Digamos que Amiga Enfadada llega a
contarte que su pareja, llamémosle Equis, es un esto, un lo otro, un
lo aquello y un lo de más allá. Tú te pasas las horas
escuchándola, intentando aconsejarla que parece ser lo que quiere, y
al final ella se va muy contenta a casa. Tú más bien te quedas con
un sinsabor, porque Equis es mucho menos de lo que Amiga Enfadada se
merece.
Pasa el tiempo y los problemas entre Amiga Enfadada y Equis se agravan. Le dices tu opinión, sigues
aconsejándole. Amiga Enfadada finalmente rompe con Equis. La
consuelas, le dices todo aquello que callaste por prudencia, Amiga Enfadada incluso se molesta un poco porque no fuiste 100% sincera antes de la ruptura.
Pasa el tiempo y Amiga Enfadada vuelve
con Equis. Ahora es un supuesto idilio, en el que -la verdad- ves los
mismos errores que antes, pero como echarse de menos es balsámico,
pues casi prefieres que ni te pregunten.
Y te queda un sinsabor peor que el
otro... porque cuando uno opina, siempre se expone. Amiga Enfadada ya
ni toca el tema contigo.
Ojalá pasara sólo con las parejas,
porque ya aprendí que se dice el 10% de lo que se piensa y listo.
Pero pasa entre amigas. Amiga -otra- Amiga dice que Fulanita le hizo
una grosería. No sólo lo dice, es que te consta. Haces del abogado
del diablo porque ahora Amiga -otra- Amiga está en la cresta de la
ira y ya se le pasará.
Pasa el tiempo y los problemas entre Amiga -otra- Amiga y Fulanita se agravan. Le dices tu opinión,
sigues aconsejándole. Entonces lo sueltas, te olvidas la regla de la
prudencia y dices: es que lo que hizo Fulanita es muy fuerte, no es
normal, no debería ser aguantado. Amiga -otra- Amiga está de
acuerdo contigo y dice que pondrá distancia.
Pasa el tiempo y Amiga -otra- Amiga ha
vuelto a las andanzas, como que se le pasó el cabreo y perdonó a
Fulanita y echarse de menos es balsámico, entonces lo que le hizo ya
no es tan fuerte y no pasa nada.
Y te quedas con un sinsabor, porque resulta que tras padecer y escuchar llantos y quejas y pensar cómo decirle las cosas y ser asertiva e incluso sufrir un poco por ella... pues resulta que te das cuenta de que básicamente la pringada eres tú.
Aprendo diez cosas de las experiencias
(múltiples) de este asunto. He aquí mis mandamientos en tiempos de
conflictos entre personas, cuando no tengo vela en el entierro y lo
único que me queda es hacer de “escuchadora”:
- Todos los novios son buenos, incluso si son unos desgraciados.
- Todas las amigas son buenas, incluso si son unas desgraciadas.
- Escuchar es un ejercicio mental importante, que consta de dos partes: escuchar y asentir. A veces decir “lo siento.
- Opinar es un ejercicio vacuo y podrá ser usado en tu contra, aún cuando sólo represente el 10% de lo que realmente piensas.
- Aunque alguien te diga “dime qué piensas, sinceramente”, cuida tus palabras.
- Nadie sufre más que el “escuchador”, por lo tanto, si te toca serlo, prepárate.
- Los novios odiarán a las “escuchadoras” porque en el 75% de los casos, Amiga le dirá algo de lo que dijiste. Incluso sin mala fe, es muy buen argumento aquello de “hasta X piensa que tú...”.
- Las amigas-otras-amigas de tus amigas tenderán a no quererte, porque en el 75% de los casos, tu Amiga le dirá algo de lo que dijiste. Incluso sin mala fe, es muy buen argumento aquello de “hasta X piensa que tú...”.
- Cuando no quiero la opinión ajena, no la pido.
- Cuando no quiero la censura ajena, no la doy.
Y todo esto sin que fuera conmigo
ninguno de los temas.
Sí, en boca cerrada...
Ahora es cuando me imprimo este post mil veces y me empapelo la habitación con él... bueno, y el wáter también. Vale, y toda la casa. Ah, igual el coche también.
ResponderEliminarMira que me lo sé, eh, pero siempre se me olvida. En boca cerrada no entran moscas, coño!!
CRIS: yo estoy pensando en ponerlo de ringtone en el móvil, a ver si acaso... :P
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