haberme
casado por la iglesia, pero en aquel momento lo decidimos así. Pero aún no he
conocido a mis suegros y nos espera el recibimiento en Costa Rica, a donde
además tengo dos años de no ir.
Para mayo faltaba poco, poco para junio… todavía es 28 de
febrero y acabo de decidir casarme con una persona que seis meses antes ni
siquiera sabía que existía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario