Me construyeron perfeccionista.
Tengo clarísimo que el daño es equivalente al bien que me hicieron.
Cuando sacaba un 8 en mi casa me decían que era una nota mediocre. Un 9 estaba bien pero era insuficiente. Un 9,5 era un intento fallido de lo excelente, que era el 10. Para demostrar mi inteligencia SÓLO podía sacar 10. Menos era mala señal.
Gracias a esto siempre fui buena estudiante, muy muuuy responsable. Pero también lo he pasado muy mal.
Con 9 años me eché a llorar mientras decía “castígueme, si quiere” porque me saqué un 7 en matemática. Mi papá me miró con cara de ¿qué qué? Y me dijo que no era para tanto, había sacado 2 puntos más de los necesarios para pasar el examen, pero me sentía fracasada. Mi mamá era más puñetera con estas cosas, su ansia de vernos como mujeres triunfadoras la hizo exigir hasta los límites.
En los primeros años de secundaria sufría mucho, yo había entrado a un cole donde la mitad de las clases eran en inglés y no sabía nada de nada, por más que me esforzara las notas siempre eran apenas la sombra de lo que se esperaba de mí. Cuando estaba por terminar, ante la evidente dificultad de entender las ecuaciones trigonométricas, pasaba horas en clases privadas para lograr lo exigido.
En la universidad, vivía con la amenaza permanente de que si no aprobaba TODOS los cursos, estaría obligada a trabajar para seguir estudiando. A principios de primer año en matemática (malditas mates, las detesto) el cerebro y la disposición no bastaron, saqué un 4, suspendí con entusiasmo y la gastritis fue de campeonato. No sé cuánto estuve enferma, pero no fueron pocos días. Tenía miedo, de verdad, tanto que mis papás se enteraron de que me quedé en aquella materia unos diez años después.
Una de las razones por las que dejé el periodismo, lo confieso aquí, fue porque sabía que jamás sería excelente. Sí, es cierto, tampoco me apasionaba el mundo ese, pero tenía la certeza de que siempre sería malilla, mediocre o, con mucho esfuerzo, apenas buena.
Ahora, sin miedos a repetir cursos, esta exigencia es tan personal que me cuesta no tenerla.
Lloro de impotencia cuando no entiendo algo, cuando me doy cuenta de que se escapa de mis posibilidades. No puedo evitarlo, es casi patológico.
Hoy, para más inri, me eché a llorar en plena clase de música porque no entendía de la misa la media. Visto desde mi yo de afuera me di cuenta de que era un ridículo aquello, pero por más que me lo repetía, las cabronas lágrimas seguían saliendo.
Quiero pensar que algún día aceptaré que no soy, ni tengo porque ser perfecta. Y que un 5, 6 ó 7 no dice nada de mí, dice de mis aptitudes concretas en un área concreta, no más. Quiero dejar eso que durante 28 años y medio de vida he asumido. No soy peor persona por no controlar las cosas. No.
Quiero creérmelo.
Tengo clarísimo que el daño es equivalente al bien que me hicieron.
Cuando sacaba un 8 en mi casa me decían que era una nota mediocre. Un 9 estaba bien pero era insuficiente. Un 9,5 era un intento fallido de lo excelente, que era el 10. Para demostrar mi inteligencia SÓLO podía sacar 10. Menos era mala señal.
Gracias a esto siempre fui buena estudiante, muy muuuy responsable. Pero también lo he pasado muy mal.
Con 9 años me eché a llorar mientras decía “castígueme, si quiere” porque me saqué un 7 en matemática. Mi papá me miró con cara de ¿qué qué? Y me dijo que no era para tanto, había sacado 2 puntos más de los necesarios para pasar el examen, pero me sentía fracasada. Mi mamá era más puñetera con estas cosas, su ansia de vernos como mujeres triunfadoras la hizo exigir hasta los límites.
En los primeros años de secundaria sufría mucho, yo había entrado a un cole donde la mitad de las clases eran en inglés y no sabía nada de nada, por más que me esforzara las notas siempre eran apenas la sombra de lo que se esperaba de mí. Cuando estaba por terminar, ante la evidente dificultad de entender las ecuaciones trigonométricas, pasaba horas en clases privadas para lograr lo exigido.
En la universidad, vivía con la amenaza permanente de que si no aprobaba TODOS los cursos, estaría obligada a trabajar para seguir estudiando. A principios de primer año en matemática (malditas mates, las detesto) el cerebro y la disposición no bastaron, saqué un 4, suspendí con entusiasmo y la gastritis fue de campeonato. No sé cuánto estuve enferma, pero no fueron pocos días. Tenía miedo, de verdad, tanto que mis papás se enteraron de que me quedé en aquella materia unos diez años después.
Una de las razones por las que dejé el periodismo, lo confieso aquí, fue porque sabía que jamás sería excelente. Sí, es cierto, tampoco me apasionaba el mundo ese, pero tenía la certeza de que siempre sería malilla, mediocre o, con mucho esfuerzo, apenas buena.
Ahora, sin miedos a repetir cursos, esta exigencia es tan personal que me cuesta no tenerla.
Lloro de impotencia cuando no entiendo algo, cuando me doy cuenta de que se escapa de mis posibilidades. No puedo evitarlo, es casi patológico.
Hoy, para más inri, me eché a llorar en plena clase de música porque no entendía de la misa la media. Visto desde mi yo de afuera me di cuenta de que era un ridículo aquello, pero por más que me lo repetía, las cabronas lágrimas seguían saliendo.
Quiero pensar que algún día aceptaré que no soy, ni tengo porque ser perfecta. Y que un 5, 6 ó 7 no dice nada de mí, dice de mis aptitudes concretas en un área concreta, no más. Quiero dejar eso que durante 28 años y medio de vida he asumido. No soy peor persona por no controlar las cosas. No.
Quiero creérmelo.
Me identifico plenamente. Tal vez no con lo de las notas, pero sí que me exijo ser "perfecta" todo el tiempo. Y cuando "meto las patas", aunque sea la tontera más mínima, las lágrimas se me salen ( y cuando estoy a solas lloro como magdalena)
ResponderEliminarLo bueno es que ese mismo impulso perfeccionista nos ayudará a mejorar ese defectillo ;)
Un abrazoteeeeeee
y finalmente parece que la perfección está en la imperfección.
ResponderEliminarparadoja extraña.
PD: yo también lloro de impotencia, y hasta pataleo.
He visto lo que muchos padres le hacen a sus hijos al exigirles notas muy altas.
ResponderEliminarUna niña que conocí, mi mamá una vez la encontró sentada en el borde de un caño llorando, por que habia sacado un 8 y si ella llegaba a la casa con esa nota, el papá la mataba. Bueno, tal vez no lo hacia tan literal, pero si le esperaba su buena paliza.
Por dicha, tu caso no es como el de esta niña.
No es bueno enseñarle a los niños a ser tan perfeccionistas, eso hace daño.
Ahora, creo que con un poco de ayuda profesional, puedes ir superando esos miedos a fracasar. Fracasar no es del todo malo, por que nos enseña que somos seres humanos, que no somos infalibles. Y nos enseña que somos hechos de barro, que lo que tiene valor no es lo que el barro hace, si no la esencia que lleva dentro.
Como siempre he dicho, todo en la vida tiene que tener un balance. Los extremos nunca son buenos.
Un abrazo
Como decís al final, no sos ni tenés que ser perfecta. Uno por naturaleza no es excelente en todo, siempre tenemos nuestras fortalezas y siempre hay algo en lo que no somo tan hábiles (como las matemáticas, no te preocupes que yo tampoco las quiero mucho, y en el colegio me iba quedando por culpa de esa cochinada).
ResponderEliminarLo bueno es que te estas dando cuenta de eso, talvez se trata solo de ver que no hay que ser tan duro con uno mismo, lo que no quiere decir que haya que ser mediocre. Uno tiene derecho a equivocarse o a no entender y más bien ponerle bonito después.
Los padres hacen bien en fomentar la excelencia, pero a veces se les pasa la mano un poquito y se olvidan de que uno no es un superdotado y que hay cosas que a uno no le van a ser tan fáciles como otras. Yo tuve una compañera en la escuela que decía que su papá le pegaba si sacaba menos de 8 y por eso cada vez que sacaba menos de eso se ponía a llorar para que se la subieran...a lo mejor se hacía, pero si era cierto...que feo!
Totalmente deacuerdo en eso de MALDITAS MATEMATICAS, jajaja yo también las odio, jajajaajaj.
ResponderEliminarMis padres me lo único que me exigían era que sacara el mínimo, apenas para poder pasar, pero YO, a duras penas los complacía. Pobres, jaajajaj.
Fue hasta que entre a la "U" que empezaron a ver buenas notas. Porqué?, tal vez por que ya estaba estudiando lo que me gustaba y además era yo la que me tenía que pagar la "U".
Bien dice el dicho: Nadie es perfecto.
Saludos
Denise, olvidate de los numeros y de la perfeccion porque en la vida no triunfa el que tiene el mejor promedio sino el que es mas capaz y te lo digo por mi experiencia profesional, donde los mejores promedios estan en un trabajo mediocre y los normales conseguimos los mejores laburos, porque usamos la cabeza y no la memoria. NO te presiones, no importa lo que te hayan inculcado, un numero es solo un numero y solo te sirve para aprobar. Ya ves como me decian a mi: 29 diez no hace un abogado y 30 cuatros si. Besos.
ResponderEliminarHola, yo siempre les dije a mis bukis, fueron 3, cuando estaban en la escuela, "no me importa si no son los primeros en clase, pero no quiero que sean los ultimos", nada de presiones y los 3 ya son profesionistas exitosos y creo felices, tu eres tu, toda tu, no eres cualquier cosa, estas hecha de la misma materia que las estrellas, saludos afectuosos desde el desierto de sonora, mexico.
ResponderEliminarnota: yo era bueno en matemáticas y ciencias y pésimo en español y sociales... de español del colegio recuerdo querer cojerme a la profe solamente... luego conocí a una escritora famosa y hablamos y de repente me gustó el español... y ella un poco...
ResponderEliminaruna vez un tío me dijo que el tenía cuarenta y estaba arrepentido de haber sido perfeccionista porque eso le detuvo a crear cosas que siempre quiso crear, solo porque no iban a ser perfectas se detenía, más que todo por miedo ajeno... lo de él era la música... también me dijo que se arrepintió de todo el tiempo que invirtió en maestrías a cambio de tiempo de juventud...
pero no conozco más sobre el tema que lo que te cuento...
que te purgues eso si te jode... creo que uno debería aprender lo que quiere, no todo merece un 10, la mayoría de las cosas merecen el mínimo, pocas cosas merecen el 10, pero es lo que creo...
(esta entrada me tocó las pelotas, me sentí relacionado en ciertos puntos)
hola!
ResponderEliminarprimero, graciaspor pasar por mi blog!
te agradezco el comentario!
segundo, mi vida tambien fue exigente, tuvo momentos q me volvian loka, pero por suerte solo momentos.
yo creo que si te presionas demasiados no vas apoder aprovechar los colores de la vida.
y si te exigen, es por tu bien, pero cuando se les pasa la mano hay que hacercelos notar.
tu tambien tienes voz y voto.
es tu vida
es tu decision
es tu tiempo.
yo cumpli con todo lo que me pidio mi mama, ya me recibi, tuve su apoyo.. pero nunca me exigio con las notas, si con aprobar.
ahora que le di, la unica satisfaccion que queria hago dem i vida lo que quiero y que no joda mas... jajaja
Siento mucho cómo te sientes.Mira,mis hijos estudian música en horario extraescolar.Los llevo al Conservatorio de mi ciudad.Estoy harta de ver cómo los padres son los que quieren que estudien un instrumento,qué instrumento es el que deben estudiar,que sus niños sean los mejores.Los machacan poniéndolos en clases privadas también para que vayan más adelantados que el resto...Y notas en las caras de los niños que están agobiados.Yo a mis niños les digo,junto a su padre,que el día que ellos no se lo pasen bien con la música:se acabó.Ellos decidieron estudiar música,eligieron el instrumento,y cada año le preguntamos si quieren seguir:"Sí,mamá.A mí me encanta".Intenta no exigirte tanto,Denise.Nadie es perfecto.Yo no quiero una amiga perfecta¿vale?.Un beso.
ResponderEliminarUY!! yo soy igualita igualita... Y creo que mi mamá y su exigencia también hicieron mucho...
ResponderEliminarNos autoexigimos demasiado, quizás más que al resto de los mortales... Y si, yo también lloro de impotencia cuando no me salen las cosas... argggg
Saluditos
Niña, una cosa que he aprendido después de mucho tiempo de intentar ser perfecta es que ser perfecto es un verdadero aburrimiento y no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Tú estás bien con tus lagrimitas, con las cosas que no entiendes, con las que sí entiendes, tengas un 4, un 5, un 6... Sólo es cuestión de tiempo el llegar a entender algo y seguro que cuando lo consigas te sientes infinitamente mejor, como un reto conseguido...
ResponderEliminarA mi lo que me pasa es que digo que podrìa haberme esforzado un poco màs por hacer mejor las cosas. Sin embargo, si me vieras en clases dirìas que me las tomaba demasiado a la ligera.
ResponderEliminarPor dicha siempre he sido un muy buen estudiante y no he tenido mayores problemas. Màs que las cosas del estudio, lo que se me dieron fueron las cosas de la vida.
Como me gustarìa que leyese esto cierta muchacha que tiene a cierto niño super presionado con respecto a sus notas...
con todo respeto a tus padres, que fuerte ponerle tanta presion a un hijo!
ResponderEliminarA mi me pasaba algo parecido... no con las notas... pero con aprobar. Pase toda mi vida sin desaprobar absolutamente nada, con medalla de honor y no se cuantas cosas mas. Cuando llegue a la universidad me agarro el panico de no aprobar. TOdos examenes finales orales y publicos era de morir. Termine en terapia... y solo asi termine de entender lo que racionalmente sabia, como decis vos, termine de creermelo... nadie muere por desaprobar... y como dice el dicho en ARG: 4 es nota suficiente. El resto es lujo... ;)
Siendo tu ya eres unica e inigualable. Tus padres cometierón un tremendo error contigo. Supongo, y solo supongo, que volcarón en tí sus propias expectativas y ansias de conocimiento. Puede ser tambien que al desear que fueses excelente estuviesen soñando con una mejor posición, que para ellos, sólo lo da el ser el numero 1. Creo que a los hijos hay que educarlos ademas de en la excelencia, en el amor propio, en la autosuficiencia, en el fortalecimiento del caracter. Lo malo es que no se es consciente de no haberlo hecho bien hasta que pasa el tiempo y ya es tarde para correcciones.
ResponderEliminarEse perfeccionismo que te han inculcado usalo en tu propio provecho y a disfrutar de la vida. Besos
Nena, no seas tan exigente contigo misma. Piensa que nada en el mundo es tan importante; salvo sentirse a gusto. No te rayes. Mucho ánimo en tu camino hacia la imperfección :)
ResponderEliminarDios mio, qué estrés...:S Si te sirve de consuelo, la exigencia en cuanto a educación también se llevaba en mi casa, pero llegó un punto en el que, como tú, me dije que no podía ser. Y no quieras creértelo, creetelo, porque, como dice Celestina, "la perfección está en la imperfección". Porque aspirar a otra cosa es IMPOSIBLE, y solo uno mismo sabe cuáles son sus limites (aunque, muchas veces, nos gustaría que no existiesen :S). ¡Ánimo!
ResponderEliminarEn mi casa castigaban si sacabamos menos de 80 en la escuela, y en el cole ya no castigaban pero tampoco premiaban.
ResponderEliminarYo nunca tuve problemas porque siempre, gracias a Dios, se me facilitó mucho todo, y difícilmente bajé de 80 en mi vida primaria y secundaria.
El cambio se dió en la U y en la carrera que escogí, que tiene muy poco de objetiva y que la mayor parte del tiempo te quedabas sin argumentos de porqué recibías tal o cual nota.
Ahí, a punta de llorar y de meditar, entendí que hay cosas que no dependen de mí, y que más que ser perfeccionista por serlo o por pensar que puedo ser perfecta, la satisfacción debe estar en saber que uno dió el máximo todo el tiempo, que el resultado que obtuviste no solo lo mereciste sino que en tu corazón sabés que diste tu máximo esfuerzo.
La única razón para sentirse mal, no es con los demás, sino con uno mismo si por vagancia no dió todo su potencial.
