Lo que digo yo:
Durante las noches largas largas de gastritis y mareos, me alegré mucho de tener un buen libro para las horas de insomnio. El personaje central es adorable, se trata de esos que puedes imaginar en detalle, casi saber qué piensan y cómo actuarían.
Es difícil hablar del libro sin revelar cosas importantes, así que me limito a decir que es hermoso, a pesar de que la portada me reveló más de lo que quería saber. Así que secundo la sugerencia de El Hubby: ¡no leer la contraportada! Y si se trata de la edición en inglés, recomiendo que lo compre alguien más, lo forre y el lector se corte los dedos antes de mirar la ilustración. ¡Qué manía tienen los estadounidenses de contarte el libro antes de que lo abras!
Lo que dijo El Hubby en su momento:
Lo que más me gustó de este libro es su que no cesó de sorprenderme. Para empezar, la historia no tiene nada que ver con lo que en principio me sugirió el título; la presencia de la palabra PI en el mismo me llevó a pensar que el libro tendría que ver con las matemáticas. Luego me dejé engañar por el tono filosófico de los primeros capítulos y asumi que el autor dedicaría el resto del libro a reflexionar sobre la religión y las diferencias entre el ser humano y los animales. Y volví a equivocarme. Yo pensaba que Martel me estaba enseñando sus cartas, pero resulta que como buen prestigitador, estaba atrayendo mi atención a una de sus manos mientras llevaba a cabo el truco con la otra, y el resultado fue pura magia. No es fácil plantar información en una trama sin que esta revele los motivos ulteriores del autor, pero Martel lo hace con una facilidad pasmosa. Parece que incluso se esté burlando de uno.
No diré más porque no quiero revelar nada. Os aconsejo que no os leais la contraportada del libro, porque seguro que os lo destripa. Es mejor ir descubriendo al temible Richard Parker a través de las páginas del libro y no que resuman su vida y milagros en un par de párrafos.
Lo que dice la contraportada:
No lo pongo. No tiene gracia. Hay que leerlo.
Durante las noches largas largas de gastritis y mareos, me alegré mucho de tener un buen libro para las horas de insomnio. El personaje central es adorable, se trata de esos que puedes imaginar en detalle, casi saber qué piensan y cómo actuarían.
Es difícil hablar del libro sin revelar cosas importantes, así que me limito a decir que es hermoso, a pesar de que la portada me reveló más de lo que quería saber. Así que secundo la sugerencia de El Hubby: ¡no leer la contraportada! Y si se trata de la edición en inglés, recomiendo que lo compre alguien más, lo forre y el lector se corte los dedos antes de mirar la ilustración. ¡Qué manía tienen los estadounidenses de contarte el libro antes de que lo abras!
Lo que dijo El Hubby en su momento:
Lo que más me gustó de este libro es su que no cesó de sorprenderme. Para empezar, la historia no tiene nada que ver con lo que en principio me sugirió el título; la presencia de la palabra PI en el mismo me llevó a pensar que el libro tendría que ver con las matemáticas. Luego me dejé engañar por el tono filosófico de los primeros capítulos y asumi que el autor dedicaría el resto del libro a reflexionar sobre la religión y las diferencias entre el ser humano y los animales. Y volví a equivocarme. Yo pensaba que Martel me estaba enseñando sus cartas, pero resulta que como buen prestigitador, estaba atrayendo mi atención a una de sus manos mientras llevaba a cabo el truco con la otra, y el resultado fue pura magia. No es fácil plantar información en una trama sin que esta revele los motivos ulteriores del autor, pero Martel lo hace con una facilidad pasmosa. Parece que incluso se esté burlando de uno.
No diré más porque no quiero revelar nada. Os aconsejo que no os leais la contraportada del libro, porque seguro que os lo destripa. Es mejor ir descubriendo al temible Richard Parker a través de las páginas del libro y no que resuman su vida y milagros en un par de párrafos.
Lo que dice la contraportada:
No lo pongo. No tiene gracia. Hay que leerlo.
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