martes, mayo 09, 2017

Envejecer: esa gran cacota





Sí, sí, hay que agradecer que tenemos vida y que seguimos sobre el planeta. Hay que dar las gracias por los años que se cumplen, por las experiencias, que sí, que sí.

Estoy a punto de cumplir años. No demasiados, aunque empiezo a aceptar que cuando me dicen "señora" es normal, es lo que soy. Aún no me peleo con la edad, aunque no me vendría mal tener tres o cuatro años menos, y si volviera atrás reconsideraría ciertas cosas, haría otras distinto, sería... en fin...

Pero el tema es que envejecer es una gran cacota.

Suelo venir a trabajar a una cafetería en Sants. Delante hay una residencia de ancianos, y muchos de ellos cruzan a la cafetería a merendar. Y es triste. Están solos, hablan con quien sea, incluso le dicen estupideces a la camarera para provocar interacción. Pero no es sólo eso, pensar en envejecer es pensar que de repente tu cuerpo deja de ser eficiente, normalmente mucho antes de que la mente abandone y la gente empieza a tratarte como un daño colateral. Como un problema a manejar. Como una situación compleja que se atraviesa en la vida.

Hace unos días vi una señora, de unos 60 y pico años, con su madre, de unos 90. Le estaba chillando muchísimo, infantilizándola. Mi primera reacción fue pensar "qué mal trata a su madre" y sí, la estaba tratando mal, pero tampoco sabemos quién y cómo es esa señora. Y la infantilizaba, sí, pero es que aunque también sea una gran acota, resulta que los ancianos se vuelven como niños, con la diferencia de que un niño está aprendiendo y sea como sea acaba por aceptar que "el mayor" tiene razón, o manda, o sugiere y convence.

Nos volvemos tan tercos que... o sea... vamos a ver... yo YA soy muy cabezota. No quiero ni imaginar lo tozuda que podré llegar a ser.

Envejecer es una cacota. De verdad...

Piénsalo: tú eres aún capaz, tienes experiencia y facultades. Hay cosas que ya no haces con la misma facilidad, pero sabes de qué hablas, sabes qué quieres, sabes qué prefieres y que no aguantas. O crees saberlo, porque tampoco te enteras de cuando ya no das más de ti. Y llega ese momento fatídico en que tus hijos, amigos, primos, personal médico te dicen "ya no puedes", "ya no sabes", "ya no debes". Lo peor es que dentro de tu cabeza los equivocados son los demás y es que todos tienen razón, porque cada quien ve SU verdad.

Me da miedo, lo confieso. No me da miedo morir, me da miedo envejecer. Perder facultades, capacidades y la confianza ajena de que ser capaz de valerme por mí misma. Ser una carga, aunque haya amor o profesionalidad de parte de quién me cuide.



Ahora lo digo muy alegremente, pero creo que cuando sea muy mayor querré ir a una residencia. Aunque cruce a la cafetería a merendar. Y tal vez si lo pienso desde ya, me resulte menos triste.

No sé.

No lo sé.

Caca.

2 comentarios:

  1. A mí también me da miedo. Me da miedo que me vean como una carga, que no me quieran escuchar, me da miedo sentir que no puedo sola, me da miedo ser dependiente en mayúsculas... y me da mucho miedo la muerte, la enfermedad... ojalá llegue a verme muy viejita, y quien sabe, igual podemos quedar a merendar. ��

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  2. Amparo, a mí la muerte no tanto... todo lo demás lo secundo :/

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