:)
Hola Denise, mira que yo una vez llegué a la casa del tercer grado con un 76. Llegué llorando y pasé como una semana sin comer. No haber logrado de un 95 para arriba era lo peor y más humillante que me podría haber pasado.
ResponderEliminarEl punto es que nadie es perfecto, aunque muchos decimos serlo o al menos intentarlo...
Yo no creo que la perfección esté en la imperfección, sino que viceversa. Por andar buscando lo imposible a veces perdemos de vista las cosas importantes de la vida.
Un gran abrazo de año nuevo!
mmm, por eso ni me ahgo bolas con nada, soy buena en lo que hago pero no me muero si no me salen las cosas..a fin de cuentas hay que mejorar poco a poco..
ResponderEliminarrelaxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx amiga!
MURASAKI: me gusta tu forma de verlo como algo positivo, pero jode mucho!!!
ResponderEliminarCELES: uf, para que la paradoja me cale como verdad...
HEIDY: y mira que también se los agradezco porque sé que tengo cualidades gracias a eso, pero la parte negativa nos la habríamos ahorrado con un poquititito más de tolerancia.
MUJER DE MAÍZ: lo que me pregunto es dónde está el límite, digo a la hora de educar a alguien, porque a mí jamás me pegaron pero la presión psicológica era fuertísima.
MARMOL: en la U yo no necesitaba que nadie me presionara, ya era una verde hecha y derecha!! :-P
MARCE: lo de los números me importa un poquititito menos, pero para todo soy así... y sé que en el mundo profesional no necesariamente se refleja eso. No me estreso no me estreso no me estreso...
MARGORELLI: ¡holaaa! :-) Pues yo me considero muy buena en muchas cosas, pero es como si el punto de comparación siempre va hacia arriba.
MELEOBRO: jajaj, yo al contrario... (en las materias, no en querer cogerme a nadie!!!) Y sobre todo quiero dejar de exigirme tanto justo por lo que decís, al final no disfruto de todo como debería.
NOE: claro, pero ahora soy yo la que me pongo las exigencias y la que tengo que decir basta, eso es más difícil, creo.
AGATA: pero creo que aceptarlo me ayuda, así suelto un poco de la carga... digo yo.
SAND: hagamos un club, jejej, con reuniones de Perfeccionistas Anónimas y todo, un manual nos vendría bien para ser más normalitas :-D
NUNU: 1. me encanta tu nick. 2. es aburrido, lo sé, lo he corregido en algunos aspectos pero me quedan resabios :-P
CAPITAN: claro, pero es que yo me esfuerzo siempre, lo hago al máximo siempre, entonces debería estar tranquila. He ahí el meollo, que no acabo de estarlo! Y lo de cierto niño... no sé, eviale "por error" el link y yo borro tu comment, jiji.
MARIAN: sabés que suena a exageración, pero ayer me sentía taaaan mal que pensé que no me vendría mal un poquito de terapia...
LA-DE-MARBELLA: mis papás se equivocaron en ds cosas, nada más, que creo que no está mal... esto y que pretendían que comiera aún sin ganas. Lo de comer ya me da igual Esto me doy cuenta de que lo voy arrastrando. Pero me he puesto la meta de solucionarlo.
SUPERFLICKA: ¡es que no quiero serlo! Pero bueno, dicho así mola: estoy luchando por ser imperfecta y disfrutarlo ;-)
CVALDA: dicen por ahí que la mayor sabiduría está en conocer los límites personales, que eso te hace poderoso... a ver si lo aplico!
ANALU:yo pensé que ya se me había pasado el rollo este, pero es que NO se me pasó, es que dejé de estar en un sistema normal de exigencias de estas... ¡así cualquiera!
DANILO: me quedo con eso de que hay que ver las cosas importantes, que a veces son las menos "perfectas", como la gente o el sentirse bien :-)
A todos nos ha pasado, en mi casa fueron muy estrictos conmigo porque decían que YO PODIA y eso quieras o no te marca porque siempre buscas la perfección que al final no existe, porque nadie en esta vida es perfecto, sería muy aburrido serlo. Muchos besos
ResponderEliminarWAITING: la excusa era la misma... sí que podía, pero quién me quita ahora las contracturas por estrés, no?
ResponderEliminarHola Denise!
