Camino por la cafetería del Institut. Un pequeñajo, de un añito y poco me mira con sus grandes ojos azules. Sonríe. Le devuelvo la sonrisa y sigo buscando a mi amiga con la mirada. Me detengo. Cuando vuelvo a poner atención al pitufillo de antes, me lo encuentro a mis pies. Literalmente. Se ha quedado parado frente a mí, sus zapatos milimétricos tocando la punta de mis botas. Mira hacia arriba, como contemplando la diferencia de estatura entre los dos. Lo saludo. “Hola maco, com estàs?”. Me vuelve a sonreír, sin moverse. “Y què fas tu per aquí?”, le pregunto. No se intimida, no huye, me enfrenta, en silencio. Su abuelito, de cerca, lo invita a saludarme de vuelta. Se queda callado, pero sigue mirándome. Cuando me tengo que ir le digo “Adéu” y me alejo. Desde varios metros más allá giro la cabeza, los ojitos azules y la sonrisa siguen ahí.
Camino hacia el metro. Se oyen gritos desesperados por un buen rato. Antes de llegar a la esquina descubro la causa. Una chiquita, unos cinco años, llora con angustia. Su papá intenta sujetarla, pero ella se retuerce con furia entre sus brazos. Finalmente la pone en el suelo, y espera paciente a que pase la rabieta. En medio de los sollozos y la angustia de su papá, logro descifrar lo que dice. “No me quiero ir a casaaaaa, aaaaaaayyyyy, que nooooo”.
Camino por la calle, antes de llegar a casa. Escucho a una madre repitiendo “Jesuscito, Jesuscitooo”. Miro alrededor. Un pequeño, este de dos o tres años, viene corriendo hacia mí. Me mira, se ríe y continúa la carrera. La madre intenta amarrar al perro lo más rápido posible para ir en busca de su Jesuscito. No se ha dado cuenta del detalle curioso. Jesuscito va con su mini penecín al aire. No se ha bajado los pantalones, simplemente se lo sacó por encima de la pretina del pantalón. Miro una vez más antes de entrar al edificio. Aventajando a su madre, que aún no ha podido darle caza, orina en la pata de un banco. Sigue riendo.
Los chiquitos son curiosos. Mucho. Talvez cuando tenga alguno acabaré de entender su lógica. O no.
Foto: John Slater
Camino hacia el metro. Se oyen gritos desesperados por un buen rato. Antes de llegar a la esquina descubro la causa. Una chiquita, unos cinco años, llora con angustia. Su papá intenta sujetarla, pero ella se retuerce con furia entre sus brazos. Finalmente la pone en el suelo, y espera paciente a que pase la rabieta. En medio de los sollozos y la angustia de su papá, logro descifrar lo que dice. “No me quiero ir a casaaaaa, aaaaaaayyyyy, que nooooo”.
Camino por la calle, antes de llegar a casa. Escucho a una madre repitiendo “Jesuscito, Jesuscitooo”. Miro alrededor. Un pequeño, este de dos o tres años, viene corriendo hacia mí. Me mira, se ríe y continúa la carrera. La madre intenta amarrar al perro lo más rápido posible para ir en busca de su Jesuscito. No se ha dado cuenta del detalle curioso. Jesuscito va con su mini penecín al aire. No se ha bajado los pantalones, simplemente se lo sacó por encima de la pretina del pantalón. Miro una vez más antes de entrar al edificio. Aventajando a su madre, que aún no ha podido darle caza, orina en la pata de un banco. Sigue riendo.
Los chiquitos son curiosos. Mucho. Talvez cuando tenga alguno acabaré de entender su lógica. O no.
Foto: John Slater
Como lo dijiste, los niños son curiosos. Y cuantas veces me han alegrado el dia con una sonrisa suya.
ResponderEliminarHace poco pase a un supermercado, y habia una nena de unos 2 añitos, rubia y preciosa, me miró a los ojos y me sonrió, y con su manita me dijo adiós porq ya su papá iba saliendo, camina y se vuelve y me vuelve a decir adiós. Pago las compras q hice y al salir me encuentro con ella y su papá, y de nuevo adiós.
Como me alegró la noche esa niña!
Pásate por el blog de Cris...Buenas noticias...
ResponderEliminarPues no creo que puedas entenderlos jamás, yo llevo casi toda la vida. Pero bueno, tampoco os entiendo a las mujeres y sobrevivo.
ResponderEliminarPues estoy de acuerdo con Satie. Cuanto más tiempo paso con mis hijas creo que menos las entinedo... pero bueno, sí que te alegran el día, o por lo menos te entretienen :)
ResponderEliminarMi querida Denise, cada chico es un mundo. A veces hacen rabietas y la gente de afuera pensara que los padres lo maltratan y es que ya no lo soportas mas por el ataque de histeria que les agarra, despues suecede qeu son angeles, armoniosos, divinos, dulces atentos. Son Mr. Jekyll y Dr. Hyde. besos.
ResponderEliminarlos nenes son un encanto..pero no creo que los entendamos nunca.. una pena... pero son unos soletes :)
ResponderEliminarOjala que a medida que las personas vamos creciendo no fueramos perdiendo eso de niños, la sencillez de sonreir a un desconocido, lo extrovertidos que son al saludar mandar besos y cerra los ojitos a la gente... se aprende de ellos , entenderlos, nunca, son mas misteriosos que nosotros los adultos, lo que si es que son un cielo, y con esto me ha dado un poco de vena maternal, y da la casualidad de que aqui en Mexico ha sido el dia del niño hace poco (30 de abril) y he visto a una pequeñita tan hermosa y tan linda con coletas, no se.. me he emocionado mucho.. en fin. Buen Post!.
