Lo que digo yo:
Había leído un solo libro de Palahniuk antes de este: Asfixia. Rápidamente me di cuenta que es de esos autores que leo, sin mucha dificultad, y que aborrezco y me entretienen a la vez. No en vano tardé varios años en volver a él. Así, con Fantasmas empecé con cierto recelo, esperando encontrarme la fórmula sexo-drogas-rock and roll.
Y bueno, no es eso, aunque sí es un poco vísceras-maldad-personajes decadentes. Una variante, digamos, más o menos acertada.
Me explico: la novela no es exactamente novela. Es más bien un libro de cuentos hilado con una trama más bien patillera.
El autor, no la historia que cuenta, encierra a unos cuantos escritores en potencia. No pueden salir de donde están y se dedican a contarse historias. Ya con esto empecé a enojarme un poco, soy talvez un poco obsesiva, pero una novela es una novela, no unos cuentos pegados con crazy blue. Lo segundo que me molestó es justamente que esta estructura a veces le juega en contra. A él y al lector. Cuando estás enganchándote a una de las historias se acaba y empieza otra. Con suerte la siguiente te entretiene suficiente, pero no siempre lo consigue.
Por el lado bueno, sin embargo, las historias que son interesantes te atrapan. Algunas me quitaron el hambre. Y no es metáfora, dejé de cenar un par de veces por las imágenes que me instaló Palahniuk en el cerebro. Y esa sea probablemente su mayor virtud: lo que cuenta adquiere un peso enorme en la cabeza. Creo que podría contar un par de ellas y con sólo pensarlas suficiente provocarme náuseas otra vez.
Ahora, eso no quita que reclame… la próxima vez, querido Palahniuk, titula el libro como antología de cuentos. No te cuesta nada. Te lo pido por favor.
Lo que dice la contraportada:
Un grupo de escritores acuden, tras leer un anuncio en la prensa, a un retiro para artistas donde supuestamente darán rienda sueltaa su imaginación. Inmersos en un escenario aislado de las preocupaciones mundanas, los escritores llegan dispuestos a escribir su obra maestra. No obstante, la colonia de escritores resulta ser un lugar apartado del mundo, un viejo teatro abandonado, donde la comida, la electricidad y los suministros básicos son bienes escasos. En estas condiciones precarias, los protagonistas comenzarán a escribir historias terroríficas hasta llegar a un grado de maquinación diabólico, y alzarse ante la masa como héroes de una película documental.
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