ResponderEliminarHe disfrutado leyendo tu entrada y los comentarios. Por cierto, ¡me apunto a las reuniones de Perfeccionistas Anónimas! jeje...
A mí parece que se me escapó todo de las manos cuando fui madre. Es bueno, porque recién ahora estoy aprendiendo a descubrir a mis hijas como individuos, no como una extensión de mí misma. ¡Pobres! Sé que a veces se lo hago pasar mal, pero ahora siento que estoy curando heridas.
A mí mis padres no creo que me exigieran por encima de mis posibilidades, pero yo siempre me he exigido mucho. ¿El resultado? Pues un año en tratamieto por ansiedad (afortunadamente este episodio pasó hace ya unos cuantos años) y todo a mi alrededor sigue igual. Supongo que así ha de ser. Creo que en la vide debemos descubrir el lugar que ocupamos, no tratar de adaptarlo todo a nuestro sentido de las cosas.
En fin, que los pequeños fracasos no son más que nuevos impulsos para superarnos a nosotras mismas. Eso sí, de vez en cuando hay que parar a fin de disfrutar de nuestras imperfecciones, y sacarle a las cosas un punto de humor; que, si no, en este mundo nos acabaremos volviendo todos tarumbas.
Un abrazo!
Marta
EL perfeccionismo es la semilla de muchos problemas psicológicos. Exigirse tanto pasa factura. Por eso como dice Celes, la arruga e sbella y la imperfección puede hace redondo un objeto.
ResponderEliminarFANMA: es que empiezo a sentime como que a ratos se me escapa de las manos... me observaré y si no... para eso están "los que saben" ¿no?
ResponderEliminarMARTA: yo supongo que es muy difícil, es una de las cosas que me da más miedito de ser mamá...
Guau... ¿qué mas te puedo decir, si ya te han dicho todo? Eso me pasaba montones en el cole... Pero una vez me saqué un 26 en música... y todos mis amigos sacaron notas parecidas ((26 de 100, ¿verdad?)) que me liberé... No empecé a ser mediocre, pero ya la perfección no me importaba... tanto...
ResponderEliminarTodos tenemos dudas sobre nuestra cerrera, nuestra vida y nuestra vocación porque no entendemos todo sobre ellas. Pero el aprender que es imposible saberlo todo, ayuda a combatir esas inseguridades... Chaaoooooo!!! :D :D :D
**gkeubu**
Por supuesto que no... yo tambíen he pasado por eso, no por querer ser perfecta sino porque mi mamá me lo exigía hasta que llegué a la universidad, estudié algo por equivocación, aprobé todos los cursos para poder tener beca y he acabado trabajando en algo que no tiene nada que ver con mi carrera pero que ha sido lo que siempre me ha gustado, así que las notas de la carrera no me sirvieron para mucho pero si me sirvió los valores que tienes innatos en tí y que te hacen buena en algo.
ResponderEliminarBesitos.
:(
ResponderEliminarA mi me comparaban con mi hermano..
snif snif
Deberías hacer cosas mal a proposito, como terapia.
ResponderEliminarUAS: un 26? jijiji, yo me hubiera muerto, te lo juro---
ResponderEliminarJESSIKA: es que al final la vida hace lo que le da la gana y lo de las notas no es consecuente con tu vida posterior!
JAIBLOGUITO: :-( uy... eso creo que es peor!
FANMA: jajaja, lo intenté alguna vez y no funciona, me sigo sintiendo mal... igual es de insistir!!! jiji
hola denise..... aquí congraciándome con tus letras.!!! y dejo lo siguiente:
ResponderEliminar"el éxito está en la actitud... si fuéramos perfeccionistas, no tendríamos la capacidad de disfrutar las cosas ricas de la vida que te dan los frutos de tu esfuerzo, la capacidad de tu ser"
el perfeccionista, es el ser mas infeliz del mundo, nunca está saciado, nunca está conforme, ve el punto negro en la sábana blanca.
En buena hora soy imperfecta... son bienvenidos a mi mundo!!!!
yo tampoco lo soy, debo decírselo a mi mamá.
ResponderEliminarPAULA: tienes razón con lo de la actitud!
ResponderEliminarNEA: y dile a tu madre que he dicho que yo que no importa!!!