ResponderEliminarMariela
la honestidad, naturalidad y espontaneidad sincera de los niños -creo yo- es lo que los hacen tan "indescifrables"...es que eso es lo que dejamos por el camino los adultos.
ResponderEliminarYo no creo que sea nunca capaz de entender a un niño. No soy padre, pero creo que cuando lo sea seguiré pensando igual. Al crecer, perdemos la capacidad de ver las cosas como ellos, de ilusionarnos por cada cosa, de sorprendernos, y perdemos la curiosidad infantil... por eso no me creo capaz de entenderlos.
ResponderEliminarBesotes
La edad de la inocencia. Abrazos.
ResponderEliminarefectivamente los niños..lo k fuimos nos muestran un mundo tan sencillo, mágico y feliz..del k a veces nos olvidamos x volver a recorrer y hacemos tan grises nuestros pasos...
ResponderEliminarY si, no hay nada mejor que compartir y regresar con un hijo... es el amor en toda su magnitud!
Son curiosos.. y traviesos..
ResponderEliminarMe encantan los peques.. tienen esa picardia innata que haces que los adores.. y te compran con sus sonrisas y sus ojos inocentes..
dan ganas de tener uno ya.. si..
abrazos..
Upps, el anterior comentario de Ira es mio... es lo malo de compartir ordenador. Supongo que no será difícil de darse cuenta que H no podrá ser padre nunca...
ResponderEliminarBesotes
El problema cuando no entendemos a un niño es que pensamos como adultos. Yo no tengo hijos pero me entiendo bastante bien con los niños, porque.... ummm creo que porque intento razonar como ellos según su edad, ponerme en su piel, ver las cosas como juegos, como un todo por descubrir... mirar con inocencia... dejarme llevar por la sorpresa... expresar al 100% cada cosa sin prejuicios...y es francamente muy interesante y casi siempre divertido...
ResponderEliminarcreo que el error sería decir "entiendo a los niños" estoy convencida que su universo esta muy lejos de lo que uno como adulto puede percibir. Y me encanta pensar que es asi. besos
ResponderEliminarEs que todos actuariamos igual - siguiendo nada mas que nuestros instintos y sentidos- si no tuviesemos a la sociedad que nos comienza a formar o desformar?? desde pequenitos.
ResponderEliminarOops! quize decir DEFORMAR
ResponderEliminarCuando la madre de mi hijo se fue para guápiles, y consecuentemente y coincidentemente, mi familia también, quedé enojadísimo con todos y con el mundo, y no ví a mi hijo por casi seis meses. Cuando nos volvimos a ver, el niño ya tenía un poco más de entendimiento, y lo divertido y doloroso es que mi ex suegra me lo llevó a un parque, y le dijo “el es tu papá”, y el carajillo se me quedaba viendo con unos ojos de sorpresa tremendos. Al menos nso quedamos solos y nos divertimos muchísimo ese día. Y el estaba ya bastante relajado, pero al momento de despedirnos, el se montó en un carro de creo un tío o al go así, no recuerdo muy bien, y se reventó a llorar a través de los cristales tendiendo sus manos hacia mí, como si nunca nos hubiesemos separado.
ResponderEliminarY es curiosísimo. Cada vez que lo veo, y en cada despedida, siempre hace algo similar.
La última vez que lo tuve en casa se me portó super hiperactivo y tuve que tomar la faceta de padre firme, y estaba disgustado porque venía con un carácter terrible. Pero igual, al depedirse de mí me derritió todos los helados con un “me vas a hacer mucha falta, papi....”
Carajillos esos!!!!
HEIDY: a mí me pasa lo mismo, me alegran el ratito.
ResponderEliminarAGATA: gracias por avisar :-)
SATIE: lo peor es que no me acuerdo por qué razonaba cómo lo hacía.
MARTA: o te agobian!!!! :-D
MARCE: y eso en edades pequeñas, de adolescentes aquello debe ser Troya!
MARISA: no me digas que son tan bellos que me dan ganas de tener unos cuantos.
MARIELA: jajaja, vena maternal, calla, que me pasa lo mismo.
MARIAN: a mí la parte de la sinceridad me encanta, te sueltan unas...
(IRA) MIKHON: te reirás, pero sabía que eras tú, el comentario no sonaba muy de H :-D
FGIUCICH: yo era MUY inocente, a veces creo que demasiado.
AZUL: jeje, no me invites a tener hijos, que últimamente me están entrando las ganas.
PIER: jajaja, para, para, que no está el asunto para tener ni uno... por ahora.
CRIS: yo suelo llevarme muy bien, también, sobre todo antes de los 8 años encuentro que son un encanto (luego se ponen pesaditos, jiji)
CAT: yo quisiera recordar lo que pensaba entonces, como que se borra del sistema, deberíamos madurar pero dejando intacto el capítulo anterior.
LILIAN: oye, lo de "desformar" también funciona ;-)
CAPITAN: debe ser increible tener un peque de uno, no sé, me imagino las que te hacen pasar. La historia de tu enano me dio mucha ternura!
ay que lindos!!
ResponderEliminarmis sobrinas cada vez que las veo me sacan risas...son tan bochillas que bueno, lo que dan es ganas de abrazarlas!
un beso amiga!!
=)
Los niños son geniales.... Yo es que es ver un niño y ponerme a sonreir como una idiota :)
ResponderEliminarSaluditos
Mejor no, mejor no entenderles sino quererles :) Besotes.
ResponderEliminarVerdad que son curiosos. A mí me encantan, me dan alegría, me gusta muchísimo su manera surrealista de ver las cosas.
ResponderEliminarVaya, guapis, parece que tienes imán con ellos...